El ejercicio puede ofrecer muchos beneficios a nuestra salud, como la prevención de enfermedades, o la ayuda para combatir otras, como han descubierto científicos, que demostraron que el ejercicio podría ayudar a retrasar el crecimiento del cáncer de próstata.
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El ejercicio segrega proteínas protectoras
Según la investigación publicada en la revista Prostate Cancer and Prostatic Diseases, el ejercicio aeróbico intenso podría ayudar a segregar unas proteínas llamadas mioquinas, que llegarían a tener un efecto anticancerígeno, principalmente en el cáncer de próstata.
Estas mioquinas son segregadas por los músculos, y suelen aumentar en cantidad una vez que se realiza ejercicio físico, principalmente si este es intenso.
Otras investigaciones anteriores han demostrado que las mioquinas podrían ser muy beneficiosas, principalmente en cuanto al cáncer se refiere, ya que:
- Ayudan a evitar que el cáncer crezca.
- Haciendo que las células cancerígenas mueran, induciendo un proceso conocido como apoptosis (muerte celular).
- Estimulan la producción del sistema inmunológico para combatir el cáncer.
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La bicicleta estática puede ser la mejor opción
Los investigadores encontraron que el ejercicio aeróbico de alta intensidad, principalmente la bicicleta estática, podría ser el tipo de ejercicio más benéfico para lograr la segregación de las mioquinas y tener un impacto en el cáncer de próstata.
Para llegar a esta conclusión, a los 9 participantes que tenían cáncer de próstata avanzado, se les indicó que debían realizar 34 minutos de ejercicio intenso en la bicicleta estática, y posteriormente les tomaron muestras de sangre para evaluarla.
Las muestras de sangre, tomadas antes, justo después y 30 minutos después de realizar ejercicio aeróbico, y posteriormente también sirvieron para realizar un suero que fue aplicado a un cultivo con células del cáncer, demostrando que:
- Justo después del ejercicio sí había un aumento en proteínas y células del sistema inmunológico, pero principalmente de mioquinas, en la sangre.
- El suero que se recolectó justo después del ejercicio, tenía un efecto anticancerígeno de aproximadamente 17%, que lograba reducir el crecimiento de células cancerígenas.
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Las sesiones también influyen
Aunque la segregación de mioquinas y los beneficios pueden obtenerse incluso desde la primera sesión de ejercicio aeróbico intenso, expertos sugieren que lo ideal es realizar sesiones constantes, para así poder tener un beneficio completo y resultados más notorios.
Esto se debe a que, aunque el efecto de las mioquinas puede estar activo durante al menos 72 horas (3 días), la cantidad de estas proteínas volvía a la normalidad luego de 30 minutos de descanso, y podía ser menos eficaz, pues su efecto anticancerígeno era poco menos del 7%.
De esta manera, resulta necesario mantener una rutina de ejercicio constante para poder tener beneficios más notorios y que puedan mantenerse estables por más tiempo, que aunque no son una cura, sí podrían extender el tiempo de vida de los pacientes.
(Con información de: Prostate Cancer and Prostatic Diseases, Saval Net.)