La filosofía japonesa tiene uno de los conceptos más famosos para explicar el propósito de vida: Ikigay. Esta cosmovisión oriental permite a los creyentes dotar de una “razón de ser” o “motivo para levantarse cada mañana”.
Esta palabra hace referencia al punto de equilibrio entre lo que amas, lo que sabes hacer, lo que el mundo necesita y lo que te pueden pagar.
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La filosofía del Ikigai busca la felicidad y el bienestar a través de un sentido de propósito que da valor a la vida, ya sea en el trabajo, en las relaciones o en una contribución a la comunidad. No se trata solo de tener un trabajo o un pasatiempo, sino de encontrar aquello que da sentido, satisfacción y equilibrio a la vida.
Los 4 pilares de Ikigay
1. ¿Qué amas? (Pasión)
Incluye las actividades que disfrutas y te hacen sentir vivo. Puede ser enseñar, cocinar, cuidar, crear o ayudar.
2. ¿En qué eres bueno? (Vocación)
Se refiere a tus talentos naturales o habilidades que has desarrollado con el tiempo. Identificarlas te ayuda a reconocer tu potencial.
3. ¿Qué necesita el mundo? (Misión)
Alude a las causas o problemas que te importan y en los que puedes contribuir. Dar un sentido social a lo que haces genera satisfacción y conexión.
4. ¿Por qué te pueden pagar? (Profesión)
Representa la parte práctica: aquello que puede convertirse en tu medio de vida y mantenerte económicamente estable.
Diversos estudios respaldan que vivir con propósito mejora la salud integral:
- Reduce el estrés y la ansiedad: al tener claridad sobre lo que se desea, se experimenta mayor calma emocional.
- Fortalece la resiliencia: permite afrontar mejor los cambios y dificultades de la vida.
- Promueve la longevidad: investigaciones japonesas han demostrado que las personas con propósito viven más años y con mejor calidad de vida.
- Aumenta la motivación y la energía: hacer lo que se ama y tiene sentido mantiene la mente activa y el cuerpo en movimiento.
Tener un propósito vital se asocia con una menor incidencia de enfermedades crónicas y con un mejor cuidado personal, pues las personas con metas claras suelen adoptar estilos de vida más saludables.
Para aplicar este concepto en tu vida, puedes comenzar con los siguientes pasos:
- Haz una lista de las cosas que amas, en las que eres bueno, lo que el mundo necesita y por lo que podrías recibir un ingreso.
- Busca coincidencias entre las listas; allí puede estar tu ikigai.
- Haz pequeños cambios hacia lo que te acerque más a ese propósito, sin presionarte por resultados inmediatos.
- Cuida tu equilibrio: el ikigai no se trata solo del trabajo, también incluye bienestar emocional, vínculos y salud.
¿Ya tienes un motivo de vida?
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