Aunque pudiera parecer que se trata de una decisión que no tiene ningún impacto, los expertos aseguran que la temperatura del agua con la que nos duchamos sí puede influir o tener impactos en nuestro cuerpo, pero entre el agua fría o agua caliente, ¿cuál es mejor para bañarse?
Seguramente habrás escuchado que hay quienes prefieren las duchas con agua caliente, y otros que prefieren ducharse con agua fría; lejos de tratarse exclusivamente de un tema de preferencias, la decisión que tomamos podía influir en nuestro cuerpo, ya que cada una puede tener un beneficio específico.
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Eso sí, además de beneficios, tanto el agua fría como el agua caliente, podrían causar efectos negativos en la salud si no se tiene cuidado en su uso al ducharse, y pueden darse situaciones como daños en la piel o alteraciones en el ritmo cardíaco.
Sin embargo, independientemente de esto, parece ser que el agua fría y el agua caliente, pueden ser útiles y convenientes para diferentes zonas del cuerpo, lo que debe considerarse a la hora de elegir con cuál bañarnos.
Los beneficios de las duchas calientes
Ducharse con agua caliente puede ser una de las opciones más populares entre algunas personas, principalmente durante el invierno o antes de ir a la cama, ya que usualmente este tipo de duchas están asociadas a una sensación de bienestar, calidez y relajación.
Esto ocurre principalmente porque los baños con agua caliente pueden activar el sistema nervioso parasimpático, lo que puede ayudarnos a relajarnos, ya que se encarga de, por ejemplo, desacelerar el ritmo cardíaco.
Además de estos efectos, bañarse con agua caliente pueden tener otros beneficios, como lo pueden ser:
- Relajar los músculos.
- Mejorar la salud cardiovascular.
- Beneficia el sueño, ayudando a que lo conciliemos más fácil.
- Relajar las articulaciones.
- Ayuda a tener una piel más limpia.
- Puede eliminar tensiones musculares o torceduras.
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Beneficios de ducharse con agua fría
Por otro lado, encontramos las duchas con agua fría, que también puede ser muy popular, principalmente cuando estamos en temporada de verano, o entre las personas que buscan tener un empujón de energía al comenzar el día.
De hecho, este es uno de los principales beneficios de bañarse con agua fría. Se ha demostrado que, en efecto, bañarnos con agua fría puede contribuir a que nos sintamos más enérgicos, ya que suele activar las terminaciones nerviosas de la piel debido al frío percibido, lo que nos mantendrá más activos.
Pero los beneficios del agua fría al bañarse no se quedan ahí, ya que se ha demostrado que las duchas con una temperatura fría, puede:
- Reducir la inflamación, principalmente en las piernas.
- Quitar el dolor.
- Mejorar la circulación sanguínea.
- Reducir el estrés y la ansiedad.
- Disminuir la fatiga y el malestar muscular.
- Ayudar a tener una piel más hidratada y sana.
- Dar brillo al cabello.
Entonces, ¿cuál es mejor? ¿Fría o caliente?
Los expertos dicen que el que una sea mejor que otra, en realidad dependerá en gran parte de cada persona, no solo de sus gustos, sino de los beneficios que busca para su cuerpo, así como de sus características de salud generales.
Se ha observado, por ejemplo, que las personas con artritis pueden beneficiarse más de las duchas con agua cálida durante las mañanas, ya que les ayuda a relajar sus articulaciones; por otro lado, los deportistas suelen tener mejores resultados con agua fría, pues pueden desinflamar sus músculos.
Además, aseguran que lo ideal sería hacer una variación entre ambas temperaturas, alternando su uso mientras nos duchemos, aunque como apunta la doctora Débora Nuevo, especialista de Medicina Interna del Hospital Nuestra Señora del Rosario, es importante que no provoquemos cambios bruscos de temperatura.
La experta asegura que los cambios bruscos de temperatura del agua en nuestro cuerpo deben evitarse, pues pueden producir un evento conocido como lipotimia, que consiste en un desmayo de forma repentina, debido a una presión arterial baja.
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La mejor opción podría ser el agua tibia
Aunque el debate siempre es entre el agua fría o el agua caliente, hay expertos que aseguran que el cuerpo podría verse más beneficiado, y expuesto a menos riesgos, si se utiliza agua tibia en lugar de caliente o fría para ducharse.
Esto se debe a que, normalmente, los baños con temperaturas muy extremas o inclinadas hacia lo caliente o lo frío, podrían tener más contras que pros, como:
- El agua muy caliente puede causar resequedad de la piel, favorecer la dermatitis, y propiciar la flacidez. También aumenta los riesgos de quemaduras o daños cardíacos.
- Cuando el agua es muy fría, puede ser perjudicial para el sistema inmunológico, causar malestar en los pulmones, así como un estrés muy fuerte al cuerpo, y alterar el ritmo cardíaco.
(Con información de: WebMD, Hospital Universitario Ntra. Sra. del Rosario, Priderma.)