Los bebés son especialmente propensos a deshidratarse, es decir, pueden sufrir con mayor facilidad una pérdida excesiva de líquido corporal. Esto quiere decir que no tienen el líquido suficiente que necesita su cuerpo, lo que puede ser un problema bastante grave. Es importante conocer las señales de alarma que nos pueden estar indicando que el pequeño está viviendo una deshidratación.
¿Por qué los bebés son propensos a deshidratarse?
A diario todos perdemos agua corporal, ya sea a través del sudor, de las lágrimas, de la orina o de las heces. Ese líquido lo solemos recuperar gracias a la alimentación de cada día.
Los bebés suelen estar más expuestos a la deshidratación porque no son capaces de reponer el líquido que han perdido en exceso. Los cuerpos de los bebés y de los niños están compuestos de más agua que los de los adultos (más o menos, en un 70 por ciento) lo que les hace más sensibles ante esta complicación.
Además de ello, los bebés suelen orinar mucho más que las personas adultas lo que también hace incrementar el riesgo. Por otro lado, al no saber hablar, no pueden indicar que tienen sed.
Algunas posibles causas que hacen que los niños pierdan importantes cantidades de líquidos y sales minerales pueden ser las siguientes: diarrea, fiebre, vómitos intensos, transpiración excesiva por la práctica prolongada de ejercicio o altas temperaturas, entre otras.
(Foto: Pinterest)
No existe un tiempo específico en el que un bebé se deshidrate. Esto es porque depende del motivo que haya desencadenado la deshidratación y también depende de la edad y otros factores. Y es que, más que tiempo, lo que considerará el especialista es si se trata de un problema leve o grave, y también la causa por la que se deshidrató el pequeño, con la finalidad de presentar un tratamiento adecuado.
¿Cuáles son las señales de alarma que presenta un niño con deshidratación?
Los siguientes signos pueden ser una señal de alarma:
-Menos orina de lo habitual: un signo de deshidratación es que el pequeño haga menos pipi y que la orina tenga un olor más oscuro y un olor más intenso de lo habitual.
-Labios y lengua secos: podrás darte cuenta que sus labios están más resecos y su lengua tiene un aspecto áspero.
-Pérdida de peso: un gran porcentaje del cuerpo del bebé se compone por agua, al no tener tanto líquido puede reflejarse en una pérdida de peso.
-Fontanelas hundidas: estas áreas, zonas blandas en la parte superior del cráneo del bebé, pueden verse hundidas.
-Llanto sin lágrimas: el bebé podría llorar pero sin producir lágrimas.
(Foto: Tomada de la web)
Aunque la deshidratación puede aparecer de forma leve o moderada, si percibes alguno de estos síntomas en tu bebé debes llevarlo con el médico.
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(Con información de: Ser padres y Guía Infantil)