RESPONSABILIDAD AFECTIVA

¿Cómo tener responsabilidad afectiva en tu relación?

La responsabilidad afectiva es uno de los principales ingredientes para construir vínculos románticos saludables, ¿sabes lo que significa?

La falta de responsabilidad afectiva es un problema cada vez más común entre los jóvenes y adultos.
La falta de responsabilidad afectiva es un problema cada vez más común entre los jóvenes y adultos. Créditos: Canva
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El término responsabilidad afectiva es cada vez más común, especialmente cuando se trata de relaciones de pareja, pero, ¿sabes realmente lo que significa? Entender este concepto puede hacer una gran diferencia en la calidad de tus vínculos románticos. Esto es todo lo que tienes que saber al respecto de la mano de los expertos.   

De acuerdo con la académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Mariana Gutiérrez Lara, la responsabilidad afectiva es un término orientado a la percepción que tienes o que puedes tener sobre el impacto de tus palabras y actos en los demás. 

En pocas palabras, es entender que lo que vas a decir o hacer tiene consecuencias en la otra persona. Al respecto, la Lic. Claudia Oregel Mendoza, orientadora Psicopedagoga en el Área de Acompañamiento Estudiantil, de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), detalla que se trata de aprender a responsabilizarse no solo de nuestras acciones, sino de nuestros sentimientos.   

La experta asegura que la responsabilidad afectiva crea vínculos sanos, es decir, aquellos que nos permiten experimentar seguridad a partir del afecto. Consiste en ejercer las relaciones con libertad, cuidando de ti, pero también de la otra persona.

Responsabilidad afectiva en tu relación de pareja   

Claudia Oregel detalla que la responsabilidad afectiva no se trata de reciprocidad, sino de honestidad y respeto, de no herir los sentimientos del otro intencionalmente y de tener en cuenta que lo que no significa nada para ti, puede significarlo todo para el otro.

“Se trata de valorar los sentimientos ajenos”, asegura la experta de la UAG.

Actualmente, existen muchas tendencias en las relaciones de pareja donde no se toma en cuenta la responsabilidad afectiva, como el llamado ghosting, que consiste en terminar una relación cortando toda comunicación repentinamente, sin dar ninguna explicación. Esto crea inseguridad en la otra persona. 

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También es común el gaslighting, que implica una invalidación de la pareja en todos los sentidos, desde sus sentimientos hasta su físico, haciéndole creer que todo lo que piensa está mal.

Otras acciones que delatan una falta de responsabilidad afectiva, incluyen no cumplir con las promesas que se hacen, dar falsas esperanzas, dañar con actos o palabras a la pareja e invalidar las emociones de la otra persona.

¿Cómo tener responsabilidad afectiva?

Será necesario tener en cuenta algunos puntos, ya que muchas veces podemos tener una falta de responsabilidad afectiva sin darnos cuenta, pues no es algo de lo que se nos hable a edades tempranas. Esto es lo que no puedes dejar pasar para empezar a trabajarlo: 

  • Identifica lo que te gusta y lo que no en una relación y si tus propias necesidades se cumplen o están permitiendo situaciones tóxicas
  • Ten en mente que tu pareja tiene sentimientos y necesidades igual de importantes que los tuyos
  • Sé honesto sobre si encuentras todo lo que necesitas en tu relación y si tienes las características que favorecen que la otra persona se sienta cómoda 
  • Prioriza la comunicación y escucha en tu relación, recuerda que nada es obvio, evita las suposiciones
  • Di la verdad, siempre con comunicación asertiva y empatía
  • Establece acuerdos y ajustes, de manera que cada uno sume al proyecto vital del otro 
  • Si la relación no es lo que esperabas, propón separarse de manera respetuosa y saludable
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La Gaceta de la UNAM detalla que la responsabilidad afectiva es un comportamiento, por lo que requiere que lo aprendamos, lo desarrollemos y lo mejoremos a lo largo del tiempo y las experiencias. El primer paso es empezar a ser conscientes de nuestras propias emociones y sentimientos, para tomar en cuenta los de la otra persona con la misma importancia. 

(Con información de Gaceta UNAM, UAG, Telva)