Como las discusiones en pareja son algo prácticamente inevitable, lo ideal es que aprendamos a discutir constructivamente, es decir, a hacerlo de forma orientada a resolver un conflicto mediante el diálogo. Puesto que es normal que llegue el momento en que diferimos de intereses, expectativas, o simplemente, surjan malentendidos.
¿Cómo discutir (constructivamente) y ganarle a mi pareja?
De acuerdo con la web de psicólogos Psicología y Mente, existen ochos pasos que podemos seguir para discutir con la pareja de manera constructiva. Después de todo, ellos aclaran que: “En realidad, discutir solo significa tratar un problema y las razones a favor o en contra de dos maneras de abordarlo, independientemente de si hay sentimientos de enfado o no”.
- Detecta el problema fundamental a tratar. Es algo que debe ser hecho entre los dos miembros de la pareja, y que ayuda a encarrilar la discusión y a dar herramientas para no dejar que se cambie de tema.
- Afronta la discusión como un asunto comunicativo. Hay quienes se sienten tentados de convertir las discusiones en una batalla en la que deben quedar ganadores. Esta lógica frentista es totalmente contraria a la naturaleza de las discusiones constructivas, que son abordadas como un fenómeno comunicativo.
- Distingue los sentimientos de los hechos. Es fundamental que en una relación amorosa se distinga entre lo que se siente y lo que se hace, puesto que solo lo segundo puede ser conocido por el otro a partir de hechos objetivos.
- Hay que saber utilizar las pausas. En los momentos en los que parezca que alguna de las personas involucradas en la discusión de pareja empieza a sentirse visiblemente frustrada y enfadada, hay que dejar una breve pausa que sirva para bajar el tono y relajarse. Esto puede ser comunicado de manera explícita, dado que es un motivo perfectamente válido para postergar unos minutos o segundos el intercambio de argumentos.
- No saques a discusión viejos conflictos. Cualquier intento de cambiar de tema para sacar a relucir viejas rencillas personales debe ser visto como una bandera roja, motivo en sí mismo para no dar explicaciones sobre ese tema y redirigir la discusión hacia el tema tratado.
- No interrumpas. Algo tan sencillo como esencial. Si no se respeta este principio, de manera natural el tono de la voz va a ir elevándose, haciendo que también cambie el tipo de implicación personal que se imprime sobre la discusión y entrando en la lógica competitiva por ser quien tiene la última palabra.
- Reformula lo que el otro dice. Es bueno intentar explicar con las palabras de uno mismo lo que el otro ha dicho. Esto sirve tanto para mostrar respeto hacia las ideas del otro como para ayudar a comprender mejor a la otra persona, al darle la oportunidad de corregirnos.
- Practicad la asertividad. Los excesos relacionados con la ira y el enfado no es el único problema a prevenir en una discusión de pareja. Además, existe el riesgo de que una de las partes involucradas no diga todo lo que piensa al respecto del tema tratado, ya sea por inseguridad o por la adopción de una actitud pasivo-agresiva.
En resumen, discutir se trata de abordar un problema y las razones a favor o en contra de dos maneras de abordarlo, y es un momento que debe estar orientado a resolver un conflicto mediante el diálogo, no a ganarle a tu pareja. Por lo que los ochos puntos anteriores deben ser valorados en el inevitable momento de tener una discusión en pareja.
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