En el entorno global actual, donde la salud pública y la seguridad económica convergen como ejes estratégicos, México se encuentra ante una disyuntiva crítica: o consolida su liderazgo como plataforma industrial en salud, o cede terreno frente a decisiones comerciales unilaterales que amenazan su posición. La próxima revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), prevista para 2026, ya genera impactos concretos. La industria de dispositivos médicos, altamente regulada y considerada estratégica para la salud y la economía nacional, está en el centro de esta coyuntura.
Diversos medios han documentado recientemente cómo la incertidumbre generada por esta revisión ha comenzado a desacelerar inversiones, retrasar decisiones empresariales y elevar los niveles de riesgo país. La agencia Moody’s advirtió que México ya está resintiendo una caída en la inversión extranjera directa, especialmente en sectores exportadores como el de dispositivos médicos, debido a señales ambiguas sobre el futuro del tratado y las condiciones arancelarias que lo acompañan.
Te podría interesar
- Sector Salud
Economía ofrece quitar “obstáculos” para desarrollo de industria farmacéutica y de dispositivos médicos
- Medical Expo 2025
Innovación y retos presupuestales, advierte el sector de dispositivos médicos
- Dispositivos médicos
Aranceles podrían frenar la industria de dispositivos médicos: Carlos Salazar
Un aspecto adicional que merece atención es que, según información publicada en Reforma, el sector privado mexicano ha tenido que solicitar formalmente que la revisión del T-MEC no sea utilizada por Estados Unidos como una excusa para imponer nuevos aranceles. Y no es una petición abstracta. La imposición de tarifas textiles y la amenaza de aranceles a componentes médicos bajo la Sección 232 de la legislación estadounidense podrían poner en jaque una de las cadenas de suministro más exitosas de la región de América del Norte.
Un sector estratégico que ya siente la presión
Desde Baja California, el clúster de dispositivos médicos más importante de América Latina ha señalado con oportunidad la necesidad de revisar las condiciones arancelarias que afectan a ciertos insumos críticos, como los textiles técnicos altamente especializados. Empresas de referencia internacional han compartido que estos materiales, esenciales para la fabricación de ortesis, soportes médicos, sistemas de monitoreo, entre otros, actualmente enfrentan dificultades por la ausencia de oferta nacional viable, lo que ha derivado en incrementos de costo significativos.
Si bien el desarrollo de proveedores nacionales es un objetivo compartido y en el que hemos contado con el acompañamiento y apertura de la Secretaría de Economía, se trata de un proceso técnico y regulatorio que requiere tiempo, inversión sostenida y marcos de transición adecuados. En sectores altamente normados como el de dispositivos médicos, avanzar hacia una cadena de proveeduría nacional fortalecida implica entender los plazos y particularidades de los insumos críticos, evitando decisiones que, aunque bien intencionadas, puedan generar disrupciones operativas o afectar empleos especializados en regiones estratégicas.
A este panorama se suma la investigación 232 en curso por parte de Estados Unidos, que podría traducirse en tarifas a productos mexicanos bajo el argumento de “seguridad nacional”. Una medida de este tipo, sin excepciones para el sector de dispositivos médicos, no solo sería económicamente injustificada, sino también contraproducente para ambos países: aumentaría los costos para hospitales y sistemas de salud en Norteamérica y pondría en riesgo la continuidad operativa ante emergencias sanitarias, como quedó demostrado durante la pandemia, y debilitaría la competitividad de América del Norte frente a regiones como Asia, particularmente frente a China e India.
El T-MEC debe proteger, no castigar, al sector salud
Diversos capítulos del T-MEC, particularmente el Capítulo 11 sobre Obstáculos Técnicos al Comercio (OTC), el Capítulo 12 sobre Buenas Prácticas Regulatorias y el Capítulo 25 sobre PYMES, promueven la eliminación de barreras innecesarias al comercio, la cooperación técnica entre las Partes y el desarrollo de marcos regulatorios compatibles que faciliten la innovación. Estos principios deben reforzarse en la próxima revisión del tratado, especialmente en sectores estratégicos como el de dispositivos médicos, que requieren condiciones predecibles, interoperabilidad normativa y reconocimiento mutuo de estándares de calidad. Mantener un entorno comercial claro, justo y técnicamente coherente no sólo favorece a las empresas, sino también a los sistemas de salud de toda la región.
Proteger la cadena de valor de dispositivos médicos implica, entre otras acciones urgentes:
- Renovar las exenciones arancelarias a textiles y materias primas altamente reguladas, mientras se avanza en una estrategia realista de contenido nacional.
- Excluir al sector de dispositivos médicos de medidas punitivas como la investigación 232, mediante gestiones diplomáticas proactivas que reconozcan su papel estratégico.
- ?Seguir incluyendo a representantes industriales y clústeres en las mesas de revisión del T-MEC, asegurando que las reglas reflejen la realidad operativa del sector y que se mantenga un diálogo técnico continuo que permita anticipar riesgos y proponer soluciones viables.
- Establecer compromisos regionales de seguridad en salud, que garanticen el flujo de insumos críticos durante crisis sanitarias, sin bloqueos comerciales.
Una cuestión de soberanía tecnológica y salud pública
Más allá del interés económico, lo que está en juego es la soberanía tecnológica de México en salud. No podemos hablar de un sistema de salud fuerte y resiliente si dependemos de insumos sujetos a vaivenes arancelarios o a decisiones políticas unilaterales de otros países. Consolidar una industria nacional fuerte en dispositivos médicos es parte de la soberanía sanitaria del siglo XXI.
La presidenta Sheinbaum ha reconocido públicamente el papel de este sector como motor de desarrollo económico e innovación. Pero este reconocimiento debe traducirse en acción: eliminar aranceles injustificados, blindar la cadena de suministro y garantizar certeza jurídica para los inversionistas que han apostado por México.
Conclusión
La revisión del T-MEC no puede convertirse en un escenario de castigo para el sector salud. Al contrario, debe ser la oportunidad para fortalecer el compromiso trilateral con la innovación, la competitividad productiva y la accesibilidad de tecnologías médicas. México tiene todo para liderar esa agenda, pero necesita tomar la iniciativa desde ahora. Sin aranceles, sin fricciones, y con visión de largo plazo.
Te invito a seguir la conversación sobre salud, tecnología e industria en mis redes: LinkedIn: Carlos Alejandro Salazar Gaytán
Facebook: Carlos Salazar
X (antes Twitter): @DispositivoMed
