En 1975 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 8M como el Día Internacional de la Mujer, conmemorando la fecha en la que mujeres trabajadoras de Nueva York se manifestaron en 1908 para exigir mejores condiciones laborales y derechos políticos.
El objetivo de esta fecha es recordar las luchas y logros de las mujeres en el ámbito político, social, económico y laboral, por tanto, es un buen momento para reflexionar sobre la participación de las mujeres en la Academia Nacional de Medicina y resaltar los desafíos que aún enfrentamos las mujeres en todo el mundo, como la discriminación, la violencia de género y la falta de igualdad en el lugar de trabajo.
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Hace menos de un mes se conmemoró otra fecha con objetivos similares, enfocada en igualdad de género en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Según datos de la Unión Europea, en 2019 solo el 33% de los trabajadores en las ciencias eran mujeres, y la brecha de género es aún más amplia en los puestos de liderazgo y alta dirección. A la fecha, sólo 22 mujeres han recibido un premio Nobel en una disciplina científica.
En su libro “Academia Nacional de Medicina de México, Notas históricas” la Académica Martha Eugenia Rodríguez Pérez documenta que fue el 4 de septiembre de 1957 cuando ingresó la primera mujer, la Dra. Rosario Barroso Moguel, en la Sección de Anatomía e Histología Normales y Patológicas, a 93 años de su fundación.
Ocho años más tarde se incorporó la Dra. Julieta Calderón de Laguna, a la Sección de Cancerología. Entre 1968 y 1970 sólo fueron aceptadas tres médicas.
Paulatinamente hemos ingresado muchas más, sumando actualmente 139, lo que representa el 22% del total de Académicos.
Ciento quince (82%) hemos ingresado en este milenio, pero debido a que deben pasar 15 años del ingreso para la titularidad, solo 16% de los titulares son mujeres, y solo el 60% de los departamentos tienen representación femenina.
La buena noticia es que la feminización de la medicina provocará que en los próximos años dicha representatividad vaya en aumento. Si bien las mujeres hemos ocupado cargos en distintas mesas directivas, solamente una mujer, la Dra. Teresita Corona Vázquez, ha sido presidente, luego de 156 años de presidencias masculinas.
Los conceptos igualdad y equidad de género no deben utilizarse de forma intercambiable. El primero se refiere al derecho a tener las mismas oportunidades, derechos y responsabilidades que los varones, mientras que el segundo se refiere a tener el mismo acceso a oportunidades y recursos.
La equidad de género es un derecho fundamental y constituye la meta 5 de las Metas de Desarrollo Sostenible y el objetivo 3 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas. En ellas se destaca el compromiso de “no dejar a nadie atrás”, a través de un enfoque inclusivo y equitativo.
Estos conceptos no deben entenderse como la representatividad “por cuotas”, sino que deben reconocer el valor que las mujeres aportamos a la sociedad, nuestras necesidades, perspectivas y capacidades.
La medicina mundial se ha regido por normas establecidas por el sistema patriarcal. Es momento de utilizar plenamente el potencial y la creatividad de cada persona, incorporando las necesidades y perspectivas femeninas. La Academia Nacional de Medicina debe ser una plataforma para amplificar nuestras voces y generar un impacto significativo en la lucha por los derechos de las mujeres, la igualdad de género, la representación e inclusión de mujeres en la ciencia.