La historia del cine se encuentra plena de grandes cintas que han hablado acerca de personajes que sufren de personalidades múltiples, son momentos increíblemente desconcertantes y que se presentan con cuadros clínicos sorprendentes; probablemente el más recordado de los últimos años es Tyler Durden en “El Club de la Pelea” con Brad Pitt y Edward Norton, si no la han visto, dejen de leer esta columna y corran a verla ante la consiguiente spoiler alert.
Dentro del campo de la psiquiatría a estos padecimientos se les conoce como Trastornos Disociativos. Estos problemas tienen en común el hecho de que existe una desconexión entre el sujeto y su medio ambiente, sin tener un falso reconocimiento como en los desórdenes psicóticos; la función intelectual, el reconocimiento del entorno, o incluso, la identidad, se vuelven borrosas y confusas. Por eso mismo, la clasificación incluye a los episodios amnésicos, la despersonalización o desrealización y la identidad disociativa.
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Los eventos amnésicos se caracterizan por la pérdida de un período de tiempo en la vivencia de una experiencia. Ya sea olvidar completamente una experiencia, generalmente asociada a momentos traumáticos, todo un mecanismo de defensa ante lo inaceptable.
Existe un fenómeno relativamente frecuente conocido como fuga disociativa, donde los sujetos de repente despiertan en un sitio diferente al último que recuerdan y presentaron horas o días completos con comportamientos automáticos.
Probablemente, el más citado, en los ya nombrados ejemplos del cine, son las despedidas de soltero donde el novio aparece en un sitio remoto el día antes de la boda sin saber cómo llegó ahí.
La despersonalización se refiere a cuando alguien percibe la sensación de no ser él mismo, a diferencia de la desrealización donde la alteración se comenta alrededor de lo que rodea a la persona y no a su ser.
Cuando se han hecho encuestas en población general, hasta el 70% han mencionado que en algún momento de la vida han tenido eventos similares, lo cuál no debe de extrañarnos, ya que cuando la ansiedad suele ser muy intensa podemos defendernos de esta forma.
Trastornos disociativos
El problema viene cuando estas situaciones son desmesuradamente frecuentes y alteran el funcionamiento de los individuos. Inclusive siendo necesario evaluar la integridad del lóbulo temporal ya que frecuentemente se encuentran alteraciones en este lugar del cerebro que se encarga, entre otras funciones, de mi contacto aterrizado con la realidad.
Finalmente, con lo que abrimos esta columna; las personalidades múltiples, actualmente trastorno de la identidad disociativa. Se podría considerar el grado máximo de la capacidad disociativa del ser humano, donde se llega a forjar otra forma de ser completa, generalmente disímbola, a veces hasta complementarias de tan distintas, incluyendo diferente género, edad o condición de vida.
Hay que ser justos diciendo que estos casos son extremadamente raros en la práctica de la salud mental, son motivo de artículos de publicación internacionales y de estudio por consejos de expertos. De ahí, que sean tan llamativos para el cine, pero casi nadie, o nadie puede decirnos que ha conocido a alguno.
El mensaje con respecto a este tema que se nos debe de quedar en la cabeza es que cuando los eventos estresantes y la ansiedad superan a nuestros mecanismos de afrontamiento de la realidad, algunos cerebros pueden responder desconectándose y alterando su funcionamiento con la realidad, intelecto o identidad; todos estos, si son muy frecuentes y desconcertantes, dignos de una evaluación por un experto en el campo de la neuropsiquiatría.