Solo basta con encender el televisor en los días de vacaciones de fin de año, todo el contenido de las películas que pasan son familias reunidas, felices, comida deliciosa, reuniones con sonrisas, muchos regalos… en fin pura gozadera.
Definitivamente, seríamos fuertemente tachados como “grinches” si no estamos sintonizados con el modo sonrisa de todos los que están a nuestro alrededor. El ambiente no está diseñado para la presencia de individuos tristes, acongojados, atribulados y llenos de pesar relacionado a las fechas de fin de año.
5 consejos para mantener una buena salud mental en vacaciones de fin de año
Es difícil pensar que, durante esta época, existen motivos neuroquímicos, sociales, culturales y personales que pueden echar por tierra el mantenernos contentos de posada en posada.
(Foto: Especial)
Dentro de los químicos hay que ser muy claros en que el cambio de horas de exposición a la luz solar modifica de forma importante los patrones de producción de neurotransmisores en el cerebro.
Es dramático el contacto con menores niveles de serotonina, noradrenalina y dopamina, sustancias muy importantes para cumplir los días sin tristeza ni ansiedad y con buena capacidad de disfrute y motivación por los eventos que tengo en la vida.
A esto es a lo que se conoce como trastorno afectivo estacional, hay que decir que México no es un país que se reconozca por presentar altas incidencia de este padecimiento, ya que no tenemos un cambio de clima tan drástico como el de los países nórdicos, donde la prevalencia de esta molestia llega a ser de hasta el 30% de la población durante los meses cruentos de invierno.
Social y personalmente, es frecuente que nos vengan ciertos conflictos:
- el contenido melancólico de los que ya no están
- la siempre oportuna obligación de hacer corte de caja y pensar en los objetivos cumplidos y faltantes del año
Esto nos hacen entrar en modo reflexivo y con tonos de tristeza mayores a las de otras temporadas del año.
Ojo, cuidado con la revisión de los objetivos y metas no logrados, lo digo para que seamos más realistas en las expectativas que generemos para el 2023.
(Foto: Especial)
Es por todas estas razones que no está de más poner sobre la mesa unas sencillas rutinas que nos pueden ayudar a defendernos contra la nostalgia navideña:
- Come de todo, pero deja pasar un tiempo suficiente para que tu cerebro sienta el estímulo de la saciedad y así solo comas lo que tu cuerpo te pide y no lo que tus ganas de hartarte de las “viandas decembrinas” le ordena a tu cerebro.
- Descansa, duerme siesta, desvélate, pero en la medida de lo posible trata de desordenar lo menos posible tu rutina de sueño… en caso contrario nos vemos el primer lunes de enero temprano.
- Sé que es difícil y me estoy imaginando perfecto la cara al leer este consejo. Trata de conservar cierto ritmo de activación física. Los neurotransmisores y hormonas corporales que se liberan con el ejercicio son una de las mejores defensas que podemos activar contra de la depresión navideña.
- Trata de hacerte un presupuesto y adelántate a la tentación de “rasparle el casco al centurión” de la tarjeta de crédito de forma descontrolada e impulsiva, porque siempre tendremos una buena excusa para hacer un gasto inesperado en las vacaciones.
- Estar en fin de año no te obliga a estar “feliz como lombriz”, si no te sientes como para escuchar “jingle bells” y “El burrito sabanero” 30 veces seguidas. Date la oportunidad de reconocer tus emociones y si sientes que este malestar es muy molesto, háblalo con tu red de apoyo para que te ayuden a decidir si necesitas ayuda.
Si habiéndote advertido de todas estas situaciones, de forma consciente decides ignorarlas, seguro tus posibilidades de deprimirte en este fin de año se incrementarán, además de que es más probable que te expongas inclusive a la depresión asociada al principio del 2023. La salud mental también incluye pensar en la prevención.