Las Tostadas Charras, que se promocionan como tostadas de maíz, son bastante populares en México, sin embargo, un análisis a detalle de su información nutrimental indica que, aunque pueden ser una opción para elaborar algunos platillos, no son una opción sana de consumo.
Las tostadas
Se trata de un producto muy popular en México, debido a que se pueden utilizar como base para muchos platillos, principalmente en los más tradicionales, considerándose un alimento de uso prácticamente cotidiano.
Sin embargo, parece que las Tostadas Charras no son tan sanas como podría parecer y que, como explica el Poder del Consumidor, pueden aportar más que un buen sabor a la comida (y quizás no en un buen sentido).
Demasiado sodio, grasas y calorías
El análisis de El Poder del Consumidor, detalla que este producto alimenticio tiene tres principales problemas: tiene gran cantidad de sal, grasas y calorías.
Cada una de estas tostadas aporta 483 calorías por cada 100 gramos (lo que equivale a 116 calorías por cada dos tostadas), lo que representa entre el 5.8 y 7.3% de las calorías que se requieren al día, esto sin contabilizar los posibles alimentos que se colocarán encima.
De estas calorías, más de la mitad tiene origen en las grasas añadidas que contiene, de las cuales:
- 46% son grasas
- 20% son grasas saturadas (cada dos tostadas tienen 2.62 gramos).
En cuanto al sodio, se calcula que cada dos Tostadas Charras consumidas (que son 24 gramos), aportan 185 mg de sodio, lo que representa casi el 10% del consumo de sodio recomendado para los adultos según la Organización Mundial de la Salud, y el 12% en el caso de los niños.
Contiene aditivos peligrosos
Por si fuera poco, el análisis ha encontrado también que las tostadas charras contienen tres aditivos alimenticios que pueden ser dañinos para la salud, principalmente en el caso de los niños, y de los cuales no existe ninguna advertencia en el empaque.
Los aditivos que las Tostadas Charras contienen son:
- Tartrazina (amarillo 5).
- Amarillo ocaso (amarillo 6).
- Dióxido de silicio.
Los dos colorantes mencionados son productos que están derivados del petróleo, y se ha visto que pueden afectar a los niños, induciendo cambios importantes y negativos en la conducta, teniendo incluso la capacidad de desarrollar o inducir trastornos de hiperactividad y déficit de atención.
En cuanto al dióxido de silicio, se ha visto que cuando se consume en grandes dosis, puede conducir a daños en los pulmones (en la zona de los alvéolos) que evitan la entrada del oxígeno al cuerpo. Y como extra, este producto afecta a las neuronas.
Además, estos productos pueden ser considerados como alérgenos: es decir, pueden inducir una respuesta alérgica importante, que dependiendo de la persona, podría llegar a causar la muerte.
(Con información de: El poder del consumidor.)