Aunque no podemos caerle bien a todo el mundo, tratamos de mantener las relaciones más saludables que podamos. Desde un saludo cordial hasta un acto sin un interés personal, día con día podemos realizar diversas actividades que nos permitan mantener una conexión humana. A pesar de todos los esfuerzos que realizamos, llegamos a sentir que todo el mundo está enojado con nosotros. ¿Por qué sucede esto? Aquí te decimos las razones.
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Sentir que todos están enojados contigo puede ser una experiencia emocionalmente abrumadora. Esta percepción puede surgir de situaciones específicas o ser una reacción más general a las interacciones sociales. A menudo, esta sensación se relaciona con la inseguridad personal o la ansiedad, lo que puede hacer que interpretamos las acciones y expresiones de los demás de manera negativa, incluso cuando no hay motivos reales para pensar así.
Al expresar tus preocupaciones y vulnerabilidades, es posible que descubras que las percepciones que tienes no coinciden con la realidad de cómo se sienten los demás, lo que puede ayudarte a aliviar esa carga emocional. ¿Qué otras acciones nos pueden ayudar? Quédate en esta nota para conocerlo.
¿Por qué parece que todos están enojados conmigo?
De acuerdo con Ángel Sánchez, en algunos momentos de nuestra vida nos cruzamos con gente que se enfada a menudo. Nos da la sensación de que todo lo que hacemos está mal o estamos constantemente alerta porque tenemos la sensación de que en cualquier momento “la vamos a regar” y se van a enfadar con nosotros.
El portal añade que aquí nos estamos sintiendo como una niña en lugar de como una adulta. Estamos en el “se van a enfadar conmigo y me van a reñir” en lugar de colocarnos como adultas en un “tiene derecho a enfadarse, ya lo gestionaremos”. Pero puede que también sintamos esto con personas que no tienen motivo para enojarse con nosotros.
Itae Psicología explica que la opinión de los demás es importante, eso es natural. Considerar lo que los demás piensan acerca de lo que vivimos, o incluso acerca de nosotros mismos, nos permite comprender mejor nuestro entorno y adaptarnos mejor a él. La aportación de los demás, puede ser también una valiosa información, que nos ayude a tomar una decisión en un momento determinado. Sin embargo, esto deja de ser saludable cuando constantemente estamos pensando en ello.
Psychology Today detalla que las personas criadas en entornos invalidantes a menudo desarrollan una mayor ansiedad por las relaciones interpersonales. Pueden vivir en un estado perpetuo de preocupación, temiendo que sus acciones provoquen ira o decepción en los demás. Esta ansiedad puede manifestarse como una necesidad crónica de tranquilidad, lo que lleva a comportamientos como disculparse en exceso o cuestionar sus interacciones.
El portal agrega que cuando nos pasa esto, reconocer estos patrones es el primer paso hacia la curación. La terapia puede proporcionar un espacio seguro para desentrañar estos sentimientos y desafiar los patrones de pensamiento negativos que refuerzan este ciclo. Pero la terapia no es obligatoria para la curación; muchas personas encuentran apoyo y curación a través de prácticas como la atención plena y la autocompasión. Así podrás reducir este malestar de pensar que todos están enojados contigo.
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