Es bien sabido que el estrés, y principalmente cuando es crónico, puede causar daños en la salud, como daños cardiovasculares o gastrointestinales. Un nuevo estudio ha encontrado que, además, vivir con estrés crónico podría hacerte desarrollar depresión y la pérdida de placer.
Diferentes investigaciones han encontrado que cuando una persona experimenta estrés crónico, puede quedar más susceptible a padecer diferentes tipos de enfermedades, que no quedan limitadas a una sola parte del cuerpo.
De hecho, los expertos aseguran que el estrés puede tener repercusiones importantes en todo el cuerpo, desde daños cardiovasculares (y un aumento en el riesgo de hipertensión), hasta alteraciones en la microbiota intestinal.
Además, el estrés crónico también podría ser un factor muy importante e influyente en nuestra salud y bienestar emocional y psicológico, ya que incluso puede alterar nuestro comportamiento.
El estrés crónico altera nuestro comportamiento y salud emocional
Una investigación publicada en la revista Molecular Psychiatry, de Nature, demostró que el estrés crónico podría ser capaz de inducir daños como la pérdida del placer ante actividades que resultaban agradables, e incluso depresión.
Los autores de la investigación aseguran que, aunque todavía se desconoce con exactitud cuál es el proceso que se sigue, parece ser que el estrés crónico puede inducir cambios en nuestro cerebro, que a su vez crean problemas a la hora de que nuestro comportamiento se adapta a situaciones negativas.
Y por si fuera poco, el estrés crónico podría también incrementar los riesgos y dejarnos más susceptibles a padecer condiciones de tipo neuropsiquiátricas, como lo es la depresión.
(foto: freepik)
El estrés crónico produce cambios neuronales
Los investigadores de la Universidad de Augusta, en Estados Unidos, notaron que el problema está principalmente en una zona cerebral, donde un grupo de neuronas reaccionan aumentando su actividad eléctrica y poniéndose hiperactivas ante el estrés.
Las neuronas responsables, llamadas POMC o proopiomelanocortina, están ubicadas en el hipotálamo, una región cerebral encargada de cumplir funciones diferentes, entre las cuales se encuentran:
- La liberación de hormonas, como la oxitocina, la famosa hormona del amor.
- La regulación de las necesidades de nuestro organismo, como el hambre, la sed o el sueño.
- Junto con el sistema límbico, controlan y regulan las emociones básicas.
Cuando estas neuronas son sometidas a estrés, principalmente crónico, son capaces de cambiar su comportamiento típico, y volverse más excitables y activas, lo que conlleva de forma secundaria a que se activen cambios en el comportamiento y la conducta.
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El tiempo que dure el estrés también influye
Los investigadores utilizaron un grupo de ratones para el experimento, que fueron sometidos a diferentes pruebas para activar una respuesta de estrés prolongado durante un período de 10 días.
En las pruebas, los ratones mostraron cambios significativos en el nivel de actividad de sus neuronas POMC, aunque los posteriores efectos dependían en gran parte del nivel de estrés y el tiempo al que habían sido sometidos a estos:
- Los ratones que fueron sometidos a un estrés agudo (es decir, menos de 3 días de estrés), aunque sí tuvieron activación neuronal, no fue suficiente para inducir cambios del comportamiento.
- Los que fueron sometidos a estrés subagudo (3 días), y crónico (10 días), tuvieron cambios neuronales, y también presentaron emocionales y de comportamiento, que son asociados a depresión, como pérdida de interés, placer y satisfacción (anhedonia).
Además, encontraron que una reducción e inhibición aguda de la actividad de estas neuronas, era suficiente para revertir los cambios y afectaciones que habían ocurrido en el comportamiento.
(Con información de: Molecular Psychiatry, Fisioterapia online.)