Con la llegada de las lluvias y temporadas de calor, el contacto con el agua se convierten en inevitable, pero también puede ser un foco de infecciones oculares si no se mantienen en condiciones óptimas de higiene. Una de las más frecuentes es la conjuntivitis, una inflamación de la conjuntiva que puede tener origen viral, bacteriano o alérgico.
De acuerdo a la Clínica Mayo, "la conjuntivitis es igual de contagiosa que el resfriado común".
La conjuntivitis es el nombre médico de la inflamación de la conjuntiva, la membrana transparente que recubre la parte blanca del ojo y el interior de los párpados. Esta inflamación puede ser causada por infecciones (bacterianas o virales), alergias, o irritantes como el humo o el polvo.
Los síntomas comunes incluyen:
- Enrojecimiento
- Picazón
- Lagrimeo
- Sensación de arenilla en los ojos
- Secreción
- Visión borrosa.
En el caso del verano y las vacaciones, en las albercas el riesgo aumenta cuando el agua no está bien desinfectada o hay muchas personas nadando al mismo tiempo debido al riesgo de contaminación.
Los riesgos para contraer conjuntivitis
El agua de lluvia, especialmente en áreas urbanas, puede contener partículas de polvo, contaminantes atmosféricos o microorganismos suspendidos, por lo que puede ser un riesgo para esta enfermedad. En otras palabras, cuando hay mucha contaminación ambiental, el agua de lluvia puede arrastrar polvos, gases industriales o contaminantes, irritando los ojos. Esto puede provocar ojos rojos, irritación o reacciones alérgicas, pero no es lo mismo que una conjuntivitis infecciosa.
En áreas de aguas estancadas, como charcos o cisternas destapadas, podrían proliferar bacterias u hongos. Si una persona entra en contacto con estas aguas y se frota los ojos, existe un riesgo bajo, pero más plausible, de desarrollar una infección. No obstante, esto no se debe a la lluvia en sí, sino a la acumulación de agua contaminada.
Según la Secretaría de Salud, "Para los especialistas del sector salud una manera efectiva de evitar la conjuntivitis es con higiene y acciones como no tocarse los ojos ni colocarse lentes de contacto sin haber lavado correctamente las manos. Además, no compartir objetos personales como cosméticos, toallas o pañuelos, cambiar las fundas de las almohadas con frecuencia y reemplazar los cosméticos para los ojos regularmente".
Si te mojas la cara o los ojos bajo la lluvia, enjuágalos con agua potable limpia. Evita frotarte los ojos con las manos, más aún si has estado en exteriores. Si sientes irritación al mojarte los ojos, una lavada cuidadosa con suero salino estéril puede aliviar los síntomas.
Adicionalmente, si notas alguno de los síntomas anteriores, consulta a un profesional de salud, podría tratarse de una infección y se requiere diagnóstico y tratamiento.
Las piscinas bien mantenidas y con buena circulación de agua presentan un riesgo muy bajo de contaminación. El problema surge en albercas públicas con alta afluencia y poca supervisión del tratamiento del agua. Las prácticas de higiene y el control adecuado de la calidad del agua son esenciales para prevenir enfermedades relacionadas con la natación como la conjuntivitis.
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