¿Por qué los adolescentes que fuman tienen menos materia gris? Un estudio publicado en Nature Communications, llevado a cabo por investigadores de las universidades de Cambridge, Warwick, en Inglaterra, y Fudan, en China, reveló que los adolescentes que comienzan a fumar a los 14 años presentan una reducción significativa de materia gris en los lóbulos frontales de la corteza prefrontal, en comparación con quienes no lo hacen.
Esta región cerebral, clave para funciones como la toma de decisiones, el autocontrol y la búsqueda de nuevas sensaciones, se ve especialmente afectada, impactando directamente el comportamiento y las capacidades cognitivas.
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¿Por qué los adolescentes que fuman tienen menos materia gris?
La Revista UNAM Global informó que los investigadores analizaron imágenes cerebrales de aproximadamente 800 jóvenes de 14, 19 y 23 años, obtenidas en centros de investigación de Europa. Compararon los cerebros de fumadores precoces con los de no fumadores, encontrando que la pérdida de materia gris es más rápida en quienes comenzaron a fumar antes.
Además, observaron que esta pérdida también se asocia con el consumo de alcohol y marihuana, mostrando un vínculo entre el inicio temprano del consumo de sustancias y un deterioro acelerado del cerebro.
La materia gris, ubicada en la corteza prefrontal, es responsable de funciones cognitivas superiores como atención, memoria y aprendizaje.
Guadalupe Ponciano Rodríguez, experta de la Facultad de Medicina de la UNAM, explica que esta estructura cerebral es crucial para el desarrollo humano, permitiéndonos razonar, resolver problemas y controlar nuestras emociones y comportamientos. En la adolescencia, el cerebro atraviesa un periodo crítico de maduración, caracterizado por procesos como la poda neuronal (eliminación de conexiones sinápticas innecesarias) y la mielinización (mejora de la comunicación entre neuronas).
El estudio destaca que la exposición temprana a la nicotina interrumpe estos procesos de desarrollo, afectando especialmente a los adolescentes debido a la inmadurez de su sistema nervioso central. Según Ponciano Rodríguez, “cuanto más joven sea el cerebro al exponerse a sustancias como la nicotina, mayores serán las alteraciones”.
Además, la nicotina activa los receptores del sistema de recompensa cerebral, liberando grandes cantidades de dopamina, lo que genera una sensación de placer inmediata. Esto impulsa a los adolescentes a repetir el consumo, creando patrones adictivos y aumentando la probabilidad de involucrarse en conductas de riesgo, como el consumo de otras drogas, sexo sin protección y deportes extremos.
En México, el inicio del tabaquismo ocurre cada vez a edades más tempranas, alrededor de los 13 años. Por ello, esta investigación representa una llamada de atención para implementar estrategias de prevención más efectivas, orientadas a retrasar el contacto de los adolescentes con sustancias nocivas y proteger su desarrollo cerebral.
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