La adolescencia. Cuando pensamos en esa etapa recordamos los momentos felices con nuestras amistades, las tardes en la explanada de la preparatoria y lo entusiasmados que estábamos por el futuro, así como los desencuentros que teníamos con nuestros padres y ahora que vivimos con nuestro hijo. Actitudes groseras que poco nos acercan. ¿Por qué pasa y cómo actuar ante las confrontaciones? Aquí te lo decimos.
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Las confrontaciones con las y los adolescentes puede ser un desafío para los padres, pues suele surgir en momentos de frustración o en respuesta a la presión social. Este comportamiento no sólo puede ser molesto, también puede afectar las relaciones.
Abordar esta actitud de manera efectiva requiere paciencia, comprensión y una estrategia bien definida para enseñarles habilidades sociales y de comunicación más adecuadas, así como procurar una relación saludable entre padre-hijo.
¿Qué hacer cuando tu hijo es grosero?
De acuerdo con Nemours TeensHealth, en la adolescencia mientras el hijo va cambiando y convirtiéndose en esa nueva persona capaz de tomar sus propias decisiones, es posible que a los padres les cueste bastante adaptarse al cambio. Todavía no han tenido tiempo para acostumbrarse al nuevo "yo"; todavía lo ven como a aquel niño a quien no le importaba que lo decidieran todo por él.
El portal añade que en la mayoría de las familias, es este proceso de adaptación es lo que suele provocar muchas discusiones entre padres e hijos. Las y los adolescentes se enfadan porque consideran que sus padres no los respetan y no les dejan espacio para hacer lo que les gusta, y los padres se enfadan porque no están acostumbrados a no tener el control o porque no están de acuerdo con las decisiones de los adolescentes. Guía Infantil identifica otras razones por las cuales suceden estas confrontaciones:
- Los cambios físicos y emocionales: los numerosos cambios físicos y emocionales que experimenta en esta etapa pueden provocar que esté agresivo el adolescente. Además, a esto se le suma la inestabilidad psicológica que atraviesa y que dificulta sus relaciones sociales
- Falta de control emocional: el adolescente experimenta todos los cambios que sufre con una gran intensidad. Cualquier situación conflictiva puede provocar una mezcla de emociones que el joven aún no sabe manejar
- Percepción y críticas a su entorno: es una etapa donde los jóvenes pueden percibir injusticias en el trato dentro del seno familiar o, incluso la ausencia de los padres que no pasan todo el tiempo que quieren con ellos
Eresmamá explica que cuando tienes una confrontación con tu hijo adolescente, es normal sentir frustración o confusión. Sin embargo, es importante manejar la situación con calma y claridad para enseñar límites adecuados sin perder la conexión emocional. Por ello, deja los siguientes consejos para lograrlo:
- Mantén la calma y evita reaccionar de manera impulsiva: reaccionar de manera impulsiva no sólo puede empeorar la situación, también puede perpetuar un ciclo de falta de respeto. Es importante recordar que tú también enfrentaste desafíos similares durante tu juventud. Aunque te sientas herido o frustrado, debes entender que una grosería no se resuelve con otra, sino con una respuesta pensada y constructiva
- Haz una pausa para reconocer tus emociones: antes de intentar resolver el conflicto con tu hijo, tómate un tiempo para reconocer y procesar tus propias emociones. Tomar una pausa te ayudará a recuperar la calma y enfocarte en identificar posibles soluciones
- Identifica patrones de comportamiento negativos: ¿Te grita? ¿Te interrumpe con constancia? ¿Te insulta o te hace sentir culpable por establecer límites? Analiza cómo respondes a cada una de estas situaciones y que detecta cuáles son los comportamientos que más se repiten. Al reconocer estos patrones entenderás mejor la dinámica que se está desarrollando entre ustedes y podrán trabajarlos juntos para corregirlos
- Busca comprender qué fue lo que detonó la confrontación: identificar las causas subyacentes servirá para abordar el problema de manera más efectiva y ayudará a tu hijo a sentirse apoyado
- Ten una conversación luego: cuando esté dispuesto a conversar, explícale por qué su comportamiento fue inaceptable y discutan juntos cómo pueden evitar situaciones similares en el futuro. Esta conversación se debe realizar en un ambiente pacífico, libre de gritos y confrontaciones, donde ambos puedan expresar sus sentimientos y puntos de vista con respeto
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