El Papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio), falleció el 21 de abril de 2025 a los 88 años en la Casa Santa Marta del Vaticano. Durante los últimos meses, el Pontífice enfrentó serios problemas de salud y el Vaticano confirmó que la causa de muerte fue un ictus o derrame cerebral que derivó en coma, seguido de un fallo cardiocirculatorio irreversible.
En febrero, el Papa Francisco fue hospitalizado por una infección respiratoria que evolucionó a neumonía bilateral, permaneciendo 38 días en el hospital Agostino Gemelli de Roma.
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Fue dado de alta el 23 de marzo y participó en la Misa de Pascua este 20 de abril, aunque se presentó en silla de ruedas y con escasa intervención verbal, lo que denotaba que seguía recuperándose de sus problemas de salud.
"Queridos hermanos y hermanas, buena Pascua", dijo el pontífice con una capacidad pulmonar demasiado débil.
¿Qué es un derrame como el tuvo el Papa Francisco?
Según informó el Vaticano, el Papa Francisco falleció a causa de un ictus cerebral que derivó en coma, seguido de un fallo cardiocirculatorio irreversible.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que un ictus se refiere a un accidente cerebrovascular (ACV), mejor conocido como derrame o infarto cerebral. Se trata de una complicación de salud que puede causar la muerte y en quienes sobreviven, deja secuelas como pérdida de visión o habla, parálisis y confusión.
Según la Clínica Universidad de Navarra, ocurre cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se interrumpe o reduce, privando al tejido cerebral de oxígeno y nutrientes esenciales.
Existen dos tipos de ictus o accidente cerebrovascular:
- Infarto cerebral. Se produce por la obstrucción del flujo sanguíneo en una arteria a causa de un coágulo, lo que genera una disminución del flujo sanguíneo en una parte del cerebro. También se le conoce como trombosis o embolia.
- Hemorragia o derrame. Ocurre cuando hay una rotura de una arteria, lo que causa una hemorragia en el cerebro que afecta el funcionamiento.
Los síntomas más comunes de un derrame incluyen:
- Pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo (cara, brazo y pierna del mismo lado)
- Dificultad para hablar
- Pérdida de sensibilidad u hormigueos en la mitad del cuerpo
- Pérdida súbita de visión en un ojo o reducción de la visión en uno o ambos ojos.
- Aparición brusca de mareos, pérdida del equilibrio o caídas sin explicaciones.
- Dolor de cabeza muy intenso distinto del habitual
Estos síntomas pueden comenzar de manera súbita (repentinamente) o gradualmente. En los casos donde la función cerebral se recupera en menos de dos horas, se habla de un accidente isquémico transitorio y la capacidad cerebral se recupera por completo.
Atender los síntomas de inmediato es clave para disminuir la posibilidad de secuelas graves y muerte. Cada minuto que pasa pueden morir millones de neuronas, lo que compromete gravemente la salud cerebral.
Por su parte, un fallo cardiocirculatorio significa que el corazón no puede bombear suficiente sangre rica en oxígeno para satisfacer las necesidades del cuerpo, lo que causa el fallo de otros órganos y puede llevar a la muerte. Entre las condiciones que pueden causarlo se encuentra la presión alta, la diabetes, la obesidad y problemas cardiacos previos, como arritmias y endocarditis.
Causas de un derrame cerebral
La OMS menciona que el accidente cerebrovascular es poco común en personas menores de 40 años, pero cuando ocurre, la causa principal es la hipertensión arterial o presión alta, por lo que se le considera uno de los factores de riesgo más importantes junto con el tabaquismo.
Otras causas importantes de un derrame incluyen:
- Enfermedades cardiacas, como la fibrilación auricular
- Obesidad
- Diabetes mellitus descontrolada
- Niveles elevados de colesterol y/o triglicéridos
- Abuso en el consumo de alcohol y sustancias
La OMS señala que de cada 10 personas que fallecen por derrame o ictus en todo el mundo, cuatro podrían salvarse si su presión arterial se hubiera controlado. Entre los menores de 65 años, dos quintas partes de las muertes por ictus están relacionadas con el tabaquismo.
Recordemos que desde el año 2021, el Papa Francisco tuvo que ser hospitalizado hasta en cuatro ocasiones para tratar diversas afecciones, incluyendo una neumonía bilateral y una operación de colon.