Estudios revelan que los infartos ocurridos durante la noche pueden provocar menos daño cardíaco. Durante años se creyó que un infarto era igual de grave sin importar la hora del día. Sin embargo, investigaciones recientes en biología molecular han demostrado que el momento en que ocurre un ataque cardíaco influye directamente en el nivel de daño al músculo cardíaco.
La explicación está en el reloj circadiano, un sistema interno que regula funciones clave del organismo: presión arterial, frecuencia cardíaca y la respuesta inmunitaria. Todo ello a lo largo del día y la noche.
De acuerdo a la Clínica Universidad de Navarra, "El ritmo circadiano es la variación periódica de un parámetro biológico cuyo ciclo completo es de 24 horas. Es un término que proviene del latín "circa", que significa "alrededor", y "diem", que significa "día". Este término se refiere a las fluctuaciones físicas, mentales y conductuales que ocurren en un ciclo de aproximadamente 24 horas y que responden, entre otros factores, a la luz y la oscuridad en el ambiente de un organismo".
¿Cómo influye el ritmo circadiano en el reloj biológico?
Según una investigación publicada en el Journal Experimental of Medicine, los neutrófilos (células del sistema inmunitario) actúan como primera línea de defensa ante infecciones y lesiones como por ejemplo un infarto. En este caso concreto, llegan rápidamente al corazón para tratar de reparar el daño, pero un exceso de su actividad puede empeorar la inflamación.
Por esta razón, por la noche los neutrófilos son menos reactivos, producen menos moléculas inflamatorias y generan menor daño colateral al tejido cardíaco.Esto significa que el corazón se inflama menos y se limita la extensión del daño.
El paper académico muestra como durante el sueño profundo, el organismo libera sustancias antiinflamatorias y disminuye la actividad del sistema nervioso simpático.
Es decir, la inflamación excesiva tras un infarto puede agravar el daño cardíaco y afectar la recuperación. Por la noche, esta respuesta inflamatoria está más controlada, lo que protege al músculo cardíaco.
Otras investigaciones identifican varias diferencias como una menor infiltración de neutrófilos durante la noche, la activación favorable de genes del reloj circadiano y, con ello, una respuesta inflamatoria más equilibrada.
Esto no significa que un infarto nocturno no sea grave, sino que el cuerpo está mejor preparado para limitar el daño. Estos descubrimientos abren nuevas posibilidades para el tratamiento cardiovascular. Ajustar medicamentos según la hora del día podría mejorar la eficacia de los tratamientos y reducir complicaciones.
Dolor en el pecho, falta de aire, sudoración fría y molestias en el brazo o la mandíbula requieren atención inmediata para evitar cualquier tipo de riesgo, sin importar la hora.
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