La Clínica Mayo explica que el cáncer de próstata se origina cuando las células de esta glándula masculina comienzan a multiplicarse de manera descontrolada, a continuación, te diremos las señales que no debes ignorar sobre esta enfermedad.
La próstata es una glándula del tamaño de una nuez que produce parte del líquido seminal. El cáncer de próstata es uno de los más comunes entre los hombres y, aunque puede ser grave, la mayoría de los casos crecen lentamente y permanecen confinados a la próstata durante años.
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Los síntomas del cáncer de próstata que NO debes ignorar
Detectar esta enfermedad en sus etapas iniciales es crucial, ya que en sus fases tempranas usualmente no presenta síntomas evidentes o estos son atribuidos erróneamente al envejecimiento.
Estos son los síntomas del cáncer de próstata que NO debes ignorar:
Cambios en los hábitos urinarios
Uno de los primeros indicios del cáncer de próstata suele manifestarse en la alteración de la frecuencia y la calidad de la micción. Síntomas como la necesidad de orinar con más frecuencia, especialmente durante la noche (nocturia), una urgencia urinaria difícil de contener o un chorro de orina débil y entrecortado deben tomarse en serio. Muchos hombres cometen el error de normalizar estas señales como parte natural del envejecimiento o los atribuyen a un agrandamiento benigno de la próstata (hiperplasia prostática benigna). Sin embargo, estos cambios pueden ser la primera advertencia de que algo no está bien y justifican una evaluación médica inmediata para descartar malignidad.
Dolor o molestias persistentes en la zona pélvica
El dolor persistente en la pelvis, la zona baja de la espalda (lumbar), las caderas o los muslos superiores puede ser una señal de que el cáncer de próstata ha progresado y posiblemente se ha extendido más allá de la glándula prostática. Este dolor suele ser sordo pero constante, y no está relacionado con actividades físicas recientes o lesiones musculares. También pueden presentarse molestias o sensación de presión en el área entre el escroto y el recto (el perineo). Ignorar estos dolores atribuyéndolos a problemas de espalda o fatiga es un error común que retrasa el diagnóstico críticamente en etapas donde el tratamiento podría ser más efectivo.
Sangrado urinario o seminal
La presencia de sangre en la orina (hematuria) o en el semen (hematospermia) es uno de los síntomas más alarmantes que jamás debe ser pasado por alto. Aunque estas condiciones pueden estar relacionadas con otras afecciones no cancerosas, como infecciones urinarias o cálculos renales, su aparición requiere una investigación urológica exhaustiva e inmediata. En el contexto del cáncer de próstata, la sangre aparece debido a que el tumor afecta los tejidos circundantes y los vasos sanguíneos. Cualquier manifestación de sangrado, por mínima que parezca, debe interpretarse como una señal de emergencia médica que demanda atención profesional sin demora.
Disfunción eréctil de aparición súbita o severa
Mientras que la disfunción eréctil puede tener múltiples causas, desde factores psicológicos hasta circulatorios, su aparición repentina, especialmente en conjunto con otros síntomas urinarios, puede estar vinculada al cáncer de próstata. Los nervios responsables de la erección rodean la próstata, y un tumor en crecimiento puede dañarlos o comprimirlos, aunado a dificultades para lograr o mantener una erección. Este es un tema particularmente sensible para los hombres, pero abordarlo con un urólogo es vital, ya que puede ser la clave para detectar una condición subyacente grave que necesita tratamiento.
Factores de riesgo que demandan vigilancia activa
Más allá de los síntomas, existen factores de riesgo que elevan significativamente la probabilidad de desarrollar cáncer de próstata y que exigen un programa de vigilancia activa con un urólogo. El principal factor es la edad; el riesgo aumenta considerablemente después de los 50 años. Los antecedentes familiares, especialmente tener un padre o hermano que haya padecido la enfermedad, duplican o triplican el riesgo. La raza también es un factor; los hombres afrodescendientes tienen una incidencia más alta. Para quienes se encuentren en estos grupos, los chequeos regulares que incluyan el antígeno prostático específico (PSA) y el tacto rectal no son una opción, sino una necesidad preventiva, incluso en ausencia total de síntomas.
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