LEUCEMIA

“Tienes leucemia, pero no te vas a morir” Tratamiento da esperanza a pacientes

Antonieta supo que tenía leucemia mieloide crónica después de un chequeo de sangre de rutina previo a colocarse implantes dentales

La leucemia es un tipo de cáncer en la sangre que se divide en aguda y crónica.
La leucemia es un tipo de cáncer en la sangre que se divide en aguda y crónica. Créditos: Canva
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En 2018, Antonieta se preparaba para ponerse implantes dentales y como parte del proceso, le pidieron realizarse unos estudios de sangre previos. Sin imaginarlo, lo que era un simple estudio de rutina, se convirtió en un diagnóstico de leucemia mieloide crónica.

“Los estudios indicaban que mis leucocitos (glóbulos blancos) estaban muy elevados. Le pregunté a un vecino que es doctor y me dijo que me volviera a hacer todos los estudios, que seguro fue un error. Cuando fui a verlo para que me dijera los resultados creí que podría ser solo una infección, pero me dijo que tenía leucemia y que necesitaba atención urgente de un hematólogo”, relata Antonieta en entrevista con Sumédico.

Al conocer su diagnóstico, lo primero que vino a la mente de Antonieta es que se iba a morir, sin embargo, el hematólogo le dijo lo contrario “Sí, tienes leucemia, pero no te vas a morir, desde el año 2000 tenemos nuevos medicamentos que prolongan la vida de los pacientes”.

Foto: Antonieta, paciente con leucemia mieloide crónica

El doctor Luis Antonio Meillón García, médico especialista en hematología detalla en entrevista con Sumédico que la leucemia es un tipo de cáncer en la sangre que se divide en dos categorías principales: 

  1. Agudas. Son sumamente agresivas y evolucionan rápido, pueden matar a un paciente en unas cuentas semanas.
  2. Crónicas. No son tan agresivas, evolucionan más lento, de hecho, permiten que el paciente viva meses o hasta años.

En las leucemias crónicas, existen a su vez dos tipos principales, que son la leucemia linfocítica crónica y la leucemia mieloide crónica, la cual le fue diagnosticada a Antonieta.

La American Cancer Society explica que la leucemia mieloide crónica se origina en determinadas células productoras de sangre de la médula ósea. En esta enfermedad, se produce un cambio genético en las células mieloides o que producen glóbulos rojos, plaquetas y la mayoría de los tipos de glóbulos blancos

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Las células leucémicas crecen y se dividen, acumulándose en la médula ósea y extendiéndose a la sangre, aunque también pueden invadir otras partes del cuerpo como el bazo.

“En las poblaciones de origen anglosajón, como Europa occidental y Estados Unidos, la leucemia linfocítica crónica es mucho más común, mientras que en México y en Latinoamérica, es mucho más común la leucemia mieloide crónica”, apunta el experto, quien además agrega que esto se debe principalmente a la constitución genética.

Una de las principales características de la leucemia mieloide crónica es que es raro que se vean casos en niños, ya que afecta principalmente a los adultos. El promedio de edad de los pacientes en Europa es de 50 años, mientras que, en México, es de alrededor de 40 años.  

“No sabemos exactamente cuántos pacientes hay en el país con leucemia mieloide crónica, nos faltan estudios epidemiológicos”, lamenta el hematólogo.

Leucemia mieloide crónica, una enfermedad de lento progreso

La leucemia mieloide crónica no da síntomas específicos y cuando se presentan molestias, se confunden fácilmente con otra cosa. En el caso de Antonieta, cuenta que un año antes de recibir el diagnóstico, se fue de viaje y notó algunos síntomas raros.

“Tuve un sangrado vaginal estando ya en la menopausia y algunos días después empecé a ver como lucecitas en los ojos. Bajé mucho de peso, como 8 kilos y también tenía una bolita en la piel que se me hizo por una inyección y de pronto creció mucho”.

No se alarmó en ese momento porque estaba pasando por una situación dolorosa: la muerte de su padre, por lo que atribuyó algunas de esas molestias al impacto de la pérdida.

El doctor Meillón puntualiza que la principal manifestación de este tipo de leucemia es el aumento de glóbulos blancos o leucocitos.

“Lo normal es tener un nivel de hasta 10 mil, pero estos pacientes tienen niveles por arriba de 50 mil, incluso hasta 100 mil o 150 mil; esa es una ventaja, porque el médico, sin importar de qué especialidad sea, se alerta y puede enviar al paciente a hematología para que se haga el diagnóstico. Eso no ocurre en otras leucemias”, detalla.

Curiosamente, a pesar de que se presentan cifras tan altas de glóbulos blancos, no es una leucemia tan agresiva.

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“No da síntomas al principio, los leucocitos se van acumulando, lo que le da una evolución lenta, algo característico de las leucemias crónicas”, dice el experto.

En la mayoría de los casos este tipo de leucemia se detecta en un estudio de sangre de chequeo general o antes de someterse a una cirugía o procedimiento médico donde siempre se hacen exámenes de biometría, como fue el caso de los implantes dentales de Antonieta.

“Comúnmente los pacientes llegaban cuando la enfermedad ya está muy avanzada y en esta fase sí se presentan síntomas, hay cansancio, el bazo se inflama porque se empiezan a acumular ahí los leucocitos, lo que causa dolor y comprime el estómago”, detalla el hematólogo.

Afortunadamente cada vez más personas tienen acceso a los chequeos de sangre, lo que permite detectar la enfermedad mucho antes de que se presenten síntomas.

Es importante destacar que entre más tiempo pase y los pacientes lleguen con más síntomas al diagnóstico, se ha visto que hay resultados del tratamiento menos favorables y que la enfermedad se va haciendo cada vez más agresiva.

Pacientes con leucemia pueden tener calidad de vida

Tras el diagnóstico, a Antonieta le hicieron una biopsia de médula y comenzaron con el tratamiento, un medicamento que le causó efectos secundarios, como sudoración, pérdida de peso, ojos hinchados, calambres en la noche muy fuertes y depresión.

Sin embargo, al paso de un par de meses de tratamiento, empezó a ser mucho más tolerable y Antonieta aprendió a convivir con su enfermedad sin pensar todo el tiempo en que se iba a morir. “Mi doctor fue fundamental, me enseñó cómo vivir con esto y salir adelante, incluso me acercó con una fundación de pacientes de bajos recursos para platicar con ellos”.

En esas conversaciones, la paciente conoció a personas que llevan hasta 15 años viviendo con leucemia mieloide crónica, lo que le dio esperanza.   

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Con el tratamiento, la enfermedad de Antonieta dejó de ser detectable en estudios de sangre comunes, ya que sus leucocitos salían normales, la única forma de detectar su leucemia es por medio de exámenes de genética molecular.

Aunque es un buen avance, el médico le dijo que todavía no consigue la remisión, por lo que le cambiaron el medicamento después de un año y medio del diagnóstico.

Hasta 25% de pacientes generan resistencia al tratamiento

Actualmente existen cada vez mejores tratamientos para controlar la enfermedad y dar calidad de vida a los pacientes, como los inhibidores de cinasas de tirosina, que han ido evolucionando para disminuir los efectos secundarios.

En 2001, salió Imatinib, el primer medicamento para el cáncer que se usaba contra un blanco específico, que son las células con mutación y no en general, como ocurre con la quimioterapia.

“Eso fue un parteaguas en la oncología, porque se trataba de un concepto de terapia específica contra las células malignas que ayudó incluso a pacientes en fases avanzadas a tener mejores resultados”, explica el doctor Meillón.

Sin embargo, hasta un 25% de pacientes se vuelven resistentes al medicamento o dejan de ver resultados favorables por los efectos secundarios. 

“El cáncer, como cualquier otra célula trata de sobrevivir e incluso con tratamientos como la quimioterapia donde se destruye una buena cantidad de células, las que quedan constantemente están mutando y eso les da resistencia”, agrega el experto.

Con el tiempo, se diseñaron medicamentos más potentes para aquellos casos en que ya no había respuesta al primer medicamento, pero tenían efectos secundarios negativos en la salud del corazón y los vasos sanguíneos.

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Se estima que hasta 1 de cada 4 pacientes manifiesta 3 o más comorbilidades atribuidas a los efectos secundarios del tratamiento, principalmente riesgo cardiovascular.  “Empezamos a ver que los pacientes se morían más de infarto o de enfermedad vascular cerebral que de leucemia”, puntualiza el hematólogo.

Presentan en México terapia innovadora con menos efectos secundarios

En ese panorama, se presenta en México Asciminib, una nueva terapia para pacientes con leucemia mieloide crónica, con un mecanismo de acción totalmente innovador y diferente a los tratamientos actualmente disponibles.

Este nuevo tratamiento ha demostrado ser dos veces más eficaz con cuatro veces menos efectos adversos, lo que permite controlar de manera óptima la enfermedad y mejorar la calidad de vida del paciente. Es una alternativa efectiva para los pacientes que tienen muy mala calidad de vida debido a la toxicidad de los tratamientos previos. 

“Los pacientes logran una expectativa de vida como la de la población sin leucemia mieloide crónica”, dice el doctor Meillón.

Al respecto, la doctora Viviam Ubiarco, directora médica de Novartis México, señala que este medicamento ya está aprobado por Cofepris y funciona con un mecanismo llamado Stamp, que permite desactivar una proteína para controlar la enfermedad y disminuye el riesgo de efectos secundarios cardiovasculares porque va directamente al punto que genera la enfermedad.

“Ya está disponible en el sector privado y estamos buscando que este mismo año los pacientes del sector público también puedan acceder a este tratamiento innovador”, agrega.

Actualmente, Antonieta tiene 72 años y participa en un protocolo para este nuevo medicamento con tecnología Stamp.

“Empecé con el medicamento hace unos meses y tuve dolor de huesos muy intenso y sangrado vaginal, pero solo fue al inicio, ahora ya estoy bien y solo tengo un breve mareo a veces, hago una vida completamente normal”, dice Antonieta.

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Este tipo de tratamientos innovadores permiten alargar la vida de los pacientes y, sobre todo, que vivan con calidad. “Hace 30 años, las personas con leucemia mieloide crónica tenían un promedio de vida de cuatro a cinco años, a veces mucho menos”, menciona el doctor Meillón. 

Este año se está trabajando también en tratamientos innovadores para enfermedades comunes en México, asegura por su parte Miguel Freire, presidente de Novartis México: “No solo en hematología, sino en muchas áreas terapéuticas como las enfermedades cardiovasculares, que son la principal causa de muerte en México, la esclerosis múltiple y los tumores malignos, principalmente cáncer de mama y próstata, para desarrollar medicamentos más enfocados y con menos efectos secundarios”.

En algunos casos, es posible suspender el tratamiento de por vida

Antonieta toma hoy este nuevo tratamiento, que consiste en tomar una pastilla dos veces al día, la primera con dos horas de ayuno y la segunda antes de dormir, además, debe evitar cítricos como la naranja y la toronja, pues interfieren con el efecto del medicamento.

“También cuido mucho mi alimentación, evito las grasas, el alcohol y los azúcares y procuro moverme todos los días”, dice la paciente.

En una tercera parte de los pacientes con este tipo de medicamentos incluso puede suspenderse el tratamiento de por vida, ya que se reducen al máximo las células malignas y el propio sistema inmune puede combatirlas, evitando que el cáncer en la sangre regrese.

“Pero debe haber una vigilancia con estudios específicos cada mes porque más o menos en el 50% de los pacientes a los que se les suspende el medicamento, la enfermedad se va reactivando lentamente y en algunos casos más agresiva”, advierte el experto.

En pacientes que logran disminuir sus células malignas pero no lo suficiente para suspender el tratamiento, medicamentos como el Asciminib pueden dar el empujón que falta y si se toman desde el inicio de la enfermedad, puede favorecer una remisión más rápida. 

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Sin embargo, un punto clave es que muchos pacientes no toman el medicamento como debe ser y eso en cáncer, no puede ocurrir, enfatiza el doctor Meillón. “Como se trata de medicamentos tomados, con el tiempo los pacientes los van dejando o los omiten para no sentir efectos secundarios algunos días”. 

Por la resistencia a los medicamentos se tienen que dar dosis muy altas, lo que también incrementa los efectos secundarios, por lo que se ha visto que comenzar el tratamiento con un medicamento más potente pero con menos efectos secundarios es la mejor opción, especialmente en casos más avanzados de la enfermedad.

Para las fases más tempranas de la enfermedad se siguen haciendo estudios para comprobar la eficacia del Asciminib, aunque hasta ahora se ha visto que no tiene efectos graves.

“Sigo aquí después de 6 años y tengo esperanzas”

Antonieta tiene muy presente la importancia de tomar el medicamento tal y como lo indica el médico. “He conocido personas que dejan el tratamiento después de varios años y la enfermedad regresa. Hay que ser agradecidos por los tratamientos que hay, yo en mi adolescencia tuve una amiga que murió de leucemia en 6 meses porque antes nadie se salvaba de la enfermedad, hoy sí hay forma de salir adelante”, dice feliz.

A otros pacientes, Antonieta les diría que no tengan miedo del diagnóstico ni de tomar el medicamento, porque muchos han logrado la remisión desde que toman el primer tratamiento.

“En mi caso no ha sido así porque el gen mutó, pero a pesar de eso aquí estoy después de 6 años y tengo esperanzas”, concluye.

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