Cada 19 de octubre se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Mama, una enfermedad que Soledad, de 47 años, enfrenta desde hace 11 años. Su historia comienza como la de muchas mujeres que viven con esta enfermedad cuando en 2013 se sintió una bolita en el seno.
Casualmente, ella había acudido al ginecólogo solo unos días antes de sentirse la protuberancia, sin embargo, en sus exámenes de rutina, no se había detectado ninguna anomalía.
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“Fue a los cuatro días que sentí la bolita y era algo grande”, relata Soledad en entrevista con SuMédico.
Ella es originaria de un pueblo llamado Santa Ana, en el Estado de Hidalgo en México, afortunadamente vivía cerca del médico y en cuanto el especialista se dio cuenta del problema, fue canalizada a la Fundación de Cáncer de Mama (FUCAM).
“Yo tenía mucho miedo porque mi abuela falleció de cáncer de mama y vi por todo lo que pasó”, cuenta.
Después de hacerle varios estudios se confirmó el diagnóstico un 5 de mayo de 2013: tenía cáncer de mama. “Ahí empezó mi trauma, mi delirio. Se me vino el mundo abajo, especialmente porque mis hijos estaban pequeños, lo primero que pensé fue ‘qué va a ser de ellos’”, menciona.
Cáncer de mama, el principal tumor en mujeres
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) muestra que, durante 2022, la incidencia de nuevos casos de cáncer de mama en México fue de 23 mil 790 entre la población de 20 años y más. Del total de muertes por tumores, 7 mil 888 fueron por cáncer de mama.
Al respecto, el Instituto Nacional de Cancerología (INCan) reporta que en México esta enfermedad es el principal diagnóstico de cáncer en las mujeres, así como la principal causa de muerte por cáncer. La edad de presentación es alrededor de los 50 o 52 años, aunque en realidad, puede presentarse a cualquier edad.
“En el INCan hemos visto que han incrementado los casos de manera significativa, solo el año pasado tuvimos 1500 pacientes nuevas”, explica para SuMédico la doctora Diana Fabiola Flores Díaz, oncóloga médica del INCan.
María Luisa Guisa Ortega, directora general de FUCAM, una organización sin fines de lucro, menciona que hace 11 años, se registraba en México una muerte por cáncer de mama cada dos horas y actualmente, cada 78 minutos muere una paciente, lo que indica que las cifras de mortalidad cada día crecen.
A nivel mundial, el cáncer de mama fue el cáncer más común entre las mujeres de 157 de los 185 países considerados en 2022, con 670 mil muertes por la enfermedad, según reporta la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta entidad también señala que aproximadamente la mitad de todos los casos de cáncer de mama afectan a mujeres que no tienen factores de riesgo específicos además del sexo y la edad. Solo entre el 0.5% y el 1% de los casos afectan a varones.
El cáncer de mama es una enfermedad en la que las células de la mama alteradas se multiplican sin control y forman tumores que, de no tratarse a tiempo, pueden propagarse por todo el cuerpo y causar la muerte.
“Cuando escuchas la palabra cáncer, piensas en muerte”
El Instituto Nacional del Cáncer en Estados Unidos destaca que hay varios tipos de cáncer de mama y cada uno tiene una forma específica de tratarse. El adenocarcinoma es el más frecuente, que comienza en las células de los conductos de la leche o los lobulillos.
En el caso de Soledad, el tipo de cáncer que tenía era un carcinoma metaplástico triple negativo, que es muy agresivo y raro, ya que afecta solo a una mujer entre un millón, lo que dificulta el tratamiento.
“Creí que no había esperanza, en cuanto escuchas la palabra cáncer piensas en muerte y no pude evitar pensar ‘por qué a mí’”, relata la paciente.
Tras varios estudios, se determinó que tenían que amputarle el seno de inmediato, otra noticia que afectó mucho emocionalmente a Soledad. “Para mí eso fue muy fuerte, pero después lo pensé mejor y dije ‘está bien, te cambio mi seno por la vida’, porque lo que más quería era ver a mis hijos crecer, que se convirtieran en buenos hombres”, detalla.
Soledad recibió cuatro quimioterapias rojas debido a que su diagnóstico fue triple negativo, lo que significa que no es apta para recibir más tratamiento. Esto aumenta el riesgo de que desarrolle tumores en otras partes del cuerpo, lo cual ocurrió con ella.
“Me dieron tumores en la cabeza, luego en mis pulmones y estoy por realizarme un estudio para revisarme una bolita que me salió en la espalda”, agrega.
¿Qué causa el cáncer de mama?
La doctora Diana Fabiola Flores Díaz indica que el aumento de casos de cáncer de mama que se ve actualmente se atribuye principalmente a que la población está envejeciendo, por lo que el promedio de vida es mayor. De hecho, se estima que para 2030 los casos de la enfermedad se dupliquen.
“Aquí en el INCan más o menos el 16% de los casos son menores de 40 y un 84% son mujeres arriba de esta edad”, señala.
Sin embargo, el cáncer de mama se puede presentar a edades más tempranas, incluso a los 18 o 20 años, aunque no es lo común.
Las pacientes más jóvenes tienen otros factores de riesgo, alerta la especialista, principalmente mutaciones genéticas que favorecen el desarrollo de la enfermedad.
El estilo de vida es uno de los principales factores para desarrollar cáncer de mama, entre ellos los hábitos reproductivos que actualmente han cambiado mucho debido a que las mujeres están retrasando su maternidad hasta después de los 30, los 40 o incluso, los 50.
“La maternidad ocurre a edades más tardías y eso también hace que haya menos lactancia, otro factor importante”, señala la oncóloga médica y agrega que ser mamá después de los 35 puede aumentar el riesgo.
Aunado a ello, el sedentarismo, la dieta alta en grasas y harinas que favorece la obesidad, así como el fumar y el beber alcohol, pueden aumentar significativamente el riesgo de cáncer de mama. También influye la menopausia a edades más tempranas o muy tardía.
“Sabemos que un 40% de los casos de cáncer de mama se podrían prevenir haciendo cambios en el estilo de vida, incluyendo hacer ejercicio todos los días, tener una alimentación balanceada, mantener un peso saludable y dejar de fumar”
Prevenir el cáncer de mama ¿se puede?
La especialista aclara que el cambio de hábitos es una disminución del riesgo, pero no quiere decir que no tendremos la enfermedad solo por eso, ya que el principal factor es ser mujer y con la edad es mayor la posibilidad de presentarlo.
Por su parte, las pruebas anuales tampoco previenen la enfermedad, pero sí nos permiten tener un diagnóstico oportuno en caso de desarrollarlo.
“Desafortunadamente, muchas mujeres no llegan a tiempo al diagnóstico, llegan en etapas avanzadas porque creen que no les va a dar y qué creen, que una de cada siete mujeres en nuestro país tendremos cáncer de mama a lo largo de nuestra vida”, dice María Luisa Guisa Ortega, directora general de FUCAM.
Aprender a conocer los síntomas de alerta es clave para llegar a un diagnóstico a tiempo que brinde la oportunidad de recibir un tratamiento efectivo. En ese sentido, la experta del INCan destaca que el principal síntoma es sentir una bolita o nódulo en la mama, que en la mayoría de los casos no duele, aunque también es importante destacar que las bolitas en los senos no son cáncer siempre, muchas veces son quistes o fibroadenomas, que son totalmente benignos y muy comunes.
No obstante, ante la presencia de un bulto siempre se debe acudir con el médico para que realice las pruebas necesarias, especialmente si hay otros síntomas como cambios en la coloración de la mama, inflamación, pezón retraído, piel de naranja y secreción en el pezón que en algunos casos puede ser sanguinolenta.
“Pero, aunque no se tengan síntomas, todas las mujeres deben realizarse una revisión clínica a partir de los 18 años y aprender a conocer las mamas para detectar cualquier anomalía. A partir de los 20 años, el médico debe hacer una exploración física cada año y ante la presencia de alguna bolita, se debe realizar un ultrasonido mamario”, sugiere la doctora Flores.
A partir de los 40, es fundamental realizarse la mastografía y acudir a recoger los resultados, repetir la prueba cada dos años si no hay anomalías e ir comparando los cambios que muestren las pruebas.
María Luisa Guisa Ortega, directora de FUCAM señala que una detección oportuna permite un tratamiento exitoso, menos costoso y menos mutilante o agresivo, por lo que pide a todas las hijas, madres, abuelas y hermanas que se hagan por lo menos la autoexploración una vez al mes.
“Aunque no tengamos cambios en la mama, también es muy importante estar alerta si aparece una bola en la axila o en el cuello que no duele y que no se quita con antinflamatorios”, explica la especialista del INCan.
Secuelas del cáncer de mama afectan el físico y las emociones
A pesar de lo grave de su estado, Soledad enfrentó con valentía la enfermedad y lleva 11 años de sobrevida, cuando la expectativa era de 3 o 5 años. Ahora, ella pudo conocer a su nieta y asegura que tanto la pequeña como sus dos hijos, han sido el principal motivo por el que sigue viva.
“Me di cuenta que no somos solo unos pechos, somos seres humanos increíbles, únicas e irrepetibles, podemos con eso y más a pesar de todo lo que duele y lo que pasamos”, afirma.
Sin embargo, asegura que una parte muy difícil del cáncer de mama son los cambios físicos derivados de los tratamientos, como la caída de pelo por la quimioterapia y la pérdida de un seno.
Otra de las secuelas que tuvo por las quimioterapias es que constantemente se le duermen las piernas, por lo que no puede estar mucho tiempo acostada o sentada.
“No está padre que te vean peloncita o sin un seno, sientes como la gente te juzga, aunque ahora ya no me afecta, puedo andar sin mi prótesis y no me importa lo que me digan, incluso bromeo y digo que tengo el 50% de descuento”, menciona entre risas.
En FUCAM, Soledad ha recibido no solo apoyo en su tratamiento, sino también terapia psicológica, principalmente la meditación que, según asegura, le ha sido de mucha ayuda, ya que le permite tranquilizarse cuando está muy ansiosa.
“Agradezco mucho haber llegado a FUCAM porque es un proceso muy difícil, largo y doloroso no solo para nosotros como pacientes, sino para la familia, creo que sin ellos no estaría aquí”, refiere.
El cáncer de mama tiene un impacto físico, emocional y económico en las pacientes y sus familias, algo que empeoró cuando se quitó el programa del Seguro Popular. “Si me afectó mucho porque antes lo que pagábamos en FUCAM era mínimo, pero ahora ya tenemos que pagar 280 por la consulta normal y si es de especialidad, hasta 600”, dice al respecto Soledad. “Gracias a Dios el año pasado me regalaron mi mastografía y lo agradezco demasiado”.
Cáncer, una enfermedad cara
Pero no todas las pacientes tienen la suerte de encontrar atención médica a precios más bajos. Soledad explica que, en su comunidad, se han presentado otros casos de mujeres con cáncer que no tienen cómo pagar su tratamiento. “Desafortunadamente, quien tiene cáncer, tiene que tener dinero, porque no alcanza”, dice.
“Por ejemplo, ahorita estoy apoyando a una amiga de aquí del pueblo, la mandé a FUCAM y ya la van a operar, pero estamos viendo qué rifar o cómo ayudarla para que pueda cubrir los gastos”, nos menciona.
FUCAM tiene unidades móviles donde ofrecen estudios en las comunidades más lejanas, incluyendo la mastografía gratuita, el ultrasonido y las biopsias. También dan apoyo con cirugías, reconstrucción mamaria, quimioterapia y radioterapia a bajo costo en el hospital ubicado en Ciudad de México y un par de unidades más pequeñas en Morelos y Oaxaca.
“No es necesario tener seguro social, recibimos a cualquier paciente y cobramos solo una cuota de recuperación que es muy baja”, aclara María Luisa Guisa Ortega.
Desde su experiencia y la de otras pacientes, Soledad afirma que es fundamental que el Estado brinde más apoyos económicos a las pacientes, ya que muchas incluso tienen que dejar de trabajar para poder sobrellevar la enfermedad.
La doctora Fabiola Flores menciona que el cáncer de mama se debe tratar por un equipo multidisciplinario, que incluye al cirujano oncólogo que se encarga de la cirugía para quitar el tumor, por otro lado, el oncólogo médico que da el tratamiento sistémico, como la quimioterapia, la hormonoterapia, la inmunoterapia o la terapia dirigida.
También debe participar el radioterapeuta, que es el especialista en el tratamiento con radiación.
Todas las mujeres podemos tener cáncer de mama
Este Día Mundial del Cáncer de Mama, el principal mensaje que destaca la doctora Fabiola Flores es recordar que todas las mujeres estamos en riesgo de cáncer de mama y también algunos hombres, porque también hay casos en ellos, aunque en menor proporción”
“Debemos aprender a cuidar nuestro cuerpo, conocerlo y procurar un estilo de vida saludable para disminuir el riesgo del cáncer”, señala la experta.
Pero, sobre todo, no podemos olvidar nuestros chequeos, sin importar la edad y aunque no tengamos síntomas, porque un diagnóstico temprano aumenta las probabilidades de curación, llegando hasta un 90 o 99%.
El ultrasonido en mujeres jóvenes y la mastografía a partir de los 40 son la única forma de identificar cambios incluso si no detectamos una lesión o cambio aparente.
María Luisa Guisa Ortega, directora de FUCAM destaca que debemos romper las limitantes para un diagnóstico oportuno, principalmente los tabúes que persisten en comunidades donde los esposos no dejan a las mujeres hacerse los chequeos por “celos”.
“Como mujeres debemos tomar la responsabilidad, hacerlo por amor a nosotras, a la familia y a la vida. Todas somos responsables de nuestra salud”, afirma.
Finalmente, Soledad pide que los doctores le den más importancia a los casos de mujeres que presentan una bolita, sin importar su edad, porque muchas veces asumen que es una bolita de grasa y simplemente dicen que se vigile, pero no hacen estudios o si se detecta el cáncer, hacen un mal tratamiento.
“He visto casos donde las mandan a las ciudades más grandes a que las operen, pero no lo hacen bien y el cáncer se disemina por el cuerpo, por eso siempre les digo que en cuanto se sientan algo raro, vayan con expertos en cáncer”, destaca.
Para ella, la difusión sobre el cáncer es fundamental, los doctores deben acercarse más a las pacientes y explicarles la importancia de los estudios, sobre todo en los pueblos pequeños como en el que ella vive, porque hay gente mayor que nunca sale de ahí y no conoce de la enfermedad.
“El cáncer es una enfermedad que a veces gana, pero debemos tratar de dejar una esencia, un brillo de nuestro ser, seguir hasta el último momento porque eso es lo más bonito que le podemos dejar a nuestra familia”, afirma sobre su propia experiencia.
“Se vale llorar y sufrir, pero no quedarnos ahí, sino ser un ejemplo para los demás y seguir, así de simple. Hay que vivir día a día, disfrutar el momento, cada segundo, cada aliento, cada comida, hasta un vaso de agua, porque no sabemos cuándo nos vamos a morir”, concluye.
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