El cáncer en niños y adolescentes, aunque puede llegar a ser muy grave y mortal, puede ser curable; sin embargo, para tratar adecuadamente a los a los niños con cáncer, hay que enfrentar muchos retos, explica el experto en oncología pediátrica, el Dr. Marco Aguilar.
Se estima que en México, al menos para 2021, existía el reporte de 90 casos de cáncer infantil por cada millón de niños; sin embargo, los especialistas aseguran que estas cifras aumentan año con año.
(foto: freepik)
Además, el cáncer infantil representa la primera causa de muerte por enfermedad en todos los niños y adolescentes de hasta 18 años de edad en todo el mundo, independientemente del nivel de ingreso económico de los países.
Por esta razón, el Dr. Marco Aguilar, oncólogo pediatra, y jefe del departamento de oncología del Instituto Nacional de Pediatría (INP), afirma que el cáncer infantil se trata de un problema de salud pública muy grande, que debe ser atendido como tal.
“La palabra clave que va a solucionar este problema es la prevención”
El especialista asegura que el cáncer infantil se trata de un problema de salud pública, tanto nacional como internacionalmente, que además es muy grande, por lo que para explicarlo y buscar resolverlo, no basta con una sola explicación o estrategia, se necesitan varias.
Asegura que el cáncer infantil debe ser observado desde una perspectiva de salud pública, y debe hacerse un acercamiento salubrista, orientado no solo al tratamiento, sino a la prevención de diferentes factores involucrados, que deben superarse para poder beneficiar a los pacientes.
Estos factores involucrados, que actúan más como obstáculos o barreras que pueden dificultar la atención médica, así como un futuro tratamiento efectivo y la recuperación de los niños y adolescentes que sufren de cáncer, deben ser atendidos desde cuatro niveles de atención:
- La prevención o detección primaria, cuyo impacto estaría orientado a prevenir y erradicar problemas relacionados con el inicio de la enfermedad, incluyendo la detección temprana del problema, o de la exposición a riesgos (consumo de alcohol, tabaco o drogas por parte de los padres).
- Prevención secundaria, orientado directamente al foco rojo de pediatría, para buscar contrarrestar problemas relacionada al diagnóstico hospitalario, con la intención de hacer diagnósticos más rápidos y mejores, así como para brindar una atención médica de mayor calidad y más accesible a los pacientes que lo necesiten.
- Prevención terciaria, considerando factores relacionados al tratamiento, incluyendo la necesidad de que los niños y adolescentes puedan acceder a este, los posibles efectos secundarios, y complicaciones que puedan surgir.
- Prevención cuaternaria, donde se incluyen los cuidados a largo plazo o la rehabilitación de los pacientes; todo aquello que sigue después del cáncer, tanto física, como socialmente
Parte de la detección y/o prevención temprana, incluye también factores como insistir y difundir en la necesidad de que los niños reciban lactancia materna exclusiva durante al menos el primer año de vida, ya que se ha observado una reducción en el riesgo de desarrollar neoplasias, indicó el doctor Aguilar.
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Hacen falta investigación y especialistas en el cáncer infantil
El experto en oncología pediátrica, informó que un diagnóstico y un tratamiento temprano del cáncer en niños, puede influir en si es que el paciente podrá salvarse o no de esta terrible enfermedad, por lo que se tratan de elementos muy importantes para enfrentar este problema.
Sin embargo, aseguró que a pesar de su importancia, en nuestro país son dos factores que se han visto muy afectados, ya que se presentan diferentes obstáculos que los llegan a dificultar, y también entorpecen las probabilidades de supervivencia de niños y adolescentes, como:
- Diagnósticos tardíos, pues se estima que 3 de cada 4 niños con cáncer, llegan en estados muy avanzados de la enfermedad.
- El sistema de salud no es homogéneo, ni uniforme, pues no todos los pacientes que lo necesitan llegan a tener acceso a la atención médica necesaria.
- La centralización de los recursos para la atención médica, y la infraestructura insuficiente en algunas zonas geográficas; pues la mayoría de los recursos para la atención se centran en las grandes urbes.
- Pocos recursos para la atención oncológica, tanto en equipo, como en literatura, ya que hace falta información e investigación de cáncer infantil en nuestro país.
- Personal poco sensibilizado.
- Falta de personal médico especializado para el tratamiento de estos padecimientos: en nuestro país existen solo 355 oncólogos pediatras certificados, 120 hematólogos pediatras, 27 cirujanos oncólogos, y 27 radio-oncólogos.
- Problemas para acceder a los medicamentos.
- Complicaciones de salud mental y física, tanto del paciente y su familia.
- El abandono al tratamiento, que puede llegar a ser de hasta el 60% en algunos hospitales, aunque a nivel nacional se estima que es tan solo del 4.5%.
Agregó que también resulta sumamente relevante que el personal de salud que atiende a los niños con cáncer, tenga en cuenta la toxicidad que pueden generar los medicamentos (y que podrían influir en si pueden ser utilizados), así como la mortalidad por la enfermedad, o las complicaciones asociadas.
Además, durante el covid-19, y después de la pandemia que afectó gravemente al mundo, se reportó un aumento en el abandono del tratamiento contra el cáncer infantil.
Pero también es necesario considerar la vida de los niños después del cáncer
Sin embargo, la atención y la prevención de la salud no debe quedarse limitada solo a la atención hospitalaria, también resulta relevante procurar y tener en cuenta los cuidados a largo plazo, así como la rehabilitación de los pacientes luego del tratamiento contra el cáncer.
El enfoque al cuidado de lo que ocurre después del tratamiento o luego de superar el cáncer, es definido por el Dr. Marco Aguilar como una prevención cuaternaria, donde deben vigilarse y atenderse factores como:
- El regresar al paciente a la vida rutinaria.
- Ayudarlo en su trayecto después de superar el cáncer.
- Resolver los cuidados de los supervivientes a nivel físico, considerando las secuelas físicas que pudieran quedar.
- También se deben considerar los impactos sociales, psicológicos, laborales y educativos que podrían verse afectados, y que requieren de ayuda de especialistas.
- La aparición de segundas neoplasias en el paciente.
- La reintegración del paciente a la sociedad.
- Se deben evaluar los problemas psicosociales a los que se puede enfrentar un niño o adolescente, y que pudiesen surgir, como: estigma, ansiedad, estrés o dolores.
- También se debe cuidar la reproducción a futuro, y asegurar que los niños o adolescentes podrán tener familia o hijos más adelante en su vida.
(Con información de: Foro “¿A los niños les da cáncer? SuMédico.)