En un nuevo podcast de Diabetes en Control hablamos en exclusiva con el Dr. Ricardo Macías Rodríguez, especialista del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, Salvador Zubirán, donde explicó la relación crucial entre la diabetes, el equilibrio del microbiota intestinal y la salud del hígado.
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Durante los últimos años se le ha dado mucho más énfasis y mucha más importancia al papel del microbiota intestinal, que es toda la comunidad de bacterias que vive en el intestino de cada uno de nosotros de manera normal. Un microbiota intestinal sana se refiere a que es diversa: tenemos muchos tipos de bacterias y, por otro lado, tenemos menos cantidad de unas bacterias que causan inflamación, clasificadas como bacterias gramnegativas, de las cuales la más conocida es la Escherichia coli.
“Específicamente en enfermedades como la diabetes, todo desde los inicios de la misma, que se puede generar por malos hábitos alimenticios con mayor consumo de alimentos ultraprocesados, grasas y azúcares, puede limitar la variedad y predisponer al crecimiento de bacterias en nuestro intestino que no son del todo buenas. Ahí empezando con eso, ya tenemos un punto de partida en el cual la diabetes puede ocasionar alteración en el microbiota”, señala el especialista.
Hay otro factor también muy importante: la diabetes cuando no está bien controlada puede alterar la función de nervios en el cuerpo, lo que se conoce como neuropatía diabética. Los nervios los tenemos en todo el cuerpo, incluido el intestino y el estómago. Como efecto de este descontrol, se pueden alterar estos nervios que mueven al estómago y al intestino, ocasionando que, por la falta de movimiento, crezcan bacterias en algunas zonas del intestino que no son las adecuadas y que pueden ocasionar más inflamación en el cuerpo.
Digestión lenta y control glucémico
“Esto pasa principalmente por el efecto de la pérdida en el movimiento del estómago. Cuando los nervios que mueven al estómago están dañados, se pierde esta capacidad de movimiento, con lo cual la comida se queda estancada, por así decirlo, ahí en el estómago, ocasionando síntomas como náusea”, explica el especialista.
Además indica que por el acúmulo de comida, los pacientes pueden vomitar de manera repetida y tener todas estas manifestaciones de alteración antes de comer y durante los alimentos.
El poder de la fibra y los probióticos
El doctor señala que el consumo de fibra es algo que deberíamos de tener todos independientemente de padecer diabetes o no. La fibra es excelente para muchos de los procesos metabólicos, sirve para controlar también esos picos de hiperglucemia posteriores a algún alimento, además de ser muy útil para toda la salud del tubo digestivo, principalmente del colon, disminuyendo el riesgo de enfermedades como el cáncer de colon. En pacientes con diabetes, esto es sumamente importante para evitar la hiperglucemia posterior a los alimentos.
Por otro lado, el consumo de probióticos de manera natural, principalmente cuando consumimos más alimentos ricos, frutas, verduras, ensaladas, aceite de oliva, y también el yogur, todo esto que está semifermentado, puede contribuir a mejorar la diversidad de nuestro microbiota intestinal. Y finalmente esto tiene también potencialmente efecto en la salud gastrointestinal, inclusive de diabetes de manera global.
Hígado graso: Una compañía peligrosa en la diabetes
“El hígado graso se refiere a la acumulación de grasa más allá de algo que se considera normal en el hígado de las personas. Lo normal es que no exista más del 5% de grasa en el hígado de una persona sana”, indica el especialista.
Cuando tenemos más del 5%, a eso se le conoce como hígado graso, y literalmente es el acúmulo de gotas de grasa en las células que forman parte del hígado. Eso finalmente puede ocasionar inflamación, fibrosis hepática y, clínicamente, se puede observar cómo cirrosis hepática.
Específicamente en diabetes, todo este descontrol metabólico conlleva a que en el hígado estas células hepáticas acumulen más grasa de la cantidad normal. Si dejamos que la diabetes continúe con poco control, puede haber progresión de la enfermedad con mucha inflamación, formación de cicatriz o fibrosis e inclusive, después de muchos años, el desarrollo de cirrosis hepática.
Detección y monitoreo del hígado graso
“Desafortunadamente, la mayoría de las personas que viven con hígado graso no tiene ningún síntoma. Habitualmente cuando ya tienen síntomas relacionados con la enfermedad del hígado, ya es muy tarde. Ocasionalmente hay algunos pacientes que pueden tener dolor en la parte superior derecha del abdomen debido a que cuando se acumula más grasa en el hígado, este se distiende y eso causa dolor”, explica.
El doctor también indica que, para detectarlo, se pueden solicitar pruebas de funcionamiento hepático; la alteración en las enzimas AST y ALT cuando están elevadas nos puede hablar de inflamación en el hígado. Para detectar el hígado graso como tal, el estudio más sencillo es el ultrasonido, que es muy barato, rápido y validado. El grupo de personas que viven con diabetes es un grupo de alto riesgo, por lo que la recomendación es que todos los pacientes con diabetes se les realice escrutinio para ver si tienen hígado graso o no.
Manejando los efectos de la medicación
La metformina es uno de los pilares del tratamiento para la diabetes. Aunque algunas personas mencionan que llegan a tener sensación de distensión o diarrea, una de las recomendaciones es que siempre la tomen después de los alimentos principales. Si están tomando dosis muy altas y con eso tienen síntomas, la recomendación es que, siempre apoyados por una prescripción de su médico, se pueda disminuir la dosis un poco hasta el grado en el cual no tengan sintomatología. Esto es mejor que suspender el tratamiento por todos los beneficios que ofrece.
Respecto a los nuevos medicamentos para la diabetes, algunos que tienen un efecto dual (control glucémico y ayuda para bajar de peso) son inyectados. Hay estudios recientes que muestran que su administración durante periodos de aproximadamente un año se asocia con una disminución de la cantidad de grasa en el hígado, y algunos estudios mencionan que ciertos tipos de estos medicamentos también pueden disminuir la fibrosis a nivel del hígado.
Un consejo clave de alimentación
“La principal recomendación de alimentación para cuidar tanto el intestino como el hígado en una persona con diabetes es que eviten los alimentos ultraprocesados, toda la comida chatarra. Esto ocasiona disbiosis intestinal, inflamación a nivel sistémica y se relaciona con un descontrol glucémico importante”, recomienda el especialista.
Otra recomendación muy grande que da el doctor es evitar el consumo de bebidas azucaradas y consumir una dieta equilibrada con frutas y verduras siempre prescritas de la mano de un especialista en nutrición.
Un mensaje de esperanza y vigilancia
“Es importante que se hable de este tipo de problemas con su médico debido a que muchas veces son padecimientos que se dejan pasar y que existe tratamiento para la mayoría de ellos. En el caso del hígado graso, son afecciones que pueden presentarse de manera muy sutil o completamente asintomáticas y eso a la larga ocasionar más problemas. Siempre que vayan con su médico, las personas que viven con diabetes deben hacer hincapié en la salud digestiva y solicitar una evaluación de su salud hepática”, explica el doctor.
Estos estudios se recomiendan hacerlos una vez al año. Dependiendo de la alteración exista, incluso se puede recomendar repetirlo a los 6 meses posterior a mejorar el control glucémico y empezar con un programa de dieta y de ejercicio. Otro cambio relevante es el consumo de café: alrededor de dos a tres tazas de café puro al día, en gente con hígado graso, se ha visto que disminuye la cantidad de grasa a nivel hepático y también incluso puede mejorar la fibrosis hepática.
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