En Nueva York, Estados Unidos, se encendieron las alarmas luego de que se detectaran dos pacientes con síntomas sospechosos de ébola, una enfermedad grave causada por un virus. Ante el posible riesgo, los dos pacientes fueron trasladados rápidamente a un hospital y los trabajadores de emergencia tuvieron que usar trajes especiales de protección.
Los pacientes habían viajado a Uganda, África y debido a los síntomas que presentaban, las sospechas de que se tratara de ébola incrementaron.
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Ambos pacientes fueron atendidos afuera de la clínica City MD por personal médico de emergencia quienes utiizaron trajes de protección especiales.
Al hacer una investigación más profunda, se encontró que la infección se propagó rápidamente en los familiares de los pacientes, lo que hizo que los expertos consideraran otra infección menos grave como causante de los malestares: el norovirus.
Diferencias entre ébola y norovirus
De acuerdo con Michelle Morse, comisionada interina del Departamento de Salud de la ciudad de Nueva York, “ninguno de los pacientes tuvo exposición al ébola ni a otros factores que indicaran un riesgo”.
Por ello, se determinó que lo que en realidad tenían los pacientes era norovirus y no ébola como se había considerado al inicio, pero ¿por qué estas enfermedades pueden confundirse?
El ébola es causado por un virus del mismo nombre, explica la Secretaría de Salud y se trata de una enfermedad aguda grave que causa síntomas como:
- Fiebre de inicio súbito o repentino
- Cansancio extremo inexplicable
- Vómito y/o diarrea
- Falta de apetito
- Dolor de cabeza, estómago y/o garganta
- Hemorragias internas y externas que pueden ser fatales en casos graves
Estos síntomas pueden aparecer entre dos o hasta 21 días después de estar expuestos al virus y quienes están contagiados pueden transmitir el virus hasta 61 días después de la aparición de la enfermedad.
El ébola se transmite de persona a persona por medio del contacto directo con la sangre o secreciones y líquidos corporales, como vómito, heces, orina, semen y flemas. También es posible adquirir el virus al tocar objetos contaminados como agujas y equipo médico. No se transmite a través del aire, el agua ni los alimentos.
Tanto hombres como mujeres de cualquier edad pueden padecerlo, aunque los riesgos son más elevados para quienes tienes más probabilidad de contacto con enfermos, como paramédicos, cuidadores y personal médico.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que algunos tipos de ébola pueden prevenirse con vacunas y tratarse con medicamentos.
Es importante recibir atención médica inmediata para evitar complicaciones y hasta consecuencias fatales. El tratamiento consiste principalmente en consumir líquidos orales o intravenosos, así como medicamentos.
Por su parte, los norovirus abarcan una infección altamente contagiosa que se propaga a través de alimentos o agua contaminados. Se les conoce también como “gripe estomacal” o “virus estomacal”, sin embargo, la enfermedad no está relacionada con la influenza o la gripe, pues estas últimas son causadas por el virus de la influenza.
Los norovirus causan gastroenteritis aguda, que es una inflamación del estómago o los intestinos, apuntan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en Estados Unidos (CDC).
Cuando ocurre un contagio de norovirus, los síntomas aparecen entre 12 y 48 horas después, con molestias como:
- Diarrea y vómitos
- Náuseas
- Dolor de estómago.
- Fiebre, dolor de cabeza y cuerpo en algunos casos
Una de las principales complicaciones es la deshidratación o pérdida de líquidos corporales, especialmente en niños pequeños y adultos mayores.
Debido a la similitud de los síntomas, es posible que se puedan confundir, sin embargo, un especialista siempre debe examinar a la persona que tenga estas molestias para descartar cualquier cuadro grave, como el caso del ébola, especialmente si recientemente se hicieron viajes a zonas donde es común la infección.