Los robots de duelo o griefbots- simulaciones creadas con inteligencia artificial (IA)- capaces de imitar a personas fallecidas, están transformando la forma en que algunos individuos enfrentan la pérdida y lo que comenzó como un experimento personal- como el de Justin Harrison, quien recreó virtualmente a su madre antes de morir en 2022- se ha convertido en una industria en crecimiento, de acuerdo con el sitio Medscape.
La publicación refiere el caso de Justin Harrison, quien interactúa semanalmente con su madre, a quien recreó virtualmente. Harrison convirtió su proceso en una plataforma llamada You, Only Virtual (YOV), y "su madre ahora es una entre miles que existen virtualmente, resucitadas después de la muerte".
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Katarzyna Nowaczyk-Basinska, investigadora de la Universidad de Cambridge, dice que la idea de que la tecnología interprete el rol de un humano no es nueva y dio como referencia al científico informático del MIT Joseph Weizenbaum que creó ELIZA, un chatbot que interpreta a un psicoterapeuta.
Un mercado que maneja el dolor
Otro de los casos más conocidos ocurrió en Corea del Sur en 2020, cuando una madre interactuó en realidad virtual con la recreación de su hija fallecida. Aunque reconoció que no era idéntica a la niña real, describió la experiencia como un alivio emocional que le permitió recuperar estabilidad.
Especialistas en salud mental explican que el duelo intenso puede alterar regiones del cerebro como la amígdala y la corteza cingulada. La psicoterapeuta Meghan Jarvis señala que la estimulación visual profunda puede impactar directamente el sistema nervioso central y, en algunos casos, ofrecer un alivio inmediato.
Aun así, advierte que la IA no debe verse como un método estandarizado para procesar el duelo, ya que la experiencia es profundamente individual.
El contraste
Para otros expertos, estos robots pueden convertirse en una forma de evasión; Alan Wolfelt, especialista en duelo, afirma que reconocer la muerte es esencial para sanar así que mantener conversaciones con un avatar podría mantener a las personas “atascadas”, sin permitir la transición emocional necesaria.
“El uso de esta tecnología es otra invitación- en lugar de lamentar externamente y reconocer la realidad de la muerte- a permanecer estancados en lugar de experimentar perturbación, o la capacidad de experimentar cambio y movimiento”, dice Wolfelt.
Jodi Halpern cofundadora y codirectora del Grupo de Ética y Regulación de Berkeley para Tecnologías Innovadoras y del Centro Kavli para la Ética, la Ciencia y el Público advierte que evitar el duelo puede generar problemas de salud mental a largo plazo, como disociación, negación o conductas de escape.
"No sé cómo se desarrollará esto si se engaña a los niños haciéndoles creer que las personas que realmente aman, alguien tan importante como sus padres, no han muerto", afirma.
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