DÍA MUNDIAL DEL RIÑÓN

"Con la insuficiencia renal te da miedo, solo quieres vivir más tiempo"

La diabetes mal controlada es la principal causa de insuficiencia renal en México, seguido de la hipertensión o presión alta

Se estima una prevalencia de enfermedad renal de 12.2% en México y una tasa de 51 defunciones por cada 100 mil habitantes
Se estima una prevalencia de enfermedad renal de 12.2% en México y una tasa de 51 defunciones por cada 100 mil habitantesCréditos: Especial
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Eduardo empezó a tener dolores de cabeza constantes y un incremento en su presión arterial, no le prestó mucha atención hasta que empezó a perder la vista. Al acudir al médico fue diagnosticado con retinopatía diabética, sin embargo, el camino apenas empezaría, pues más tarde sería diagnosticado con una enfermedad renal grave

Lo operaron de los ojos y tiempo después, empezó a tener los pies hinchados. Tras otros estudios, lo mandaron con un nefrólogo, donde se confirmó que también tenía insuficiencia renal a sus apenas 39 años.

“Me dijeron que solo quedaba hacerme la diálisis o de lo contrario, me quedaría un año de vida, mis riñones estaban al 10% de su función”, relata.

Lo alarmante, es que Eduardo no tenía ningún dolor o síntoma a pesar de su situación. “No me afectaba nada, trabajaba igual, simplemente se me hincharon los pies”, agrega.

Eduardo fue diagnosticado con insuficiencia renal derivado de una diabetes mellitus no controlada que, según cuenta este paciente, lo desarrolló por malas decisiones que tomó en su vida. 

Eduardo, paciente de insuficiencia renal

En entrevista con Sumédico, relata que hace 4 años fue anexado a una clínica de rehabilitación debido a que era alcohólico y drogadicto, lo que causó muchos estragos en su salud física y emocional.

“Ya era diabético, pero me drogaba con cocaína y eso empeoró mi enfermedad, no me cuidaba ni me alimentaba como debería, de hecho, mi salud se complicó porque también me volví hipertenso y eso afectó mis riñones”, menciona. 

De acuerdo con la Secretaría de Salud, el Día Mundial del Riñón se instauró en 2006 por iniciativa de la Sociedad Internacional de Nefrología (ISN) y la Federación Internacional de Fundaciones Renales (IFKF), con el objetivo de crear consciencia sobre el continuo y persistente desconocimiento de la enfermedad renal crónica

Diabetes, primera causa de enfermedad renal

El doctor Roberto Galindo López, nefrólogo y especialista en medicina interna, adscrito al Hospital General de Tacuba, explica que, como primera causa de enfermedades en los riñones tanto en México como en el mundo, está la diabetes; en segundo lugar, está la hipertensión arterial y como tercera causa las enfermedades que producen un proceso inflamatorio directamente en el riñón.

Otras causas de problemas renales incluyen las infecciones, los cálculos o litiasis renal, los eventos de daño agudo por enfermedades inflamatorias, una obstrucción urinaria, la deshidratación constante y el uso desmedido de algunos medicamentos sin prescripción médica como los antiinflamatorios no esteroideos.

Doctor Roberto Galindo López, nefrólogo

Desgraciadamente en México no tenemos una estadística precisa, lamenta el experto, pero se estima que por cada persona con diabetes que se diagnostica, hay otro más que no sabe de su enfermedad.

“Muchos pacientes no están diagnosticados porque no tenemos las campañas adecuadas para diagnóstico o simplemente el paciente tiene miedo de la enfermedad o de sus complicaciones. No es raro que el paciente llegue a la consulta de nefrología con un retraso diagnóstico” alerta el experto.

¿Qué son los riñones y por qué son importantes?

Los riñones, destaca el nefrólogo, son dos estructuras de aproximadamente 12 por 6 centímetros ubicados en la parte posterior del abdomen, a cada uno de los lados. Tienen múltiples funciones, entre ellas, el control del sodio en el organismo junto con la regulación del balance de agua.

De igual forma regulan de manera continua la presión arterial puesto que si bien el corazón está bombeando sangre y nutrientes a todo el organismo, el riñón es fundamental para que la presión no genere un daño en las pequeñas estructuras del organismo.

Por otro lado, contribuyen al control de otras sustancias como el potasio, el calcio y el fósforo que mantienen saludables los huesos y músculos. Los riñones también forman parte del control de la hemoglobina, para evitar la anemia. Recientemente se ha visto que tienen un papel en el control de la glucosa.

El principal problema es que no hay síntomas en las primeras etapas

De acuerdo a los reportes del Instituto Nacional de Salud Pública en 2017, se describió que la prevalencia de enfermedad renal crónica va en torno al 12.2% y una tasa de 51 defunciones por cada 100 mil habitantes; de esas, 98% estaban en alguna fase que todavía podría ser controlable.

“El problema es que, en las tres primeras fases de la enfermedad, donde todavía podría ser controlable, muchas veces no hay un síntoma así que no acuden a valoración médica”, lamenta el nefrólogo certificado por el Consejo Mexicano de Nefrología y miembro de la International Society of Nephrology.

El otro 2% está en fases avanzadas, es decir, son pacientes que tienen un funcionamiento renal menor al 30%. 

Es importante destacar que esas cifras son de hace 5 años, por lo que se estima que sea mucho mayor, especialmente porque hay cada vez más personas con obesidad o sobrepeso, lo que da como resultado más diabéticos y eventualmente pacientes con enfermedad renal crónica.

¿Cómo detectar una enfermedad renal? 

Estas complicaciones suelen ser silenciosas, es decir, que no presentan manifestaciones en las etapas tempranas. En caso de que la insuficiencia renal tenga manifestaciones, se puede presentar:

  • Descontrol de la presión arterial
  • Presentar mucha espuma en la orina (proteinuria)
  • Retención de líquidos en las piernas y pies hinchados
  • Náuseas, fatiga y vómitos
  • Alteraciones en el ciclo de sueño y vigilia
  • Dificultad para respirar
  • Cansancio crónico

Ante estas señales se debe buscar atención médica, especialmente los pacientes diabéticos que tienen algún familiar directo con un problema renal o que no pueda controlar su presión arterial.

No obstante, no todos los pacientes tienen una atención médica, mucho menos con un nefrólogo, que es el especialista.

En el paciente que se diagnostica en una etapa temprana se puede frenar la evolución de la enfermedad y es posible que no requiera algún tratamiento como diálisis o hemodiálisis. Por su parte, en el paciente que tiene una enfermedad avanzada se debe evaluar cuál es el tratamiento más oportuno, siendo el más importante el trasplante renal.

Una enfermedad cara y con muchas dificultades

Eduardo señala que entre las principales dificultades con su enfermedad es que está solo, no tiene una pareja ni hijos, por lo que cuando tenga que hacerse las diálisis va a depender de un cuidador.  “La única persona es mi madre, pero ella depende de mí, ese fue el motivo por el que dejé de beber y de drogarme, para darle una vida mejor”, menciona. 

Además, hay muchas complicaciones económicas y problemas para obtener un diagnóstico oportuno por la burocracia de las instituciones. 

“Me dieron incapacidad en el trabajo, pero me van a pagar la mitad del sueldo entonces te pones a pensar ‘cómo voy a comer, cómo voy a vivir cuando necesite de alguien que me ayude a hacerme mis diálisis’, cuando de por sí ganaba muy poco, es una gran preocupación”, dice.

Aunque este paciente cuenta con Seguridad Social, señala que tuvo que acudir con un nefrólogo privado, pues las citas en el IMSS tardaban mucho en llegar.

“Yo ya quería saber por qué se me estaban hinchando mis pies”, recuerda Eduardo. 

Eso implicó un gasto enorme, pues asegura que tuvo que vender cosas para poder seguir con sus tratamientos particulares y medicamentos mientras tenía su diagnóstico.

“Ahora estoy tomando medicamentos diuréticos que se venden en ampolletas y cada una tiene un precio de 3 mil 800 pesos. Afortunadamente este tratamiento si me lo pudieron dar en el seguro”, detalla. 

“Se me hace un nudo en la garganta, la vida te cambia drásticamente” 

Eduardo relata que emocionalmente es muy difícil darte cuenta que tienes insuficiencia renal. “Se me hace un nudo en la garganta porque la vida te cambia drásticamente, más cuando te dicen que podrías tener solo un año de vida si no te hacen una diálisis”.

Algo que le ha servido para seguir adelante es hablar con personas que tienen el mismo problema, pues le motiva saber cómo ellos salieron adelante a pesar de la enfermedad.

“Eso te ayuda y te motiva a querer seguir, porque con la insuficiencia renal te da miedo y lo que quieres es vivir más” 

A pesar de que lleva pocos meses con su diagnóstico, todo lo que ha vivido es suficiente para darle un consejo a otras personas con insuficiencia renal: “Yo les puedo decir a otros que no lo veamos como una enfermedad o como algo malo y mucho menos que nos vamos a morir, simplemente hay que tomarlo como otra oportunidad de vida, como si Dios nos hubiera dicho ‘échale más ganas, te voy a dar otro chance de vivir’ y tienes que aprovecharlo para poder durar muchos años más”.

¿Cómo cuidarse de la insuficiencia renal?

El principal problema, dice el doctor Galindo, es que aquellos pacientes que son diabéticos y están en mayor riesgo de insuficiencia renal, no tienen un control estricto, lo que va derivando en un daño continuo al riñón y a otros órganos como el cerebro y corazón.

Debido a este panorama, tanto el paciente diabético como el hipertenso tienen que llevar un control de su enfermedad. En el caso de la diabetes, es importante que el médico haga exámenes para detectar la presencia o no de proteínas en la orina, aunque no tenga síntomas.

Otro grave problema es que no tenemos buenos hábitos alimenticios, principalmente porque es muy difícil cambiar lo que venimos haciendo desde hace 30 o 40 años atrás.

“Tenemos un consumo elevado de sodio, tabaquismo y sedentarismo que nos lleva a complicaciones”, enfatiza el experto.

La mejor forma de cuidar los riñones, concluye el nefrólogo, es llevar una vida lo más saludable posible, que incluya al menos 30 a 40 minutos de ejercicio al día 3 veces a la semana, una dieta baja en sodio, consumo moderado de bebidas azucaradas, evitar el consumo de tabaco y sobre todo no caer en la automedicación, pues hay medicamentos de venta libre que dañan estos órganos.