“De los momentos más duros que he vivido fue cuando mi hermano muy joven me dona un riñón y el trasplante es fallido. No lo pudieron conectar y entonces se pierde el órgano de mi hermano y ese momento fue muy decepcionante. Yo sentía que ya no había esperanza”, cuenta Marisol Robles Ossio, paciente renal y presidenta de la Fundación Mario Robles Ossio, que lleva este nombre en honor a su padre quien murió por insuficiencia renal en 1982.
“Ahorita con la pandemia muchos pacientes renales se sienten así porque su protocolo se detuvo o los trasplantes ocurren a cuentagotas. No queda más que seguir vivos y en buenas circunstancias para cuando llegue el órgano que se necesita”.
El Día Mundial del Riñón se conmemora cada día 11 de marzo y busca crear conciencia sobre la importancia de órganos tan importantes como los riñones pues se requiere prevención, conocimiento de los factores de riesgo y cuidados esenciales para la salud renal. En México hay aproximadamente 13 millones de personas con algún grado de enfermedad renal crónica.
Día Mundial del Riñón: Enfermedad renal crónica en México
Para referirse al panorama de la enfermedad renal crónica en México, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) comienza por nombrarla como la “enfermedad crónica más olvidada” pese a que representa un grave problema de salud pública en México y el mundo.
Lo anterior se reflejaría en la alta demanda de recursos económicos, de infraestructura y humanitarios que su tratamiento requiere.
“Es la segunda causa más importante de años de vida perdidos en Latinoamérica”.
Un artículo publicado en la revista especializada PLOS ONE en 2017 reportaba una prevalencia de enfermedad renal crónica del 12.2% y 51.4 muertes por cada 100 mil habitantes en México y se señalaba el gran impacto que generaba en las finanzas de las instituciones y en la economía de las familias.
En entrevista con SuMédico, la doctora María Elena Hurtado González, Jefa de Nefrología del Hospital General de Tláhuac, afirma que aproximadamente el 10% de la población mexicana padece algún grado de enfermedad renal crónica en nuestro país debido a que la cantidad de personas con diabetes mellitus es muy elevada; se calcula que aproximadamente 16 millones de habitantes tienen diabetes mellitus.
“Además de la diabetes existe otra patología que es la hipertensión arterial que también padece gran número de la población mexicana y tanto la diabetes como la hipertensión son las principales causas de daño renal en nuestro país”.
Además de lo anterior, la doctora refiere que hay aproximadamente hay 13 millones de personas en México con algún grado de enfermedad renal crónica.
“Desafortunadamente, el control de la diabetes y de la hipertensión no siempre es el óptimo, por lo tanto, se tendrán complicaciones derivadas y los órganos que principalmente se deterioran son los riñones. No hay signos ni síntomas de daño renal en etapa inicial pues se presentan en las etapas avanzadas de la enfermedad”.
Fotografía: Doctora María Elena Hurtado González
Enfermedad renal crónica en el mundo
En ese sentido, información publicada en la página oficial worldkidneyday.org revela que hasta el 10% de la población mundial está afectada por Enfermedad Renal Crónica (ERC) y más de 2 millones de personas en todo el mundo reciben tratamiento con diálisis o un trasplante de riñón, pero de estas cifras, muchas más personas necesitan tratamiento, pero no lo reciben.
“Su diagnóstico y manejo, particularmente en las etapas avanzadas de la enfermedad renal, impacta severamente en sus vidas al reducir su capacidad y la de sus familiares y amigos para participar en actividades cotidianas”.
“Los riñones son como diamantes”
¿Cómo son los riñones? El National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases (NIDDK) describe a los riñones como dos órganos en forma de frijol, con el tamaño aproximado de un puño y que se ubican justo debajo de la caja torácica (costillas), uno a cada lado de la columna vertebral.
¿Cómo funcionan los riñones? Cuando estos órganos se encuentran sanos pueden filtrar alrededor de media taza de sangre por minuto, eliminando los desechos y el exceso de agua para producir orina:
“La orina fluye de los riñones a la vejiga a través de dos tubos musculares delgados llamados uréteres, uno a cada lado de la vejiga. La vejiga almacena orina. Los riñones, los uréteres y la vejiga son parte del tracto urinario”.
La doctora María Elena Hurtado González relata que actualmente tiene el honor de ser responsable sanitario de la Unidad de Hemodiálisis y destaca la función de los riñones como los filtros del cuerpo pues regulan la cantidad de agua de tal manera que permiten un balance adecuado con el objetivo de no estar sobrehidratado ni deshidratado, además de regular la presión arterial y producir hormonas que ayudan a tener adecuados niveles de hemoglobina para evitar la anemia. También protegen la salud de los huesos:
“Los riñones son vitales para llevar una vida saludable. Como dato interesante, los riñones son órganos que pueden ser sustituidos artificialmente en su función, aunque solo parcialmente”.
¿Qué es la enfermedad renal crónica?
Al respecto, la Secretaría de Salud (Ssa) explica que la enfermedad renal crónica, también llamada insuficiencia renal crónica, es la pérdida gradual de la función renal y advierte que en etapas avanzadas genera acumulación de líquido, electrolitos y desechos del cuerpo.
La hipertensión, diabetes, enfermedades del corazón, obesidad o el tabaquismo pueden aumentar el riesgo de padecer enfermedades renales. Dependiendo de la causa subyacente, algunos tipos de enfermedad de los riñones pueden ser tratados.
Por otro lado, información publicada por la Ssa advierte que la enfermedad renal crónica no tiene cura, pero en general el tratamiento consiste en medidas para el control de los síntomas, reducir las complicaciones y retrasar la progresión de la enfermedad.
¿Cuáles son los signos y síntomas de la enfermedad renal crónica?
Los signos y síntomas de la enfermedad renal crónica se desarrollan conforme pasa el tiempo y el daño renal avanza lentamente y puede incluir:
· Náuseas
· Vómitos
· Pérdida de apetito
· Fatiga
· Debilidad
· Problemas de sueño
· Cambios en la producción de orina
· Disminución de la agudeza mental
· Espasmos musculares
· Calambres
· Hinchazón de pies y tobillos
· Presión arterial alta.
El caso de Marisol: el riñón de su hermano no fue compatible
Marisol cuenta que es paciente trasplantada desde hace 4 años y estuvo 6 años en hemodiálisis.
“Tuve un trasplante fallido; no funcionó y de alguna manera, desde la experiencia personal he transitado diferentes momentos de la enfermedad renal que me permitió llenarme de información”.
Marisol recuerda que era muy pequeña cuando su padre murió, pero tiene la visión de un hombre joven con una enfermedad de la cual no entendía nada y sin saber que ella la padecería después.
“Pues es saber que podía ocupar el lugar de mi papá de alguna forma. En mi casa se dejó de comer sal y azúcar, mi mamá nos tenía una alimentación muy cuidada y finalmente a los 36 años soy diagnosticada de un día para otro con insuficiencia renal”.
Platica que cuando le preguntan de síntomas o cómo encender las alarmas siempre dice que es una enfermedad silenciosa, “si tú no tienes un chequeo anual va a ser muy difícil que te enteres que la estás padeciendo pues no hay mayores indicadores. En mi caso fue la presión arterial, de un día para otro amanecí con 240/190 de presión arterial y fue cuando se encendieron las alarmas pues alguien de mi edad no debería tener esos números”.
Marisol creía que las palpitaciones que sentía cada día eran causadas por el estrés laboral, pero en realidad ya tenía falla renal:
“A mí me detectan en un estadío 5, es decir, una vez que me dieron el diagnóstico empecé hemodiálisis al día siguiente, no hubo ese proceso de asimilación".
“Cada uno vive diferente la enfermedad, pero todos compartimos esta sensación de desamparo después del diagnóstico, de no saber qué sigue, es un camino inédito. Yo pensaba, ´ojalá mi papá me hubiera dejado algo escrito, un mapa de navegación para saber qué hacer´. Por lo menos tenía a mi mamá que ya había vivido la experiencia con mi papá y sabía que mis niveles estaban totalmente desfasados”.
Al respecto, la doctora Hurtado explica que clínicamente las personas comienzan a presentar descontrol de la presión arterial, pueden o no edematizarse lo que en términos generales se llama hinchazón; como exámenes básicos fundamentales se debe contar con un examen general de orina y determinación de creatinina en sangre que se complementarán con la historia clínica y la exploración física, ultrasonido renal, placa de tórax y química sanguínea para saber cómo están los lípidos o grasas y el ácido úrico en sangre; es todo completo para ayudar a determinar la etapa de daño renal y así dirigir el tratamiento.
Hurtado también dice que los tratamientos en caso de daño renal diagnosticado, se dividen en dos: antes de llegar a la etapa 5 los tratamientos son básicamente dieta y medicamentos, pero en etapa 5 y particularmente en el momento de llegar a la diálisis, entonces el tratamiento se torna muy costoso:
“No toda la población desgraciadamente tiene acceso a las terapias para sustitución de la función renal, cuya mejor terapia es el trasplante renal; es la terapia óptima, pero existen otras como la diálisis peritoneal y la hemodiálisis; terapias que sirven para mantener la vida”.
De los tratamientos anteriores, la doctora explica que son terapias que no son 100% cómodas pero que mejoran los síntomas de la enfermedad.
Hemodiálisis de un día a otro
Marisol platica que los primeros días no se sabe qué hacer, luego esta condición se hace parte de la normalidad; y nos cuenta cómo fue su diagnóstico y alternativas:
“Me diagnostican y de un día para otro me envían hemodiálisis y el doctor me explica que no me preocupe pues soy candidata a trasplante pues era joven, me alimentaba bien y me dice que tengo dos opciones: el trasplante cadavérico y el trasplante de vivo. Me dijo que podía inscribirme a la lista de espera, aunque tardaría en encontrar un riñón o bien, preguntar a un familiar si me podía donar uno”.
Su hermano le donó uno de sus riñones. Marisol relata que había un trombo que no permitía conectar el riñón y lo intentaron muchísimas veces hasta que llegó el punto en el cual era más importante salvar su vida que continuar con los intentos:
“Fue una gran tragedia. Creí que ya no me iba a levantar y llegó un punto en que mi doctor me dijo que tal vez nunca me iban a poder trasplantar pues mi sistema inmune estaba muy fuerte, me dijo que a lo mejor nunca me podrían trasplantar pero que los pacientes viven en hemodiálisis durante 25 o 30 años”.
¿Morir de sed? El manejo de líquidos en pacientes renales
Marisol pensaba que si eso sería su realidad tomaría terapia para aceptarlo y fue cuando comenzó a escribir “El diario de la sed” que es un diario en línea en el cual trataba de describir cómo era vivir con los síntomas, la enfermedad, las dificultades del tratamiento y la sed.
“Tomar tan poca agua, voy a seguir tomando tan poca agua toda mi vida, creo que moriré de sed”.
Fotografía: Marisol Robles Ossio
Escribir ayudó a Marisol para sentirse más tranquila y compartir su experiencia con otros. Seis años después fue cuando le hablaron del programa de trasplante global internacional el cual ha sido polémico pero que ya ha sido aprobado por la Unión Europea pues veían sospechoso que pacientes de otros sitios recibieran órganos, pero al estar todo en regla, representó la mejor opción para Marisol quien dice que también benefició su economía.
“El gasto de la enfermedad renal es enloquecedor, me gastaba 40 mil pesos mensuales en hemodiálisis y cuando llegó el trasplante todo cambió, fue una etapa muy complicada pero el trasplante fue un respiro; las hospitalizaciones se espaciaron”.
¿Ya no puedo comer nada si mis riñones están dañados? Cambiar el concepto de dieta
Ante esta pregunta frecuente, la doctora Hurtado explica que la diálisis ayuda a eliminar toxinas, aunque sí indica la restricción de algunos alimentos:
“Los enfermos tienen un mal concepto de lo que es dieta, piensan que dieta es comer dos calabazas y un pollo hervido, pero no, para eso deben consultar a un nutriólogo porque si bien hay cosas que sí se restringen, hay otras que aumentan. Debemos cambiar el concepto de dieta que es comer lo adecuado para tu estado de salud, el número de calorías adecuadas y la diálisis permite tener una dieta saludable con restricciones mínimas”.
Si llega el momento de diálisis lo ideal es hacerla; apegarse a las recomendaciones del médico y ajustarse a la regularidad indicada. El objetivo es mejorar la calidad de vida e incrementar los años de vida:
Respecto a los trasplantes, la doctora explica que son los expertos en trasplante renal quienes determinan quienes sí son candidatos a este procedimiento:
Ahora existe una mayor libertad pues existe el criterio de trasplante expandido en donde personas que anteriormente no se trasplantaban ahora pueden tener acceso a un trasplante, aunque en nuestro país el acceso es restringido.
La doctora explica:
"Los riñones son como diamantes, tenemos que cuidarlos porque son órganos vitales, por eso no debemos menospreciar mantenernos saludables y acudir al médico al menos una vez al año si se tienen factores de riesgo. Si se ha llegado a la etapa de diálisis no queda más que aceptarla para poder continuar con la vida y que esa vida sea mejor; los riñones cuando dan síntomas, desgraciadamente se encuentra avanzada la enfermedad”.
Obesidad antes que diabetes o hipertensión: la importancia de la valoración
En entrevista con SuMédico, la doctora Emma Chávez, coordinadora de la Clínica de Obesidad y Trastornos de la Conducta Alimentaria del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, médico internista y endocrinóloga con 10 años de experiencia en manejo de obesidad, explica cuando hay diagnóstico de obesidad no sólo se trata de checar si hay diabetes e hipertensión sino que se debe ir más allá y pensar en una valoración renal pues es alarmante la prevalencia de obesidad en la última década en México y en todo el mundo.
Particularmente hablando de México, es el país con el primer lugar en obesidad del adulto a nivel mundial y el segundo en obesidad infantil lo que conlleva a una gran carga económica, social, ambiental, médica en las personas que la padecen y también en los sistemas de salud:
“Desafortunadamente en cada Encuesta Nacional de Salud podemos observar que la obesidad no se ha podido detener, incluso cada encuesta muestra un incremento. En en la encuesta de 2018, desafortunadamente, el 36% de la población arriba de 20 años tiene obesidad y predominantemente en mujeres, quienes llegan a 40%. En el caso de sobrepeso en mujeres la cifra es aproximadamente de 46% por lo que si sumamos sobrepeso y obesidad se llega a un impactante 75%, es decir, solamente el 25% de la población se puede considerar sana respecto al índice de masa corporal”.
Fotografía: Doctora Emma Chávez
Obesidad y enfermedad renal, de la mano
La doctora explica que para medir la obesidad también existe la medición de la circunferencia de cintura y con esta la cifra es aún más alarmante pues se llega a casi el 80% de la población mexicana con obesidad abdominal que refleja el alto riesgo metabólico de presentar a mediano o largo plazo diabetes, hipertensión, dislipidemias como elevación de triglicéridos y colesterol y obviamente esto conlleva a otras enfermedades como la enfermedad renal, enfermedad cardiovascular, cáncer mortalidad temprana, disminución de la calidad de vida, entre otras.
“Todo mundo correlaciona como la principal causa de la enfermedad renal la diabetes; es lo primero que viene a la mente: diabetes-enfermedad renal, no obstante, en los últimos diez años se ha visto que, así como ha aumentado la prevalencia de obesidad, diabetes e hipertensión, también ha aumentado la prevalencia de enfermedad renal. La obesidad es una causa independiente de riesgo en el riñón. Hay estudios que han evaluado a más de 300 mil personas y han encontrado que la obesidad sola aumenta el riesgo de enfermedad renal; entre mayor peso, mayor asociación al daño renal y se ha observado que, así como ha aumentado, también ha aumentado la prevalencia de enfermedad renal y va agarrado de la mano de la obesidad”.
Obesidad es muchas veces la principal enfermedad que aparece y después de la obesidad se desarrollan otras enfermedades como diabetes, hipertensión o dislipidemias, entonces el mecanismo para el daño renal es múltiple, es heterogéneo, principalmente está el exceso de peso, elevación de la glucosa, diabetes, prediabetes, hipertensión, dislipidemias sedentarismo, tabaquismo, más la genética que aumenta la prevalencia de enfermedad renal crónica en México.
“México es de los países donde desafortunadamente no se ha podido detener esta prevalencia que es aproximadamente del 12%, es muy alta”.
Por lo anterior la doctora indica que es importante hacer un tamizaje en todas las personas que viven con obesidad:
“Es importante una evaluación de la función renal y de la excreción de proteínas en orina no solamente para personas con diabetes mellitus sino también para personas con obesidad; todas las guías de manejo de obesidad a nivel mundial ya indican que se evalúe la función renal en pacientes con obesidad independientemente de otras enfermedades”.
Lo primero es invitar a la población y también a las personas que tienen obesidad y otras enfermedades metabólicas que todos tengan en sus consultas una evaluación de la función renal, por lo menos anual.
“El tamizaje es demasiado bajo, es aproximadamente del 12% para enfermedad microvascular y si lo sumamos en obesidad todavía será mucho menos, no hay una cifra exacta pero también puedo decir que podemos mejorar ese daño renal cuando hacemos que una persona controle su peso, azúcar, colesterol, si deja de fumar y hace ejercicio pues al reducir los factores de riesgo se impacta la salud de forma importante”.
Los beneficios de la pérdida de peso…
En el tema de obesidad existen muchos estudios que muestran que al hacer perder peso a una persona que padece de sobrepeso u obesidad tiene un impacto benéfico en la reducción de la enfermedad renal microvascular, así como ya avanzada. Incluso también disminuye, controla e incluso puede remitir complicaciones como diabetes, hipertensión y elevación de colesterol y triglicéridos:
“Estamos hablando de una pérdida de peso importante, aproximadamente del 15 al 30%. Entonces es importante invitar a la población en general a que se evalúen esos riesgos y a los personajes de salud que estén estimulando a un estilo de vida más saludable para evitar complicaciones y si ya están presentes, invitarlos a reducir la progresión; incluso llevarlos a un estado de remisión”.
Con remisión, la doctora explica que se habla de que la enfermedad está presente pero una vez que recae por ejemplo la obesidad, vuelve a presentarse la enfermedad, por eso no se puede hablar de curación.
¿Qué puedes hacer por tus riñones hoy?
La Ssa comparte las que ha llamado “8 Reglas de Oro para cuidar los riñones”:
1. Mantenerse en forma y activo.
2. Mantener un control regular de los niveles de glucosa en sangre.
3. Monitorear tu presión arterial.
4. Comer saludablemente y mantener tu peso bajo control.
5. Mantener una ingesta de líquidos saludables.
6. No fumar.
7. No automedicarse.
8. Checar tu función renal si tienes uno o más factores de alto riesgo.
Finalmente, la doctora Hurtado González resalta que, para cuidar la salud de los riñones lo primero es la prevención, no automedicarse, hidratarse adecuadamente, mantenerse en el peso ideal y acudir con un médico de primer nivel pues admite que hay pocos especialistas enfocados en la salud de estos órganos:
“En México solamente somos alrededor de 1,200 o 1,300 nefrólogos certificados; para todo el país”.
Si no se tiene seguridad social, pueden acudir a un Centro de Salud para que sean referidos con un nefrólogo o un médico internista. Se sugiere evitar alimentos procesados, alimentos con exceso de grasa, calorías o sodio y hacer todo lo posible para mantenerse en el peso ideal, incluida la actividad física: se debe evitar la obesidad.