La tiroides es una glándula pequeña en forma de mariposa que se encuentra en la parte delantera del cuello y que, durante la gestación, produce en la mujer hormonas cruciales para el desarrollo normal del cerebro y el sistema nervioso del bebé. No obstante, en algunos casos, puede producirse una de las tres alteraciones tiroideas más comunes en el embarazo que ponen en riesgo la salud del pequeño y de su madre.
De acuerdo con el National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases, los problemas de tiroides en el embarazo pueden ser más difíciles de diagnosticar debido a las concentraciones más altas de hormonas tiroideas que surgen y a otros síntomas que se presentan tanto en la gestación como en los trastornos tiroideos.
Por ello, es fundamental que toda mujer conozca las mejores formas de prevenir estas alteraciones, pues se ha demostrado que pueden complicar el embarazo, causando problemas tan graves como el parto prematuro, la preeclampsia, aborto espontáneo, bajo peso y problemas de crecimiento en el bebé.
Alteraciones tiroideas en el embarazo
Existen al menos tres alteraciones tiroideas en el embarazo que se presentan con mayor frecuencia y cada uno tiene efectos distintos en el cuerpo de la mujer y el desarrollo del pequeño que está en su vientre.
1. Hipertiroidismo
El hipertiroidismo en el embarazo generalmente es causado por la enfermedad de Graves, un trastorno autoinmunitario que hace que el sistema inmune de la mujer fabrique anticuerpos que hacen que la tiroides produzca demasiada hormona tiroidea. Este trastorno puede presentarse por primera vez durante la gestación y algunas señales que lo alertan son un ritmo cardiaco más rápido de lo normal, cansancio, dificultad para soportar el calor, temblor en las manos y adelgazamiento o problemas para ganar peso durante el embarazo.
Las concentraciones muy altas de la hormona tiroidea pueden tener diversos efectos negativos en la salud del bebé y de la futura madre si no se tratan oportunamente, llegando a causar aborto espontáneo, nacimiento prematuro, bajo peso al nacer, crisis tiroidea o insuficiencia cardiaca en algunos casos, también pueden afectar la tiroides del bebé.
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2. Hipotiroidismo
El hipotiroidismo en el embarazo es causado la mayoría de las veces por la enfermedad de Hashimoto y en este caso, el sistema inmunitario produce anticuerpos que atacan la tiroides, causando inflamación y daños que dificultan la creación de hormonas tiroideas suficientes. Cuando la mujer no lo trata, pueden desarrollarse complicaciones como preeclampsia, anemia, aborto espontáneo, bajo peso al nacer, muerte fetal e insuficiencia cardiaca congestiva, según la Office on Women’s Health.
Los síntomas de hipotiroidismo en el embarazo incluyen cansancio extremo, dificultad para soportar el frío, calambres musculares, estreñimiento grave y problemas de memoria o concentración.
3. Tiroiditis
La tiroiditis es la inflamación de la tiroides y en la mayoría de los casos, afecta a las mujeres durante el primer año después del parto, siendo más común en aquellas con diabetes tipo 1. La inflamación hace que la hormona tiroidea se filtre, aumentando las concentraciones hormonales en la sangre y derivando en hipertiroidismo. Luego, alguna lesión en la tiroides puede hacer que se vuelva hipoactiva, lo que dura hasta un año o simplemente no desaparece.
La fase hipertiroidea no suele tener síntomas o son muy leves, mientras que la fase hipotiroidea muchas veces se confunde con depresión posparto, porque hay cansancio y mal humor, aunque también dificultad para soportar el frío, resequedad de la piel, hormigueo en manos, brazos y piernas y problemas para concentrarse.
¿Cómo prevenir las alteraciones tiroideas en el embarazo?
Lo más importante es que desde antes del embarazo se realicen chequeos para garantizar un correcto funcionamiento de la tiroides y en caso de problemas, atenderlos oportunamente. Durante el transcurso de la gestación no se deben descuidar los estudios y ante los síntomas descritos anteriormente, se debe buscar atención médica inmediata.
La alimentación también es clave y en ese sentido, será fundamental asegurarse de consumir las cantidades adecuadas de yodo, un mineral que la tiroides usa para producir la cantidad de hormonas correctas. Los productos lácteos, los mariscos, el huevo, la carne roja, el pollo y la sal yodada, son buenas fuentes, aunque el médico también puede recomendar vitaminas prenatales con yodo.
Mantén un estilo de vida saludable durante todo el embarazo, con una dieta equilibrada, suficiente ejercicio y descanso, para prevenir las alteraciones tiroideas y si tienes dudas, siempre consulta al médico, no te dejes engañar por las creencias populares.
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