Si tu bebé nace y le sale una mancha roja de color intenso similar a una protuberancia gomosa en cualquier parte del cuerpo, puede ser un hemangioma infantil.
Antes de que te espantes por su nombre tan aparatoso, debes saber que se trata de tumores vasculares no cancerígenos y de acuerdo con el Cincinnati Children’s Hospital son los más comunes en la población pediátrica.
Sin embargo, el que no sea canceroso no significa que el hemangioma infantil deba ser tomado a la ligera. Aquí te explicamos la razón por la que debes atender la marca en cuanto puedas.
El hemangioma infantil no debe ser tomado a la ligera, ¿Por qué?
El Hospital Infantil de Cincinnati apunta que los hemangiomas infantiles pueden ser visibles al nacimiento o no verse hasta las primeras semanas o meses de vida, aunque la mayoría de los hemangiomas infantiles se pueden ver a las 2 o 3 semanas de edad.
Ok, el bebito todavía no se preocupa por su autoestima, pero, ¿te has puesto a pensar en su etapa de crecimiento y cuando tenga que ir a la escuela?
El problema del hemangioma infantil no se queda nada más en el nacimiento del bebé. Mayo Clinic advierte que la pequeña mancha puede crecer hasta convertirse en una protuberancia esponjosa que sobresale de la piel.
Resulta de gran importancia atender los hemangiomas infantiles porque, debido a que salen en lugares accesibles a la percepción de otros, pueden ocasionar efectos psicológicos a corto y largo plazo tanto en los padres como en los pequeños:
En los niños se pueden ver los siguientes efectos:
- estigmatización social
- estrés
- reacciones negativas por parte del entorno
- tristeza
- baja estima
Mientras que en los padres puede causar:
- culpabilidad
- desarrollo de sobreprotección
- miedo de no ser capaces de ocuparse del hijo de manera apropiada
- limitación de actividades públicas
- tristeza
- dificultades de apego al pequeño
- interacción negativa con el menor
Por otra parte, la Clínica Mayo señala que en ocasiones, el hemangioma infantil puede llegar a romperse y formar una llaga. Si esto pasa, el menor puede presentar dolor, cicatrices, infección o sangrado.
Dependiendo del lugar del hemangioma infantil se pueden presentar problemas de respiración, audición o visión.