Cada día todo es más caro para la vida y hay pocas oportunidades para el desarrollo personal. Es una realidad que no todas las parejas pueden costear un hijo en su proyecto de futuro.
La decisión de no tener hijos ha pasado de ser un tema tabú a convertirse en una tendencia creciente en muchos países, incluido México. La tasa de fertilidad ha disminuido notablemente. Este cambio refleja no solo factores económicos, sino también transformaciones culturales y personales en los estilos de vida de las poblaciones actuales.
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Según Kaytee Gillis, columnista en el medio especializado Psychology Today (PT), "Las expectativas tradicionales, en particular la suposición de que las mujeres deben ser madres, están evolucionando y más adultos están redefiniendo la satisfacción fuera de la paternidad. Sin embargo, aunque muchas mujeres aún enfrentan juicios y negatividad por su elección".
¿Por qué los millennials no quieren tener hijos?
México sigue una tendencia similar al resto del mundo, donde más jóvenes adultos consideran otras prioridades antes de la paternidad. Basado en datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el portal Statista realizó una comparativa de la tasa bruta de natalidad en los últimos 13 años. La gráfica mostró una caída del 27 % desde 2011.
De acuerdo con la UNAM, "Esta situación aún no ha llevado a una reducción de la población total, el impacto de estas estadísticas podría tener implicaciones a largo plazo, ya que para 2100 se calcula que sólo seis países tendrán tasas de natalidad positivas".
Los expertos señalan que hay múltiples factores que inciden en esta decisión:
Factores económicos
El costo de la crianza de un hijo es alto. Además de los gastos médicos, los padres enfrentan inversión en educación, alimentación, vivienda y recreación. Muchos adultos consideran que sus ingresos no son suficientes para cubrir estas necesidades. Aparte, no hay beneficios iguales que otras generaciones como jubilación, seguro social, etc.
Deseo de priorizar el desarrollo personal
Viajar, estudiar, avanzar profesionalmente o simplemente disfrutar de mayor libertad son motivos que llevan a algunas personas a postergar o rechazar la maternidad y paternidad.
Adicionalmente, los adultos son mas conscientes de los riesgos de una mala infancia en los pequeños, por lo que tienden a sobredimensionar la responsabilidad.
"Para algunos, permanecer sin hijos es una forma consciente de sanar y evitar repetir patrones dolorosos de experiencias familiares abusivas o traumáticas", agrega Gillies.
Preocupaciones de salud física y mental
Condiciones médicas crónicas, riesgos durante el embarazo o temor al impacto emocional de la crianza influyen en la decisión de no tener hijos. La salud mental es un aspecto clave que debe considerarse en la planificación familiar.
Cambio en valores sociales y culturales
Mientras que antes tener hijos era considerado una obligación social, hoy se entiende cada vez más como una elección. El estigma hacia quienes deciden no tener descendencia ha disminuido, aunque aún existe en ciertos contextos.
Incertidumbre ante el futuro
Problemas globales como la crisis climática, la sobrepoblación y la inestabilidad económica mundial son argumentos mencionados por quienes deciden no traer hijos al mundo.
Padecimientos como la ecoansiedad, la ansiedad, la depresión influyen en la percepción de los fenómenos mundiales y no ayudan en la decisión.
Opciones de vida en pareja
Cada vez más parejas deciden mantener una relación sin hijos, enfocándose en su bienestar mutuo. También aumenta el número de adultos que eligen la soltería como estilo de vida y no contemplan la paternidad.
Consecuencias de la falta de nacimientos en la sociedad
El envejecimiento poblacional genera mayor demanda de servicios de salud y cuidado de adultos mayores. Al mismo tiempo, las estructuras familiares cambian, lo que requiere nuevas políticas públicas en pensiones, cuidados y planificación urbana.
En México, autoridades estiman que para 2050 una gran parte de la población será mayor de 60 años, lo que transformará la pirámide demográfica.
No obstante, la decisión de tener hijos es personal, debe tomarse con base en el bienestar emocional, físico, económico y social de cada individuo o pareja.
Lo importante es contar con información adecuada y acceso a servicios de salud reproductiva para tomar una decisión libre y responsable.
