Main logo

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)

El TDAH es el término actual para definir un desorden del neurodesarrollo que se presenta tanto en niños como en adultos

Escrito en OPINIÓN el

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un padecimiento neurobiológico que produce dificultad para mantener la atención y la conducta en niveles funcionales, alterando la calidad de vida de quien lo padece.

El TDAH es el término actual para definir un desorden del neurodesarrollo que se presenta tanto en niños como en adultos, compuesto de dificultades para controlar la conducta, sostener la atención y resistirse a las distracciones (Barkley, 2005).

El Manual diagnóstico y estadístico de la Asociación Psiquiátrica Americana en su versión número 5 (por sus siglas en inglés DSM-5), lo describe como:

“…un patrón persistente o continuo de inatención y/o hiperactividad e impulsividad que interfiere con el funcionamiento o el desarrollo del individuo” (p. 59).

(Foto: Unsplash)

Los avances en las investigaciones de este trastorno permiten saber más sobre su etiopatogenia, lo que no significa que se sepa la totalidad de cómo y porqué se produce, lo que genera discusiones al respecto de su existencia.

No obstante se puede afirmar que el TDAH no es consecuencia de alguna moda ni invento ocurrente, tiene gran evidencia científica, basada primero en los estudios de familiares y gemelos, y posteriormente genéticos (Acosta, 2008).

Estos han demostrado que cuenta con un fuerte componente hereditario (alrededor del 75% de los casos tienen antecedentes familiares, -Faraone, Doyle 2001-), lo que lo convierte en uno de los trastornos mentales con una base genética más clara (Riaza, et.al. 2006). 

Debido a que no se cuenta con marcadores biológicos, pruebas de imagen o gabinete que muestren al TDAH, es que las manifestaciones clínicas son la clave para el diagnóstico, para ello se identifican tres síntomas principales que lo caracterizan:

Síntomas del TDAH

Inatención

La inatención es la incapacidad de la persona para mantener y sostener la concentración durante el tiempo suficiente que permita responder en forma adecuada a ciertos estímulos.

Se manifiesta en la dificultad para hacer las tareas o trabajos que se requieren, porque la persona cambia de estímulo fácilmente, no termina o interrumpe lo que hace, no observa los detalles, no escucha, tiene dificultad para organizarse, pierde sus cosas constantemente y se olvida de hacer sus tareas. 

En suma, las personas no pueden poner atención a los trabajos que realizan y no se concentran en un solo estímulo por mucho tiempo. Cuando los niños y niñas lo padecen, presentan un bajo rendimiento académico o bien presentan ciertos problemas de aprendizaje. 

(Foto: Pexels)

Hiperactividad

La hiperactividad se caracteriza por el exceso de movimiento y de actividad sin un objetivo, control ni conciencia, en particular en situaciones en las que socialmente no es adecuado o esperado, pero también en aquellas en las cuales es permitido, como por ejemplo: mover las manos y pies

  • menearse de manera constante de un lado a otro
  • tener dificultad para planear las actividades
  • hablar en forma excesiva
  • responder de manera motriz ante los estímulos que observan, sin concentrarse en uno solo

Impulsividad

La impulsividad es la incapacidad para detenerse y reflexionar en las consecuencias de reaccionar “sin pensar” ante un estímulo, sea externo o interno.

Se observa cuando la persona siempre contesta a preguntas y da sus respuestas antes de que estas hayan sido concluidas, tiene dificultad para esperar su turno, siempre interrumpe o se mete en conversaciones o juegos de otros y no controla lo que dice. 

Lo que piensa, lo hace y lo dice sin reflexionar en las consecuencias que esto puede acarrear. Además, sigue sus impulsos al llevar a cabo acciones que a veces le pueden poner en riesgo, como subirse al techo a jugar al superhéroe sin medir los resultados de su acción.

La prevalencia en México señala que 8% de la población entre 5 y 16 años de edad lo padecen, es decir, más dos millones y medio de niños (Hospital Psiquiátrico Infantil Dr. J. N. Navarro, SSA. 2016).

(Foto: Pexels)

El TDAH es más común en niños que en niñas, siendo la proporción de que por cada 3 a 5 hombres afecta a una mujer; es más frecuente la hiperactividad e impulsividad en varones y la inatención en mujeres (INPRF, 2010 pp. 12-13). 

El TDAH es un trastorno que puede perdurar desde la niñez hasta la vejez, manifestándose crónicamente a lo largo de la vida, condicionándola no solo de quién lo padece sino también de sus familiares. 

Al no tener marcadores biológicos para el diagnóstico del TDAH, no existen pruebas de laboratorio o imagen que lo muestren y sirvan para identificarlo, si se llegaran a usar algunas, es porque el médico sospecha de otro padecimiento que deberá de ser descartado con el estudio correspondiente.

El diagnóstico, por lo tanto, es clínico, esto es que los síntomas nucleares sean evidentes de afectación a la persona, en niños tener 6 de 9 indicadores de inatención, y/o 6 de 9 de hiperactividad e impulsividad y en adultos tener 5 de 9 de esos indicadores (DSM-5).

Adicionalmente, hay que considerar 6 criterios:

  1. Estar presentes estos síntomas durante 6 meses o más
  2. Existe evidencia de que esos síntomas estaban presentes desde antes de los 12 años (para adultos).
  3. Manifestarse los síntomas en dos o más ambientes (escuela, casa, trabajo, etc.)
  4. El nivel de afectación no le permite tener una vida normal y le causa disfunción social, académica y familiar
  5. Si se compara con otros niños de su edad y de similar coeficiente intelectual, los síntomas resultan excesivos
  6. No existe otra razón médica o psicológica por lo que se comporte así

El tratamiento multimodal es el indicado, que consiste en psicoeducación para los padres, psicoterapia (cognitivo conductual) y farmacoterapia. 

Cada caso es diferente por lo que no existe un tiempo determinado, sin embargo, se puede decir que una primera fase de rigor es de mínimo seis meses a un año de tratamiento el que se requiere, en donde se hace una nueva valoración para decidir si se continúa.