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Sexualidad femenina...sobre el deseo, la excitación y el orgasmo en la mujer

Este es el primer escrito de tres que intenta abordar el enigmático y a veces inaccesible mundo de la sexualidad femenina. Iniciemos por el deseo sexual

Escrito en OPINIÓN el

Este es el primer escrito de tres que intenta abordar el enigmático y a veces inaccesible mundo de la sexualidad femenina. Iniciemos por el deseo sexual

Lo primero que no haremos es generalizar ni considerar que todas las mujeres sienten los mismos deseos sexuales. Ni en cantidad ni en variedad.

Evidentemente el deseo es singular, entre más la mujer conoce sus historias sexuales, lo que ha aprendido, el modo en que encarna su sexualidad, entre más registra sus fantasías, explora sus gustos, percibe el efecto que en ella generan las palabras, las imágenes, los cuerpos o las caricias, más desarrolla una sensibilidad sobre aquello que desea.    

Sexualidad femenina...sobre el deseo, la excitación y el orgasmo en la mujer

Es frecuente que la mujer más que desear, busque confirmar que es deseada. O mejor dicho, que su deseo sea ser deseada. Por ello, está atenta a qué desea la otra persona, cómo atraerle, cómo volverse la viva imagen de lo que ella sabe, cree o intuye, los demás quieren. 

Es decir, la mujer se construye para ser objeto de deseo, para gustar, para competir por el amor de otro, para ser elegida. A veces muestra un gran deseo sexual para lograr tan anhelada confirmación. Las mujeres no suelen pensar en qué desean del otro sino qué desea el otro. 

Las mujeres que muestran más sus propios deseos sexuales viven cierta incertidumbre acerca de si mostrarlos es aceptado, permitido, bien visto por una sociedad, grupo, familia o pareja determinada. 

(Foto: Pexels)

En la sexualidad femenina se exaltan los sentimientos amorosos, tiernos, de cuidado, no así los eróticos, la búsqueda de placer. Se aprende que lo que da placer a la mujer es dar a otros, no darse a sí misma, entregarse a los demás es lo que se exalta y admira.

Así, la sexualidad femenina suele construirse en la interioridad, el secreto, rodeada de una atmósfera de prohibición y recato.  Entre amigas se habla de modo parcial o poco genuino, debe haber mucha confianza. En la pareja cuesta trabajo hablar con apertura y aún en ámbitos terapéuticos se habla poco de sexualidad. 

La sexualidad femenina en las mujeres jóvenes

En tiempos recientes en los que muchas jóvenes presumen sus experiencias sexuales y muestran con más apertura su cuerpo, se suele experimentar una ambivalencia en torno a la expresión explícita del deseo sexual. Hay un temor a ser atacada, devaluada, desprestigiada. 

Desde que las jóvenes alcanzan la pubertad, los mensajes sexuales de los adultos están llenos de precauciones y advertencias sobre los peligros que implica ser activa sexualmente. 

El uso del condón es interferido por la necesidad de complacer a parejas que no lo quieren usar y por querer aparentar que no se tiene experiencia o no se toman decisiones claras en torno a la propia sexualidad.

Se sabe que hablar tempranamente con las jóvenes sobre su sexualidad demora el inicio de la vida sexual, lo hace más reflexivo. 

(Foto: Pexels)

Es necesario educar a las adolescentes para que ellas se sientan cómodas y seguras tomando sus propias decisiones y se queden solo con quien las respete y valore. 

También la salud se transmite vía sexual, es una fuente de

  • cercanía
  • intimidad
  • ternura
  • conocimiento
  • comunicación
  • placer
  • cariño

Todo ello se puede experimentar más si se está tranquila y ha tomado todas las precauciones debidas en modo, tiempo y elección de persona.  

Es importante dar una imagen real, humanizante, decirles que en las películas y en la pornografía se transmite una idea parcial. Desarrollar confianza y cercanía lleva tiempo. Que la intimidad sexual se construya y se vuelva placentera, también.

En muchas mujeres se da incluso un proceso de sensibilización corporal gradual pues el propio cuerpo se desconoce de modo físico y subjetivo.

En el caso de las mujeres adultas no necesariamente esto se ha logrado y cuando ya existe, cualquier práctica dentro de una relación consensuada es válida en tanto haga sentir bien a los involucrados.  El deseo sexual en la mujer va de la mano con el despliegue de su propia identidad. 

(Foto: Pexels)

La sexualidad implica un reconocimiento mutuo. Ir reconociendo y aceptando quién se es y mostrándolo al mundo. Es muy importante que los deseos de penetración, invasión, posesión y transgresión que están implícitos en la vida sexual conlleven siempre un mutuo acuerdo y resulten disfrutables para los integrantes de una relación.

No olvidemos que en la mujer madura los deseos sexuales persisten independientemente de su estado civil y a pesar de ser madre o abuela. Es necesario validar y respetar el derecho a una vida erótica placentera en todas las edades. 

En la medida que la sexualidad se ejerce activamente, el deseo se incrementa y del mismo modo, en la medida que se abandona su ejercicio activo el deseo sexual disminuye.

Una verdadera intimidad permite ir lidiando con las variaciones y vicisitudes del deseo sexual y vincularlo a otros aspectos profundos que, en el más amplio sentido, activan o desactivan el motor deseante de una persona en los diferentes momentos de su vida.

karlarocklechon@hotmail.com