En esta última entrega de información acerca de la placenta explicaremos algunos otros mitos muy difundidos entre las futuras madres.
Como ya hemos explicado la placenta es el órgano fundamental para el sostén del embarazo y es la clave fundamental para que mamá y papá se lleven a su bebé saludable a casa.
Las funciones de la placenta son poco conocidas para las personas, y existen muchos mitos en relación a este órgano sorprendente que nutre y protege al bebé por 9 meses en la mayoría de los casos.
La placenta se ha vuelto famosa por el mito de que se usa para elaborar cremas antiarrugas, champú y otros artículos de belleza.
Usos míticos de la placenta
Otra creencia que ha cobrado fuerza en los últimos años es el hecho de que la placenta tiene propiedades especiales para la madre en el puerperio.
Algunas mujeres solicitan a su médico que les entregue la placenta para enviarla a un proceso de encapsulamiento, este es un proceso de “secamiento” y pulverización de la placenta (procedimiento bastante costoso por cierto), que es luego empaquetada en cápsulas para ser consumidas durante el puerperio con la creencia de que incrementara la producción de leche.
Otras mujeres solicitan porciones del órgano en fresco “para llevar” y la consumen en licuados con otros ingredientes como leche, fresas, zarzamoras, arándanos, avena, plátano, etcétera.
Estos eventos se han vuelto tan populares que han preocupado a la comunidad médica por los riesgos potenciales para la salud.
La placenta tiene muchas funciones:
- Nutrición
- Inmunológicas: Defensa para virus, bacterias, y otros organismos agresores
- Permite la oxigenación del feto
Una vez que el embarazo ha terminado la placenta es expulsada durante una fase del parto llamada alumbramiento y en general se envía a patología para buscar daños potenciales en sus tejidos y nos da información en relación a riesgos futuros para el bebé.
En la placenta el patólogo puede encontrar diferentes tipos de daños, bacterias, hongos, parásitos o virus que fueron detenidos por la placenta con su función de barrera.
Por estos y otros aspectos es preocupante que la mujer ingiera el tejido de desecho en lo que se ha convertido la placenta una vez que cumplió su función. En diciembre del 2018, The New York Times publicó un excelente artículo explicando los motivos por lo que las mujeres no deberían comerse su placenta.
Razones para no comerse la placenta
En este texto los lectores tienen acceso a información muy trascendente en relación a esta práctica de moda. Algunas de las razones para no comerse la placenta son las siguientes:
- Las placentas pueden estar “colonizadas” por bacterias, así que la madre estaría consumiendo un tejido infestado por bacterias que pueden ser patógenas o producir enfermedad.
- La placenta humana no es como la de otros mamíferos que se la comen. El tejido placentario humano tiene características diferentes.
- La mayoría de los mamíferos no humanos tienen sexo solo con fines reproductivos cuando las hembras se encuentran en celo, además de que éstos tienen costumbres muy diferentes a los humanos y su fisiología reproductiva es totalmente diferente.
- Las prácticas salubres en humanos no tienen un fundamento en el hecho de que los animales lo hacen.
- Otra razón que utilizan los placentofagos (los que defienden esta práctica de comerse la placenta) es que “es una práctica muy antigua”. Pero esto es falso, comerse la placenta es una práctica muy reciente. Al parecer es una práctica surgida en las comunas en los años setentas.
- Parece lógico pensar que si la placenta tuviera algún valor nutricional, las mujeres históricamente se la habrían comido después de dar a luz, sobre todo en época de hambrunas, y no existen reportes al respecto.
- Actualmente las células madre del cordón umbilical y las membranas amnióticas tienen algunos usos en medicina, pero la placentofagia no.
No se debe consumir la placenta
Consumir la placenta se ha relacionado con creencias de que previene la depresión posparto, mejora el humor, la fatiga, y que incrementa la producción de leche materna.
El problema de consumir la placenta se encuentra en relación a que es más lo que desconocemos de sus efectos que lo que conocemos.
Sería incongruente pensar que la mujer que ha parido recién se preocupe por todos los medicamentos que ha de consumir, y las sustancias que contienen, como analgésicos, antibióticos, laxantes, antiinflamatorios y sus efectos sobre su salud y sobre la lactancia, y consuma con toda confianza el tejido placentario desconociendo los efectos dañinos potenciales.
Si usted está tentada a comerse su placenta ya sea en cápsulas, en licuados o a la plancha, mi sugerencia es que pregunte a su médico de confianza, busque información en la literatura y se entere de los riesgos y no solo siga la moda.