Como es conocido por todos, ha aumentado la urbanización, industrialización, tecnificación del mundo, sumado a la inseguridad en las calles y espacios recreativos, y como consecuencia ahora tenemos una población más inactiva, sedentaria y con notable disminución en la movilidad.
Varios estudios revelan que antes de la pandemia, la población infantil estaba en promedio 8 horas al día frente a un aparato electrónico. Hoy este número de horas se ha incrementado como consecuencia de la pandemia y se favoreció la disminución de la movilidad urbana, las clases vía remota y la falta de actividad social y deportiva. Varios estudios han evaluado la relación entre la actividad física y el riesgo de padecer diferentes tipos de cáncer.
Es cierto que la actividad física se utiliza en las estrategias de prevención contra determinados tipos de cáncer, en particular, para disminuir el riesgo de cáncer de colon, de mama, pero también para disminuir la obesidad. Hoy, la población en México que cursa con sobrepeso y/o obesidad es el 75% y nos ubica dentro de los países con mayores alteraciones metabólicas.
Las diferentes estrategias que se han seguido en este sentido no han sido muy exitosas hasta hoy debido a que se enfocan más en dar prioridad a mensajes de disminución de mortalidad de enfermedades cardiovasculares o para disminuir la diabetes mellitus, o bien, algún tipo de cáncer y no se han centrado en dar herramientas para crear ambientes sociales favorables, por ejemplo, seguridad en parques, incremento en el uso de escaleras en lugar de utilizar el elevador; el incentivar a tener espacios adecuados para las horas de recreo durante las clases escolares, implementar juegos, bailes y equipos en centros deportivos que motiven a tener una población cada vez más activa y por ende, con menor sobrepeso y mayor salud.
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La importancia del papel que juega la actividad física en el desarrollo o no de ciertos tipos de cáncer es cada vez más evidente. Por lo tanto, el favorecer el ejercicio físico diario permitirá reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer, principalmente de colon (cada vez más frecuente en el mundo y en población cada vez más joven), cáncer de la glándula mamaria y posiblemente también de cáncer de próstata, vesícula biliar, páncreas y de ovario. Se recomienda la práctica de una actividad física moderada, como el caminar a buen ritmo de 50 a 60 minutos diarios.
Esta caminata se puede fraccionar en periodos de 15 minutos, es decir, primero caminar a paso normal y luego, otros quince minutos a paso mayor, así hasta completar 60 minutos de paso moderado a acelerado por día. Hay que enfatizar esta actividad en grupos de riesgo, por ejemplo, en infantes cuyos padres cursen con obesidad.
Para motivar a la población es necesario identificar ambientes que favorezcan la actividad física y desarrollar programas que incluyan intervenciones basados en modelos de apoyo de psicología y que tengan implicaciones en los comportamientos sociales.
Por ello que será recomendable que participen organizaciones no gubernamentales, voluntariados, presidentes municipales, jefes de manzanas, profesores de educación básica, de educación física, padres de familia, personal de vigilancia y seguridad, etc.
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Así mismo, limitar el uso de la televisión, videojuegos, evitar permanecer sentados por tiempos prolongados. Incrementar ciertas actividades como utilizar las escaleras en lugar de un elevador, desplazarse a la tienda, escuela o fuente de trabajo caminando o disminuyendo el uso de un vehículo, si esto es posible, no utilizar el control remoto, jugar mayor tiempo con los hijos, con las mascotas. De ser posible, practicar algún deporte, como ciclismo, natación, carreras, futbol, etc.
De esta manera el alto consumo de alimentos ricos en carbohidratos como son el pan, los almidones, dulces, refrescos azucarados y el alto consumo de harinas, aunado a una menor actividad física han contribuido a tener una población con sobrepeso/obesidad, mayor incidencia de enfermedades cardiacas, enfermedades metabólicas y algunos tipos de cáncer.
Por ello, el estar conscientes y trabajar en implementar diferentes hábitos de nuestra alimentación y actividad física nos permitirán conformar un estilo de vida saludable y con ello, disminuir hoy las primeras causas de muerte en México, como son las enfermedades del corazón, diabetes y cáncer.