Dentro de las medidas de protección para evitar el desarrollo de cáncer en la piel, está sin duda, evitar la frecuente exposición a la radiación solar. Las mejores estrategias para lograr éxito en la reducción de cáncer en la piel, es fortalecer las campañas de difusión para que la población en general, desde la infancia hasta la vida adulta tengan el hábito de protegerse de la exposición constante a los rayos solares, así como educar y entrenar al personal de la salud para establecer un diagnóstico temprano y mejor manejo de las lesiones cutáneas.
Además de la radiación solar hay otros factores de riesgo para la presencia de cáncer de piel y son la exposición a radiación ionizante (por ejemplo, trabajadores en áreas que manejan máquinas de radiología, radioterapia) o bien a ciertos factores químicos como arsénico y alquitrán, entre otros. Un factor importante en nuestro medio y que puede contribuir a un mayor daño solar, es la reducción en la capa de ozono (agujero de ozono), debido a una mayor contaminación del medio ambiente, como suele observarse a finales del invierno y principios de la primavera, ocasionando con esto, que los efectos de los rayos ultravioleta o del sol, lleguen de manera más directa a nosotros y esto llevarnos a un mayor daño en la piel.
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¿Quiénes son más propensos a padecer cáncer de piel?
El riesgo de padecer cáncer de piel es mayor para personas con fenotipo de piel clara, los pelirrojos, personas que difícilmente se broncean y para aquellas personas expuestas intensamente a radiaciones ultravioleta durante la infancia. En este sentido hay que recordar que la piel “tiene memoria” y retiene a lo largo de su vida los efectos de la exposición a la radiación solar, cuya consecuencia se va a ver reflejada al llegar a la vida adulta. Es por ello que en algunos países de Europa, la incidencia de cáncer de piel sea muy elevada comparativamente con países del continente africano. Sin embargo, en Latinoamérica y particularmente México, coexisten poblaciones fenotípicamente muy diversas, por lo que, conocer la frecuencia de este tipo de cáncer, ayuda a establecer herramientas que permitan establecer medidas o programas de prevención y de diagnóstico oportuno.
¿Qué programas pueden ayudar a reducir la exposición a los rayos del sol?
En primer lugar está utilizar todos los medios de difusión y comunicación (radio, televisión, prensa escrita, videos, redes sociales) así como promocionales para que las personas se protejan del sol con el uso de sombrillas, sombreros, gorras, filtros solares y ropa con factor de protección solar, entre otros.
También es necesario incentivar a la población a realizar actividades de cualquier tipo bajo techo, o bien, en horarios con menor cantidad de exposición al sol.
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Es recomendable utilizar ropa elaborada con fibras sintéticas, ya que protegen más que las naturales; así mismo, la protección contra la radiación UV depende del espacio entre las fibras y de la densidad de la trama, así mismo saber que la protección disminuye cuando la ropa está mojada. Por ello, es recomendable impulsar a los fabricantes de ropa a difundir el grado de protección frente a los rayos solares y así crear conciencia entre la población de su uso y, a la vez que esté al alcance de todos los niveles socioeconómicos.
Hay que tener presente que en un día despejado, sin nubes o parcialmente nublado, el mayor índice de exposición a los rayos UV es a medio día y dos horas antes y dos horas después. Por lo que no es aconsejable realizar actividades físicas ni de mayor exposición solar entre las 10 a las 16 horas y así tener un margen de seguridad. Igualmente, es recomendable el uso de cremas fotoprotectoras, cuyo factor de protección solar (FPS) sea mayor a 20. El FPS indica el número de veces que el fotoprotector aumenta la capacidad de defensa natural de la piel frente al enrojecimiento solar; no necesariamente es indicativo de poder exponerse mayor tiempo al sol.
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¿Qué estrategias se recomiendan para establecer un diagnóstico oportuno de cáncer de piel?
Se recomiendan dos: en primer lugar, el autoexamen de la piel utilizando un espejo para visualizar el cuerpo completo y de ser posible, auxiliarse de una persona confiable para la exploración y visualización de las áreas posteriores del cuerpo y/o sitios difíciles de visualizar por uno mismo. La finalidad es identificarse cualquier lunar de reciente aparición, mancha o tumor que presente bordes irregulares, aumento de tamaño, cambio de coloración, ulceración o sangrado.
En segundo lugar, entrenar al personal de salud de primer nivel de contacto, tanto médicos como enfermeras, para realizar exploración de la piel en búsqueda de alteraciones cutáneas y en caso de encontrarlas, derivar al paciente con un especialista en cáncer de piel.
Hay que recordar que las mejores protecciones para evitar el daño por el sol son estar en un lugar sombreado y vestimentas de trama completa. Las nubes no son una buena protección. El sol quema más a la piel cuanto mayor es la altitud. Los reflejos de las radiaciones UV sobre la arena, el agua y la nieve aumentan la intensidad de la exposición. También hay que tener presente que las radiaciones artificiales, como las camas solares también son peligrosas y, por lo mismo, su uso debe controlarse.
De esta manera, educar a la población a no exponerse con frecuencia a los rayos solares desde la infancia dará una mayor garantía de que la reducción del riesgo de desarrollar cáncer en la vida adulta, será mayor.