La especialidad que se encarga del estudio de la piel y sus anexos ha experimentado un gran crecimiento a lo largo de la historia particularmente en los años recientes, cuando sus diferentes campos de acción han evolucionado en respuesta a las necesidades actuales.
La dimensión que la dermatología ha alcanzado se hace palpable incluso en las áreas digitales –que se han posicionado a paso veloz– para llevar a cabo desde la educación médica continua hasta la promoción de la salud, misma que –debo mencionar– es el principal objetivo de la Fundación Mexicana para la Dermatología, A.C., organización que hoy se encuentra a mi cargo.
Con un sello femenino
Transmitir información a la población sobre el cuidado de la piel y sus enfermedades, para su prevención, diagnóstico oportuno y tratamiento temprano, ha llevado el sello femenino desde los orígenes de la Fundación Mexicana de Dermatología. Aunque quizás a partir del bienio 2004-2005 la presencia de las mujeres en su dirección haya tenido un eco mayor, lo que representa una pieza importante de todo lo que se ha construido y que hoy marca el paso de esta organización.
Desde que la Fundación Mexicana de Dermatología fue creada han intervenido brillantes mujeres que le han dado fortaleza a esta organización robusteciendo sus pilares, favoreciendo todo lo que ahora representamos. Han vertido una sensibilidad, una visión diferente y más madura que abraza la era contemporánea con todas las herramientas para fortalecer la confianza y el reconocimiento a nuestra especialidad, que era necesario para lograr nuestro objetivo.
La participación de los jóvenes en el diálogo por el cuidado de la piel
El diálogo entre los dermatólogos y los jóvenes ahora lo escuchamos con un idioma más claro, que fluye de una manera más cordial a través de formas y colores empleando las artes gráficas del cómic o haciendo uso de redes sociales para que resuenen nuestros mensajes con mayor eco. Los diferentes escenarios exaltan los sentimientos de quienes representan un presente y un futuro para ayudarnos a modificar mejores hábitos en el cuidado de la piel, mediante el descubrimiento hoy en día de estilos de vida más saludables que repercutirán en mayor calidad de vida.
Ante lo dicho previamente debo reconocer el trabajo de una gran mujer, que ha sido consejera desde los orígenes de la Fundación Mexicana de Dermatología y ocupa un sitio especial en la historia de la dermatología mexicana, ella es la doctora Yolanda Ortiz que, a decir verdad, este nombre nos resuena a muchos con una mezcla de gran afecto y enorme admiración por todo lo que representó en nuestra vida formando parte de esta gran comunidad dermatológica.
Ciertamente, hay personas que dejan huella, que te transmiten mucho, que lejos de sólo enseñar se convierten en amigos. Así era ella, mujer reflexiva, apasionada, extrovertida, de gran personalidad, viajera incansable. Considerada pionera de la dermatología, particularmente en la dermatología cosmética, y experta en quimioexfoliación.
Retos actuales
En relación con los retos que enfrentan los dermatólogos hoy en día, nuestra querida doctora Yolanda Ortiz aseguraba con sabiduría que “el dermatólogo debía actualizarse constantemente ya que nuestra especialidad debía verse como una dermatología integral”, es decir, médico, quirúrgica y cosmética.
La imperiosa actualización de esta noble especialidad ahora sin duda alguna ha sido necesaria y sólo puedo decir que los tiempos difíciles la han hecho más fuerte.