El baño María es un método de cocción en el que un recipiente con alimento se coloca dentro de otro (normalmente una olla más pequeña) con agua caliente, permitiendo que el calor se distribuya de manera suave y uniforme. Esta técnica es ideal para preparar postres delicados, derretir chocolate, hacer flanes o calentar salsas sin que se quemen.
Según registros históricos aportados en un artículo de la Universidad CEU Cardenal Herrera, el baño María fue descrito por primera vez por María la Judía, una alquimista que vivió en Alejandría alrededor del siglo III d.C. Ella ideó este método para calentar sustancias químicas de manera controlada y segura durante sus experimentos.
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Incluso su figura parece estar acompañada por un halo de mitología y misterio, propio de la tradición judeo-cristiana.
"Muy poco es lo que se conoce de María la Judía, su origen parece perderse en el origen de los tiempos, especulándose con la tradición de que era Miriam, la hermana de Moisés y del profeta Aarón. En el Antiguo Testamento se dice que Miriam y Aarón murmuraron a causa de la mujer etíope que había tomado su herma-no, y Jehová como castigo expulsó a Miriam del Tabernáculo volviéndola “leprosa como la nieve”, aunque fue sanada en siete días", señala el texto del portal universitario.
La alquimia es una antigua práctica filosófica y proto-ciencia que combinaba elementos de química, física, astrología, metalurgia, espiritualismo y arte. Sus objetivos principales eran la transmutación de metales base en oro, la preparación de un elixir de la vida y la búsqueda de la piedra filosofal. Esta disciplina ha inspirado diversas obras de ficción, entre ellas FullMetal Alchemist Brotherhood.
Uso del baño María en la cocina
Durante la Edad Media, específicamente en Europa Occidental, las técnicas alquímicas comenzaron a mezclarse con la gastronomía. El método del baño María resultó perfecto para la preparación de infusiones, conservas y dulces que requerían temperaturas precisas, puesto que aseguraba la eliminación de cierto tipos de bacterias y conseguía consistencias apetitosas en los alimentos. Con el tiempo, se convirtió en una herramienta básica para cocineros y reposteros, en especial con el uso del chocolate derretido.
Según la compañía multinacional de alimentos ultraprocesados Nestlé, "Para fundir chocolate, sencillamente debemos trocear una tableta, ponerla en un bol y al baño maría. Pudiéndolo usar para un relleno de una tarta, una cobertura o simplemente para untarlo con pan".
Con esta técnica, el calor rodea el recipiente principal y se logra una cocción más pareja. Existe la tendencia en usarse tanto en recetas dulces como saladas, incluso para calentar preparaciones ya hechas como budín o panes. Es el método ideal para postres como el flan, el cheesecake o las cremas de distintos ingredientes.
¿Cómo hacer un Baño María casero?
- Llenar un recipiente grande con agua caliente (no debe rebasar la mitad).
- Colocar dentro el molde o recipiente con la preparación, procurando que no flote.
- Cocinar en horno o estufa según la receta, vigilando que el agua no hierva violentamente.
- Añadir agua caliente si el nivel baja durante la cocción.
El baño María ofrece un control del calor que no se logra con métodos directos, por lo que sigue siendo indispensable en la alta cocina, especialmente en la fabricación de postres y platillos dulces, puesto que al ser un calor indirecto y controlado por la temperatura del agua es imposible que los alimentos se calienten más allá del punto de ebullición, previniendo que se pasen de cocción o se quemen.
En química, esta técnica se utiliza para calentar sustancias que son sensibles al calor directo o que son volátiles e inflamables, ya que el baño María proporciona una temperatura más controlada por los científicos.
¿Has utilizado el baño María para cocinar?
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