Los pacientes en hemodiálisis presentan una elevada carga de enfermedad cardiovascular, responsable de más del 75% de las muertes asociadas, por lo que un ensayo clínico evaluó si la suplementación diaria con ácidos grasos n–3 podía reducir estos eventos.
El estudio asignó aleatoriamente a adultos bajo hemodiálisis a recibir cápsulas de aceite de pescado- con 4 g de ácidos grasos poliinsaturados– 3, incluidos 1.6 g de eicosapentaenoico y 0.8 g de docosahexaenoico— o un placebo de aceite de maíz. El objetivo principal fue medir la ocurrencia de eventos cardiovasculares serios: muerte cardiovascular, infarto no fatal, accidente cerebrovascular no fatal y enfermedad vascular periférica que derivara en amputación.
Participaron 1,228 adultos con una edad promedio de 64 años; 62% hombres y 37% mujeres. La investigación se llevó a cabo en 26 sitios de Canadá y Australia y tuvo una duración total de 3.5 años. El grupo que recibió aceite de pescado estuvo conformado por 610 personas y el grupo placebo por 618.
¿Qué fue lo que pasó?
Tras el periodo de seguimiento, la tasa de eventos cardiovasculares serios por cada 1,000 días paciente fue significativamente menor en el grupo que recibió aceite de pescado (0.31) frente al grupo placebo (0.61). La incidencia de eventos adversos serios no mostró diferencias significativas entre ambos grupos.
El estudio señaló limitaciones importantes; únicamente participaron personas en hemodiálisis de mantenimiento, por lo que quienes fueron transferidos a diálisis peritoneal o recibieron un trasplante quedaron fuera del análisis final. Además, los suplementos de aceite de pescado están disponibles sin receta, por lo que se desconoce si los participantes consumieron productos adicionales. También se destacó que muchos pacientes con hemodiálisis reciben menos medicamentos para reducir riesgo cardiovascular que la población general: menos del 60% reciben estatinas y menos del 10% otros fármacos para reducir lípidos.
La investigación concluyó que, entre adultos tratados con hemodiálisis de mantenimiento, la suplementación diaria con ácidos grasos poliinsaturados n–3 se asoció con una reducción significativa de eventos cardiovasculares serios en comparación con el placebo durante 3.5 años.
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