Gypsy Rose Blanchard pasó los últimos 8 años de su vida en la cárcel por asesinar a su mamá Clauddinnea “Dee Dee” Blanchard. Sin embargo, ella también es una víctima en esta historia, ya que durante toda su vida sufrió el maltrato físico y psicológico que le causó su madre, quien padecía el síndrome de Munchausen por poderes.
En 2015, Gypsy Rose planeó junto con su entonces pareja Godejohn el asesinato de Dee Dee Blanchard, el cual consumaron una noche que la joven y su mamá viajaron a Misuri. La pareja logró huir, pero poco tiempo fueron arrestados, Gypsy Roserecibió una condena de 10 años, pero logró salir de prisión el 28 de diciembre de 2023, mientras que Godejohn está condenado a cadena perpetua, pues fue él quien la mató.
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Sin embargo, esta fue la manera en la que Gypsy Rose encontró una salida tras los años de maltrato que sufrió a manos de su madre, quien sufría el síndrome de Munchausen por poderes y durante toda su infancia y adolescencia le hizo creer que estaba enferma y también la hizo mentir sobre su salud para sacar provecho de organizaciones civiles.
El síndrome de Munchausen por poderes del que fue víctima Gypsy Rose
Prácticamente toda la vida de Gypsy Rose fue entre consultorios médicos y hospitales, aunque su estado de salud era bueno. Ella ha contado a medios como BBC y la cadena estadounidense ABC que su mamá Dee Dee le hizo creer a ella que padecía leucemia, distrofia muscular, convulsiones y deficiencias tanto auditivas como visuales.
Gypsy Rose relató que en algunos casos sabía que no estaba enferma, pero su mamá la forzaba a fingir para recibir donativos y apoyos. Aunque en otros casos los padecimientos se volvieron muy reales para la entonces menor de edad, quien creyó que realmente había padecido leucemia, un tipo de cáncer muy común en niños.
“Le creí a mi madre cuando me dijo que tenía leucemia, porque me hacía tomar muchas medicinas y mi madre decía que eran para el cáncer. Ella me rapaba la cabeza y comentaba: ‘se va a caer de todas maneras, así que es mejor mantenerlo limpio’”, narró Gypsy Rose a la cadena ABC.
Era usual ver a Gypsy Rose en silla de ruedas, algunas veces usaba oxígeno e incluso llegó a ser alimentada a través de una sonda, todo esto a pesar de que no padecía ninguna enfermedad. Sin embargo, a Dee Dee le convenía mantener así a su hija, pues durante esos años se mantuvieron gracias a apoyos sociales del gobierno de Estados Unidos y a la ayuda de organizaciones como Habitat for Humanity, que les construyó una casa en Misuri, luego de que el huracán Katrina destruyó su hogar en Luisiana.
Según contó Gypsy Rose, el maltrato físico y mental empeoró conforme ella creció, pues su mamá la golpeaba y la encadenaba a la cama, lo que la hizo darse cuenta de que no estaba enferma como le hizo creer por años. Incluso al ser detenida, declaró a ABC que se sentía más libre en prisión que cuando vivía con su mamá Dee Dee, porque ahora podía ser una mujer normal.
Aunque con el paso de los años, Gypsy Rose declaró a la revista People que se siente arrepentida de haber matado a su mamá: “Nadie me oirá jamás decir que me alegro de que esté muerta o que estoy orgullosa de lo que hice. Lo lamento todos los días”.
¿Qué es el síndrome de Munchausen por poderes?
De acuerdo con MedlinePlus, el síndrome de Munchausen por poderes es una enfermedad mental que al mismo tiempo lleva a una forma de maltrato infantil, ya que la mamá, papá o cuidador del menor le inventa alguna enfermedad e incluso le provoca síntomas reales para que parezca que realmente está enfermo.
Hasta ahora no se conoce con exactitud qué causa el síndrome de Munchausen por poderes, pero hay algunas características que pueden encender las alertas de que alguien tiene este padecimiento, pues usualmente son cuidadores que están muy involucrados con los niños y parecen muy comprometidos con su bienestar, algunos de ellos trabajan en atención médica y saben mucho sobre el cuidado médico, por lo que pueden describir los síntomas a detalle.
En el caso de los niños, las señales de alerta pueden ser si el menor visita con mucha frecuencia a médicos para recibir atención médica o si ha estado mucho tiempo en el hospital. También si el niño tiene síntomas extraños que no encajan con ninguna enfermedad, si el cuidador reporta los síntomas del niño, pero casualmente desaparecen en el hospital, o si se encuentran fármacos o químicos en la orina, sangre o heces del menor.
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