Viviana tiene 19 años y desde los 3 fue diagnosticada con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH); sin embargo, eso no le impidió estudiar una carrera y destacar en la escuela. En entrevista con SuMédico, cuenta que todo empezó cuando en su familia notaron que era una pequeña más inquieta de lo normal.
“Mi mamá empezó a notar que era una niña bastante hiperactiva, por ejemplo, me decía que me sentara y yo no podía quedarme mucho en la silla y me podía decir una y otra vez, pero no me sentaba”, relata. "
Después pasó algo muy curioso, según cuenta Viviana, porque su mamá escuchó sobre el TDAH en la radio y fue cuando la llevaron con un especialista. “Me hicieron varias pruebas y me diagnosticaron un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad con trastorno de ansiedad. Esto fue a los 3 años y a los 5, comenzó mi tratamiento farmacológico”.
(Foto: Viviana)
Viviana cuenta que cuando era más pequeña tenía dificultad para concentrarse, ya que podía estar en una clase poniendo atención y de repente, querer jugar o salir.
Aumentan trastornos de atención: ambiente multitask no ayuda
En 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que a nivel mundial existe una prevalencia de TDAH del 5% y, en el caso de México, sin tener una cifra precisa, se estima que afecta a un millón y medio de niños y niñas menores de 14 años, de acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En ese mismo año se tenía el registro de un aumento del 20% en el índice de trastornos de déficit de atención en niños a nivel nacional, según Javier Enrique Torres García, psicólogo del Hospital Juárez de México.
Desde el punto de vista del también musicoterapeuta adscrito a la Unidad de Salud Mental de la mencionada institución, basta ver cómo se desarrollan los niños para entender por qué hay un aumento en los trastornos como el TDAH.
(Foto: Psicólogo Javier Enrique Torres García, HJM)
“Hoy a todo el mundo se le exige ser multitasking, estamos comiendo, viendo el teléfono, escuchando música, viendo la televisión y platicando con una persona al mismo tiempo. Nos están sobre exigiendo prestar atención a todo al mismo tiempo y este comportamiento lo aprenden los niños de los adultos, lo que afecta su desarrollo”, advierte el especialista.
El estigma, un reto para las personas con TDAH
En la experiencia de Viviana, el estigma y el desconocimiento sobre el trastorno fueron todo un reto después de su diagnóstico.
“Con mi mamá fue difícil, sé que ella pensó que tuvo la culpa en algún momento de mi diagnóstico, porque no se conoce la causa. Se sabe que puede llegar a ser genético.”, explica.
Otra parte muy difícil para la familia es que ella tenía que tomar medicamentos y cuenta Viviana que se quedaron pensando en cómo le iban a dar medicamento ya controlado a una niña de solo 5 años.
Los medicamentos no causan adicción
“En ese sentido hay mucha la incertidumbre. Me he topado con muchas mamás que no les dan el medicamento a sus niños por miedo, porque muchas veces se dice que se va a hacer codependiente o adicto y pues no, es una idea errónea”, asegura.
Al empezar a ir a la escuela, relacionarse con otros niños no fue nada sencillo para ella, pues asegura que, por su trastorno, se le complicaba hacer amigos.
(Foto: Pixabay)
“El TDAH me afectó tanto en mi vida académica como mi vida personal. Cuando era más pequeña no era tan sociable, me costaba mucho hacer amigos y jugar con otros niños. El principal problema es que sí me gustaba jugar, pero me gustaba ganar siempre, entonces cuando no ganaba, me enojaba, reclamaba y decía que no era justo”, relata.
En cuanto a la escuela, recuerda que al principio también le costó bastante trabajo, porque no podía concentrarse y se distraía fácilmente en clase. “También a la hora de las tareas, mi mamá me decía que tenía que hacerla pero yo solo quería salir a jugar, no podía concentrarme”.
“La gente etiqueta y juzga sin conocer el tema”
Otro caso similar es el de John, un chico de 14 años que fue diagnosticado con TDAH de tipo combinado a los 7 años.
“Desde antes mi intuición de madre notaba que algo pasaba en él, ya que mi hijo tenía muchas rabietas. Afortunadamente, una doctora lo diagnosticó rápidamente y me explico que, al ser combinado, podría sufrir también de ansiedad”, cuenta a SuMédico Nathalie, la madre del adolescente.
(Foto: John, diagnosticado con TDAH)
Entre lamentos, explica que esta situación no ha sido fácil en lo absoluto “y más en un mundo donde la empatía desapareció y hay mucha discriminación, la gente etiqueta y juzga sin conocer el tema”.
Nathalie relata que en la escuela es donde se presenta la verdadera prueba porque el niño tiene que enfrentar a muchas personas y algunas comprenden, otros lo juzgan y otros lo señalan, lo critican y lo tildan de loco.
“Como madre, yo siempre estuve ahí dándole ánimo, todavía se lo doy. Siempre le digo que él puede y que no podemos decaer”, detalla.
¿Qué es el TDAH y cómo afecta a quienes lo padecen?
Torres explica que el TDAH es un trastorno que se considera neurológico porque cambia el comportamiento de los niños; sin embargo, todavía no hay claridad en qué es lo que lo provoca.
Según detalla, cuando se identifican estos niños con TDAH es porque hay un comportamiento acelerado.
“Son niños que no pueden quedarse enfocados en una sola actividad. Pueden estar sentados un ratito y se tienen que levantar a correr, a jugar, no pueden estar enfocados en un solo lugar a realizar una sola actividad. Es como si estuvieran en una aceleración todo el tiempo”, indica.
Debido a esta situación, el niño no puede terminar de entender o de estudiar algo, lo que genera también cierta frustración, porque el adulto lo empieza a regañar diciéndole que no está haciendo bien las cosas.
Sin embargo, el especialista aclara que el TDAH no es un trastorno de aprendizaje y no le falta inteligencia a quien lo padece, solo hay una aceleración interna que no le permite enfocarse en una actividad.
“Los niños con TDAH son muy inteligentes, en mi caso, mi capacidad era mayor que la de una niña de mi edad, pero se compensaba con la hiperactividad y con el no poder concentrarse”, dice al respecto Viviana.
¿Cómo se diagnostica el TDAH?
De acuerdo con el psicólogo Torres, para diagnosticar a una persona con TDAH se hacen varias pruebas, desde auditivas, visuales y de inteligencia.
“Es importante destacar que no hay un mal funcionamiento en ellos, lo que pasa es que no pueden controlar el estímulo que tienen”, puntualiza el musicoterapeuta del Hospital Juárez.
(Foto: Pexels)
Existen varios tipos de TDAH, según el experto, donde se incluyen de la atención, de la hiperactividad o conjunto. También hay casos donde puede haber explosiones de emociones como la depresión y la ansiedad.
“El trastorno puede afectar el movimiento, el aprendizaje y lo emocional. Generalmente, se presenta en niños de 3 años, o incluso menos, en algunos casos también puede diagnosticarse en la adolescencia o incluso, en la edad adulta”, indica.
Por lo general los niños con TDAH tienen características como:
- Estar imaginando todo el tiempo o soñando despiertos
- Pierden las cosas con frecuencia o se les olvidan
- No consideran el riesgo de hacer alguna actividad
- Si están jugando, no esperan su turno
- Tienen dificultad para concentrarse en clases
- No pueden estar enfocados en una sola cosa
El tratamiento de TDAH debe incluir fármacos y terapia
Gracias a la ayuda psicológica y el tratamiento farmacológico, para Viviana se fueron regulando las dificultades y al entrar en la secundaria, asegura que fue más abierta, ya tenía amigos y un mejor desempeño académico.
“Esto pasó debido a que, según me explicaba el psiquiatra, llegas a un nivel donde te equilibras. En mi caso, estoy en un punto donde ya me van a quitar el medicamento, ya me puedo concentrar más y hacer mis actividades como cualquier persona”, cuenta la joven.
(Foto: Viviana)
En su caso, el tratamiento consiste en lo farmacológico y terapéutico. El medicamento le ayuda en la concentración, ya sea en la escuela o en las actividades del día a día, pero asegura que también es importante la parte del psicólogo para gestionar algunos comportamientos.
“Por ejemplo, hay niños con TDAH que llegan a interrumpir mucho cuando alguien habla o a veces no logran entender las reglas de un juego y en esos casos, la terapia te ayuda, principalmente para aprender a relacionarse con los demás. Yo estuve en terapia de los 5 a los 12 y me ayudó bastante”, dice.
Se debe trabajar mucho la parte emocional del niño con TDAH
Al respecto, Torres destaca que en el Hospital Juárez trabajan mucho la parte emocional, pues buscan entender al niño, la situación por la que está pasando en casa y si es necesario, trabajan también con la familia.
“Yo como musicoterapeuta trabajo sobre la inteligencia emocional de los niños con la música. Me enfoco en encontrar qué está viviendo el niño emocionalmente, cómo se reconoce él con lo que le está sucediendo”, indica el experto.
Desafortunadamente, el psicólogo destaca que vivimos en una cultura en la que difícilmente nos enseñan cómo expresar nuestras emociones, ya sea miedo, tristeza, alegría o afecto, de manera que es muy difícil poder sacarlo.
(Foto: Psicólogo Javier Enrique Torres, HJM)
“Pero eso no significa que no existan y si hay un niño que tiene toda esta bola de emociones, que no sabe qué hacer con ellas, seguramente tendrá un comportamiento hiperactivo”, explica.
Agrega que en terapia la prioridad es darle el lugar al niño para que pueda expresar y trabajar esas emociones, además de darle el tiempo que necesita para poderse enfocar en una tarea.
Desde el punto de vista del experto, es importante trabajar la inteligencia emocional de los niños, impulsarlos para que puedan terminar una actividad, darles caminos cortos que les permitan estructurar y tomar las cosas con paciencia.
“También se pueden llegar a dar medicamentos que les ayuden neurológicamente a tener un mayor control de sus impulsos”, detalla.
Los padres deben aprender cómo tratar a sus hijos
Viviana obtuvo muchos beneficios de tomar fármacos, aunque aclara que los medicamentos son controlados, por lo que solo los puede recomendar el psiquiatra una vez que el niño está diagnosticado. “Dependiendo de cómo va el avance, se puede ir disminuyendo la dosis o cambiar los fármacos”.
(Foto: Pixabay)
Una parte fundamental del tratamiento, según explica el psicólogo Torres, es que los padres deber aprender cómo tratar a sus hijos y también los maestros, ya que muchas veces donde se identifican más fácil este tipo de comportamientos es en las escuelas.
“La idea es poder hacer un tratamiento directamente con el niño, pero también con su entorno para que le permita darle continuidad a lo que está trabajando”, resalta.
¿Cómo afecta un diagnóstico tardío a los niños con TDAH?
Cuando no se atiende oportunamente el trastorno, puede generar más frustración, depresión y ansiedad en el niño, porque se le está demandando algo que no puede hacer por sí solo, destaca Torres.
Conforme va avanzando, se le va a dificultar la parte escolar, no va a pasar de grado porque no va a estar aprendiendo y no va a ser por una falta de inteligencia, aunque con el tiempo sí puede afectarse esa parte, según el experto.
Falta de medicamentos y especialistas complican el panorama
Viviana cuenta que se atiende en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y asegura que a veces tiene problemas para conseguir su medicamento, porque como es controlado y con receta médica, no siempre hay o se tarda en llegar, por lo que ha tenido que comprarlo por fuera.
“Esto les pasa a muchos y lo malo es que no es accesible para todos, los medicamentos son algo caros, una caja puede costar de 500 a 300 pesos”, lamenta la paciente.
En el caso de John, su madre asegura que busca informarse más sobre el TDAH, porque cree que mientras más información tenga es mejor porque lo ayuda a él, a sí misma y lo pueden ayudar más en casa porque “un problema es que no hay suficientes especialistas”.
La falta de información sobre un diagnóstico temprano es otro reto que enfrentan los pacientes, ya que, aunque en redes sociales como Facebook y Tik Tok se habla más del tema, pues según Viviana hay psicólogos que hacen videos hablando de estos trastornos, ella cree que no es suficiente.
“También hacen falta más campañas del gobierno donde se informe sobre la detección temprana, porque es un trastorno frecuente”, subraya.
“Se habla mucho de enfermedades como la diabetes infantil, pero no de las consecuencias en un niño no diagnosticado con TDAH, que puede llegar a ser un desastre en la escuela y tener muchos problemas. Falta explicarles a los niños que, si tienen un compañero con este trastorno, que sean un poco más empáticos”, agrega.
¿Cómo afectó la pandemia en el TDAH?
La pandemia por covid-19 afectó especialmente la parte del trastorno de ansiedad de Viviana. “Me preocupaba mucho contagiarme del virus o ver que la gente no usaba cubrebocas. Salir de mi casa me daba muchos nervios y ansiedad”, cuenta.
Sobre ello, Torres detalla que con la pandemia los niños con TDAH se vieron muy afectados, porque si a un niño sin el trastorno se le dificulta sentarse frente a una computadora para prestar atención, un niño que tiene TDAH posiblemente estaba ahí y a los dos minutos ya no estaba prestando atención y estaba jugando en otro lado.
Muchos esconden su diagnóstico por miedo al rechazo
Con el tiempo, Viviana ha aprendido que no porque tenga un trastorno, la hace más o menos capaz de hacer algo, ni la hace mejor ni peor persona.
“Cuando era niña el diagnóstico sí me afectó, más que nada porque ni los mismos niños con los que convivía sabían del trastorno, ni yo ni familia sabíamos cómo enfrentarlo en su momento. Ahora es algo que abiertamente le digo a quienes conozco, porque ya no me afecta ni quiero esconderlo, pero muchos si lo hacen por el miedo al rechazo y a ser discriminados”, relata.
(Foto: Pixabay)
En ese sentido Nathalie, la madre de John, señala que este año vivió un momento que marcó tanto a su hijo como a ella.
“Él ya está en la secundaria y me lo mandaron a tomar clases a distancia porque ellos no podían aceptarlo con su hiperactividad. Mi hijo estaba medicado, pero el medicamento le hizo un segundo efecto, le causó problemas en el corazón, así que ya no lo pudo tomar y su comportamiento se complicó”, relata.
Derivado de esto, John empezó a hacer cosas peligrosas para llamar la atención. "Recuerdo que ese día que nos dijeron que no iba a ir más a clase, veníamos hacia la casa y por toda la calle venía agarrando vidrio, botellas y me decía que se iba a cortar. Ahí vinieron muchas cosas para mí, mucho llanto, angustia y zozobra”, cuenta con preocupación.
En la experiencia de Viviana, se tiene el estigma de que las personas con TDAH van a estar todo el tiempo hiperactivos, haciendo cosas, hablando o jugando, pero no es así.
“Nunca me discriminaron, pero en la escuela sí me topé con maestros que se angustiaban un poco cuando se enteraban de que era una niña con TDAH, no querían lidiar con ello, pero poco a poco se dieron cuenta de que yo le echaba ganas y que estaba controlada gracias a mi tratamiento”, dice.
“No he dejado que este trastorno me afecte ni que la gente me haga menos por eso, busco darle a los demás la idea de cómo se vive realmente”, agrega.
La empatía y la compasión hacen la diferencia
A pesar de todo, Viviana ha salido adelante y aunque se enfrentó a muchos comentarios negativos a lo largo de su vida, hoy es una estudiante de excelencia, da clases de inglés y está por viajar a España a colaborar en un proyecto académico.
“Por el mismo trastorno hubo mucho estigma, comentarios de la gente, pero a mis 19 años estudio la carrera de Psicología en una de las mejores escuelas en México que es el Instituto Politécnico Nacional, soy alumna de excelencia académica, colaboro en un proyecto de investigación y si todo sale bien, me voy a ir a España en el mes de noviembre”, relata orgullosa.
“Un trastorno no me hace una persona que no puede hacer nada ni me hace imposible lograr lo que yo quiero, al contrario, creo que la vida me dio algo para que pueda seguir esforzándome”, agrega.
En palabras del psicólogo del Hospital Juárez, el que podamos tener empatía y compasión, escuchar lo que le está pasando a un niño con TDAH y comprender que quizás no la están pasando bien por su forma de ser puede hacer una diferencia.
“Hay que brindarles una escucha antes de juzgar o cuestionar. Preguntarse, ¿qué le está pasando?, ¿cómo se siente?. Los niños merecen la oportunidad de encontrar quiénes son desde su ser y no desde el deber ser”, concluye.