Síntomas como un desmayo, la presión baja, los mareos y la fatiga exagerada se atribuyen a distintos padecimientos, pero uno de los que menos se conoce y que puede afectar hasta a un 30% de mexicanos al menos una vez en la vida, es la disautonomía.
Así lo advierte en entrevista con Sumédico el doctor Jesús Antonio González Hermosillo-González, cardiólogo en el Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez y pionero en el estudio de la disautonomía y presidente de la Fundación Mexicana del Corazón.
Disautonomía, un padecimiento misterioso y olvidado por mucho tiempo
En palabras del también presidente de la Fundación Mexicana del Corazón, la disautonomía es una falla del sistema nervioso central autónomo y desafortunadamente, es una padecimiento misterioso y poco conocido que, por años, despertó poco interés en la medicina.
“Es el estudio de la alteración del sistema nervioso autónomo, que es una parte muy importante de nuestro cerebro debido a que se especializa en regular el funcionamiento de todos los órganos y sistemas más importantes, es como un director de orquesta”, asegura el experto.
El sistema nervioso autónomo se encarga de un correcto funcionamiento de las funciones vitales en nuestro cuerpo, como:
- Circulación de la sangre
- Presión arterial
- Respiración
- Digestión
- Reproducción
- Control de la temperatura corporal
“Prácticamente todo lo que nos hace seres vivos es el sistema nervioso autónomo y también es el que nos defiende de los agresores del medio ambiente, lo que llamamos estrés o estresores, permitiendo que nuestro organismo no pierda la estabilidad”, detalla el experto.
Si el sistema nervioso autónomo se ve agredido porque nuestro cuerpo está recibiendo a lo largo de nuestra vida demasiados estresores, termina por funcionar en forma inadecuada y entonces aparece una disautonomía.
“Mi abuelo era médico y yo quería ser como él”
El doctor González tuvo su formación como médico residente en el Instituto Nacional de Cardiología, donde tuvo la influencia de eminencias en la cardiología mexicana, como el doctor Demetrio Sodi Pallares, creador de la escuela de electrocardiografía mexicana.
También del propio maestro Ignacio Chávez y el doctor Manuel Cárdenas, uno de los pioneros del estudio de las arritmias cardiacas en México y Latinoamérica.
Sin embargo, una de sus principales inspiraciones, fue su propio abuelo, quien también fue un médico reconocido.
“Mi abuelo fue un médico cirujano muy destacado en la ciudad de Monterrey, incluso una calle de la ciudad lleva su nombre y se sabe que fue el primer cirujano en Latinoamérica que se atrevió a operar una carótida, que es la arteria que lleva la sangre al cerebro”, cuenta orgulloso el doctor.
Desde muy pequeño, recuerda el doctor González que oía que iban a nombrar a su abuelo doctor honoris causa de la Universidad Autónoma de Nuevo León. “En la familia eso sonaba muy emocionante, lo que me llamó la atención y desde entonces quise un día llegar a ser igual a él”, recalca.
El doctor también recibió un entrenamiento en la Universidad del Sur de California, donde se interesó mucho más en la fisiología. También estudió en Filadelfia, donde se enfocó en el estudio de las arritmias cardiacas.
En el Instituto Nacional de Cardiología, fue nombrado jefe del departamento de electrocardiografía, donde fue pionero en la electrofisiología como hoy la conocemos. Actualmente es presidente de la Fundación Mexicana del Corazón.
Pionero en el estudio de las disautonomías
El médico cardiólogo fue pionero en el estudio de las disautonomías, pues recuerda que era un tema muy poco estudiado por la comunidad médica, a pesar de que es un problema común y que puede incapacitar a quien lo padece.
El experto explica que las disautonomías pueden ser congénitas o adquiridas. Un individuo que tiene disautonomía tiene otros familiares directos que también lo tienen, pero en otros casos el padecimiento se instala por sí solo.
Generalmente, detalla, aparece como una de las enfermedades crónico degenerativas en donde las neuronas y los nervios del sistema nervioso autónomos se van dañando. A esto se le conoce como disautonomías de mal pronóstico general y pueden llegar a terminar con la vida del individuo afectado.
Hay otro grupo de pacientes en donde una enfermedad crónica como la diabetes, el Parkinson o la hipertensión arterial enferman las neuronas y los nervios, dando pie a la disautonomía. Allí es secundaria.
Desafortunadamente no tenemos cifras de cuántas personas en el país sufren de disautonomía, pero tan solo en Estados Unidos se calcula que entre 300 mil y 500 mil personas lo padecen.
En México, se estima que alrededor de 30% de la población va a tener en algún momento de su vida síntomas que le hagan pensar en una disautonomía.
¿Cómo reconocer una disautonomía?
El síntoma más común es el desmayo o perder el conocimiento, algo que los médicos conocen como síncope y que, según el doctor González, obedece a una falta de sangre oxigenada en el cerebro.
Sin embargo, el experto advierte que el desmayo es la punta de un iceberg donde hay otros síntomas que resultan incapacitantes para la persona con disautonomía. Estos síntomas incluyen:
- Mareo al cambiar de posición, como al agacharse, incorporarse o estar acostado.
- Fatiga exagerada o un cansancio que no se relaciona con la cantidad o la intensidad de ejercicio que se haga.
- Cansancio que no se alivia con el reposo; amanecer cansado y acostarse cansado.
- Trastornos del sueño, como insomnio, sueño muy superficial o interrumpido y no reparador.
- Déficit cognitivo e incapacidad para concentrarse por la falta de sangre oxigenada en el cerebro.
- Pérdida de la memoria reciente.
- Palpitaciones aceleradas y desordenadas, muchas veces estando en reposo.
- Algunas veces, dolor de pecho.
“Muchos pacientes acuden al médico y al hacerles pruebas de esfuerzo, estudios de las arterias o electrocardigrama, todo sale normal, pero el paciente asegura que se siente mal y es cuando debemos sospechar de fallas en el sistema nervioso autónomo”, recalca el cardiólogo.
Síntomas de disautonomía en el síndrome post covid son comunes
Se estima que de 30 a 40% de personas en el mundo sufre de síndrome post covid, donde los síntomas aparecen generalmente 12 semanas después de haberse recuperado de la infección.
En palabras del experto, los síntomas pueden ser muy parecidos a los que se tuvo con covid pero muchas veces son de disautonomía.
Estas molestias también se parecen a los de una encefalomielitis mialgica o síndrome a de fatiga crónica. Desde mediados del siglo pasado se conocen estos síntomas, que son comunes después de infecciones virales.
Pero el diagnóstico es difícil, porque no se ha podido demostrar que el cerebro está inflamado, solo se sospecha por los síntomas, así que no es correctamente tratado ni estudiado.
De manera que ahora sabemos que el virus que causa covid se queda en el cerebro y atraviesa la barrera que nos protege, afectando zonas muy importantes como el sistema nervioso autónomo, lo que explica por qué muchos de los síntomas de covid largo se parecen a la disautonomía.
Como presidente de la Fundación Mexicana del Corazón, una organización formada por cardiólogos del Instituto Nacional de Cardiología preocupados por la salud del mexicano, el doctor González menciona que están por echar a andar una investigación relacionada con el covid largo.
Van a tratar de identificar qué tipo de disautonomías están presentando los afectados y, sobre todo, porqué en algunas personas se eleva la presión arterial.
“Vamos a estudiar por qué algunas personas que se recuperan de covid desarrollan hipertensión arterial de nueva aparición y otros al revés, tienen una caída en sus niveles de presión arterial”, detalla el experto.
Además, esto se va a relacionar con otro factor muy importante, que son las bacterias en el intestino, conocidas como microbiota, pues según el experto, ahora sabemos que son muy importantes porque influyen en la aparición de enfermedades con un factor inflamatorio, como la hipertensión, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Los retos de ser investigador
El reto es continuo, afirma el doctor González, pues siempre deben hacerse preguntas y luego formular alguna hipótesis, tratando de responder con una investigación que confirme o descarte lo que se creía.
No obstante, uno de los principales obstáculos de la investigación en México es que hay recursos limitados y hay muchos problemas que todavía no se acaban de resolver, como las enfermedades infectocontagiosas, la muerte materna o la desnutrición.
Pero el problema más significativo en México, según el experto, son las enfermedades crónico degenerativas, como las del corazón o el cerebro, como la demencia, que alteran la calidad de vida de miles de mexicanos y cuyos medicamentos tienen un alto costo debido a que solo la industria farmacéutica invierte en desarrollarlos.
El tema de la disautonomía es otro gran reto, pues solo hay un par de clínicas que lo atienden en la Ciudad de México, mientras que las personas de provincia no tienen ninguna.
“Todos esos pacientes con disautonomía ¿a dónde van, quién les va a ayudar? Muchas veces ellos tienen que formar asociaciones para tratar de ejercer presión y que se les escuche y, sobre todo, se les dé la atención médica que necesitan”, lamenta el cardiólogo.
Los primeros marcapasos eran prácticamente un mueble
En sus más de 50 años de experiencia en la medicina, el doctor González ha visto cómo la tecnología permite tener más recursos para hacer un buen diagnóstico, para tratar con mayor eficacia y seguridad las enfermedades.
“Para un médico viejo como yo es interesante recordar lo que se tenía en los años de formación. Por ejemplo, recuerdo los primeros marcapasos, eran prácticamente un mueble, en una mesita con ruedas estaba el aparato en una caja grandota y conectado con cables al pecho del individuo”, relata.
Ahora los marcapasos son del tamaño de una moneda pequeña, con baterías que duran mucho tiempo o algunos ya ni siquiera requieren de electrodos.
El cardiólogo asegura que también ha sido muy importante el cambio en la imagenología, ya que ahora es posible ver el corazón con una tomografía cuando antes solo era posible inferir de qué tamaño era por las características del electrocardiograma.
Perder la salud, una de las peores cosas
Como médico, el experto asegura que todos los días hay una historia que marca y crea huella en la historia de cada uno de los enfermos, porque perder la salud es una de las cosas más lamentables que nos pueden pasar.
“Uno puede empobrecer, pero mientras hay salud se puede trabajar y se puede recuperar el estado económico, pero la salud es más difícil”, destaca.
No es tan costosa la receta para prevenir enfermedades
El doctor González, asegura que, como país, nos falta ser más conscientes de la prevención de enfermedades y para ello, hay muchos cambios en los hábitos que se deben hacer.
“Debemos procurar una alimentación sana y equilibrada, porque el exceso de harinas, grasas, sal y azúcares, favorece el desarrollo de enfermedades como la hipertensión arterial y las enfermedades del corazón”, menciona.
Asimismo, señala que debemos eliminar el tabaquismo, ya que también es un factor de hipertensión, diabetes y colesterol elevado.
Cuidar nuestro estado de ánimo también es muy importante, pues el estrés afecta el funcionamiento de órganos y sistemas fundamentales para la salud, como el sistema nervioso autónomo.
El ejercicio es otro hábito básico y no necesariamente requiere de ir a un gimnasio, basta con salir a caminar al menos 30 minutos al día para que el corazón no se enferme.
“No es tan costosa la receta, si podemos prevenir la enfermedad va a ser más fácil atender y dedicar recursos económicos”, concluye.