Actualmente existen un millón de personas con un diagnóstico de demencia en nuestro país, una cifra que podría triplicarse en los próximos 30 años, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por ello, cuando una persona manifiesta alteraciones cognitivas, es esencial identificar si lo que está viviendo es un episodio de delirio, o si está manifestando los primeros síntomas de una demencia.
Para poder distinguir entre el delirio y la demencia, se necesitan conocer sus diferencias, así como los factores de riesgo que pueden predisponer a una persona a sufrir o desencadenar un delirio, de acuerdo con Guillermo Dávila de la Llave, especialista en Medicina interna y Geriatría.
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¿Cuáles son las diferencias entre delirio y demencia?
Conforme lo dicho por la especialista en el Congreso Virtual Internacional de la Federación Mexicana de Alzheimer 2020, la demencia es un síndrome, mientras que el delirio es un estado confusional agudo.
Su principal diferencia es la forma en que se desarrollan, siendo la demencia una afección mental crónica y progresiva, que inicia y evoluciona durante meses; y el delirio una falla cerebral aguda temporal, que se presenta de forma fluctuante y puede durar de horas a días.
Ambos son más comunes en la tercera edad y se manifiestan con alteraciones cognitivas de la atención, el lenguaje y la percepción. La demencia muestra además alteración de la memoria, problemas de aprendizaje, cognición social y habilidad visoespacial, mientras que el delirio desorientación y alteración en los niveles de alerta.
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¿Cuáles son las causas del delirio?
De acuerdo con Dávila de la Llave, para llegar a un diagnóstico de demencia es necesario descartar la presencia de un episodio de delirio. Este padecimiento temporal es multifactorial, y sus principales causas son: hipoxia (deficiencia de oxígeno en la sangre), alteraciones en el metabolismo cerebral, inflamación sistémica, y el consumo de fármacos que afectan el sistema nervioso central.
Además, existen distintos factores de riesgo que vuelven a una persona más susceptible a desarrollar un episodio de delirio, como la presencia de demencia, déficit visual, ser un individuo dependiente de las actividades básicas, tener un historial de delirio, presentar desnutrición, tener más de 85 años, padecer insuficiencia renal, o ser un paciente grave.
Por otro lado, una persona puede sufrir delirio, independientemente de la presencia de factores de riesgo, si es que padece alguno de los factores precipitantes o desencadenantes de esta afección cognitiva, como: presión arterial baja, infección, fiebre, restricción física, anemia, toma de más de dos medicamentos que afecten el sistema nervioso central, sepsis, tener un catéter vascular o hipoxia.
¿Cuáles son los tipos de delirio?
Así mismo, para la diferenciación del delirio de la demencia, es importante conocer los tipos de delirios. De acuerdo con el especialista, existen tres tipos de delirio, estos son:
-Delirio hiperactivo: este tipo de delirio se presenta en el 30% de los casos, y se caracteriza por una actitud agitada e hiperalerta del paciente, además de mostrar conductas repetitivas, cambios bruscos de ánimo, agresividad, alteración de los sentido y alucinaciones.
-Delirio hipoactivo: en este tipo de delirio el paciente se muestra somnoliento, apático, evita el contacto visual y tiene un enlentecimiento psicomotor. Éste es uno de los delirios más difíciles de identificar debido a los síntomas, y se muestra en el 25% de los casos.
-Delirio mixto: éste es el delirio más común pues se presenta en el 45% de los pacientes y se muestra como una combinación de los delirios antes mencionados. El paciente se muestra hiperactivo en la noche e hipoactivo en el día, con alteraciones en el patrón del sueño.