MOSQUITOS

Mosquitos: amenaza de salud mundial a causa del cambio climático

El cambio climático ha ocasionado que mosquitos portadores de virus que causan dengue y chikungunya, así como fiebres preocupantes, lleguen a lugares donde nunca antes se habían encontrado

Brote descontrolado de virus e infecciones causadas por mosquitos, un problema de salud mundial
Brote descontrolado de virus e infecciones causadas por mosquitos, un problema de salud mundialCréditos: Canva
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La República de Kenia, ubicada en el este del continente africano, enfrenta una contienda con uno de los seres vivos que más problemas de salud pública ha causado a lo largo de la historia: el mosquito.

Eric Ochomo, entomólogo (rama de la zoología que se encarga de estudiar insectos) y científico que encabeza los actuales esfuerzos en primera línea de salud pública mundial sobre este problema, detalla para The New York Times que “Parece como si los mosquitos estuvieran ganando”, pues hace menos de una década, los humanos parecían haber obtenido ventaja sobre esta lucha de más de un siglo con estos insectos, sin embargo, en los últimos años ese progreso se ha estancado y retrocedido.

Los insecticidas usados desde la época de 1970 para rociar casas y mosquiteros con el fin de proteger a las personas durante la noche, se han vuelto menos eficaces; los mosquitos han evolucionado para sobrevivirlos. Debido a esto, los casos de malaria y las muertes por esta enfermedad van en aumento.

El cambio climático ha ocasionado que mosquitos portadores de virus que causan dengue y chikungunya, así como fiebres preocupantes, lleguen a lugares donde nunca antes se habían encontrado. El dengue ahora se transmite en Frorida y Francia. El verano pasado se registraron los primeros casos de paludismo de transmisión local en 20 años, con nueve casos en Florida, Maryland y Texas.

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La situación presenta nuevos desafíos en lugares que históricamente han tenido estos mosquitos y, al mismo tiempo, otros lugares van a enfrentarse a nuevas amenazas debido a factores climáticos y medioambientales”, dijo Ochomo a The New York Times.

Un gran problema de salud pública a nivel mundial

La malaria es la enfermedad que a más personas ha matado a lo largo de la historia de la humanidad. Los escalofríos con temblor y fiebre alta son algunos de los sintomas de esta enfermedad que reporta cada año cerca de 290 millones de personas infectadas y más de 400,000 muertes, detalla Mayo Clinic.

En América Latina hubo más brotes de dengue en el primer semestre de este año que en todo 2022 con un reporte de más de tres millones de casos. Por su parte, Bangladés sufre el brota más grande de su historia, con 120,000 casos finales de agosto. Los casos de muerte e infecciones de chikungunya y otras infecciones transmitidas por mosquitos han empezado a aumentar en muchas regiones del mundo.  

Expertos afirman que la proliferación de los riesgos hace necesaria y urgente la búsqueda de un método que proteja a las personas de todos los mosquitos, que ayude a la defensa contra la malaria, el dengue, la fiebre amarilla y cualquier otro patógeno.

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No obstante, hasta la fecha, la mayor parte del dinero destinado a esas iniciativas ha procedido de países con altos ingresos y filántropos privados, pero el financiamiento se han estancado. Diversos investigadores afirman que cada vez resultaba más difícil conseguir la inversión que necesitan para realizar ensayos a gran escala de métodos nuevos.

Trabajo para futuras soluciones

Aún frente al panorama desolador, Ochomo es el investigador principal de dos grandes ensayos clínicos de investigaciones contra los mosquitos. En este proyecto de 33 millones de dólares, los investigadores prueban la eficiencia de los repelentes espaciales tanto en zonas de riego de dengue como de paludismo, detalla The New York Times. 

Aunque muchos socios industriales clave hayan decidido retirar su apoyo por cuestión de "bajas ganancias”, Ochomo y su equipo han recibido los datos de la mitad del ensayo clínico de los repelentes espaciales que han desarrollado con resultados dispositivos en familias con paludismo. Si esa tendencia se mantiene, el próximo reto será convencer a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de que avale el uso de estos repelentes espaciales y, luego, al gobierno keniano de que los compre.

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(Con información de The New York Times, Mayo Clinic)