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Prueban droga psicodélica para combatir ansiedad

Investigación de la Universidad de NY prueba este tipo de estupefacientes y una terapia de nueve meses para que el paciente lleve una vida mejor.

Escrito en ESPECIALIDADES el

Le trajeron la pastilla blanca en un cáliz de barro. Antes se había tomado de las manos con sus dos terapeutas y expresado confianza en el efecto de la píldora. Se la tragó, se acostó en un sillón con los ojos cubiertos, y esperó. De repente, se produjo una sensación súbita, única.

"El mundo estaba hecho de joyas y yo me encontraba en una cúpula. Rodeada de colores brillantes, que parecían un caleidoscopio, vio que la cúpula se abría y dejaba entrar una luminosidad increíble, que hacía que todo se viese más hermoso", relató Nicky Edlich, de 67 años, su primera experiencia con una droga psicodélica el año pasado.

El estudio de la Universidad de Nueva York (NYU) en que participó Edlich es uno de varios que se llevan a cabo en Estados Unidos y otros países empleando drogas como LSD, MDMA (éxtasis) y psilocibinos, el principal ingrediente de los hongos psicodélicos. Las investigaciones están en sus etapas preliminares.

El estudio trata de determinar si la droga puede complementar los nueve meses de psicoterapia que recibe cada participante. El objetivo de la terapia es que los pacientes lleven una vida mejor en el tiempo que les queda.

Durante el estudio el paciente consume drogas dos veces (psilocibina una sola vez), en el mismo salón donde recibe terapia psicológica. Edlich llevó fotos de su hijo, sus nietos y su compañero. La acompañaron dos terapeutas en los que confiaba, que estarían con ella mientras durase la experiencia.

La ceremonia se hizo siguiendo un viejo ritual, incluido el uso del cáliz y tomarse de las manos.

Después de ingerir la pastilla, Edlich se puso a hojear un libro de arte durante una media hora, a la espera que la droga hiciese efecto. Luego se recostó en el sofá y escuchó música con audífonos, con los ojos cubiertos.

Ross dijo que las tres personas que participaron hasta ahora en el estudio dicen sentirse mejor, con menos ansiedad y menos miedo a la muerte. No se han percibido reacciones negativas de ningún tipo. La idea es estudiar en total a 32 personas.

Para los investigadores, se trata de otra prueba de que las drogas alucinógenas podrían ayudar a los médicos a combatir condiciones como la ansiedad asociada con el cáncer y problemas de estrés postraumático.

"Hoy hay más investigaciones psicodélicas que nunca antes en los últimos 40 años, afirmó Rick Doblin, director ejecutivo de la Asociación Multidisciplinaria de Estudios Psicodélicos, que paga por algunos de esos estudios.

Agregó que más de mil 200 personas asistieron a una conferencia en California sobre ciencia psicodélica a mediados de abril.

Las investigaciones no son sencillas, señaló, porque el gobierno no aporta demasiado y a las empresas farmacéuticas no les interese invertir en un producto que no podrán patentar.

"Sigue habiendo mucha resistencia", dijo David Nichols, profesor de química medicinal de la Purdue University y presidente del Instituto Heffter, que apoya el estudio de la NYU. "Los hippies de los 60 y la cobertura que le dio la prensa a estas drogas dejó un sabor amargo en el paladar del público".

"Cuando le dices a alguien que estás tratando a una persona con psicodélicos, lo primero que piensa es en los hippies", manifestó.

La sala de la NYU donde tomó por primera vez la droga no tiene nada especial. En las paredes hay fotos de paisajes y de arte abstracto, una mesa con flores y una vasija con frutas junto a una ventana. Junto al sofá hay una alfombra oriental.

"La idea es crear un ambiente similar al de una sala de estar", que lo relaje a uno, expresó el líder del estudio, Stephen Ross.

Edlich, quien tuvo que dejar de enseñar francés en una escuela privada a raíz del cáncer, apostó a las drogas psicodélicas porque le preocupaban varias reincidencias de su cáncer de ovarios y le tenía miedo a la muerte y al sufrimiento que su condición podría causarle a su familia.

"Sentía una profunda tristeza porque se me acababa la vida", comentó.

Un estudio del 2008 indicó que 14 meses después de haber ingerido una sola dosis de la droga, la mayoría de los voluntarios sin enfermedades que participaron en el proyecto dijeron que todavía sentían el efecto y se comportaban mejor debido a la experiencia. Afirmaron asimismo que la droga había producido una de las cinco experiencias espirituales más fuertes de sus vidas.