Una investigación de la revista Nature arrojó que varios “autores” que firmaban artículos en revistas del propio grupo Springer Nature resultaron ser científicos inexistentes.
El hallazgo revela una falla estructural en los sistemas globales de evaluación y publicación científica. Aquí en Sumédico te explicamos este escándalo que cimbró a la comunidad científica de los Estados Unidos.
Autores falsos, la fábrica de textos online
El proceso periodístico de investigación ocurrió cuando la editorial contactó a las universidades supuestamente afiliadas, estas respondieron que ninguna de esas personas ha formado parte de su personal.
Las fábricas de artículos crean perfiles, identidades y coautorías falsas que logran pasar los filtros de revisión y edición. En algunos casos utilizan identidades de personas fallecidas antes de las publicaciones. Algunos autores falsos o reales recomendaban revisores para su artículo durante el proceso de revisión, lo que facilitaba su aprobación.
"(...) verificar la identidad es difícil porque los editores de las revistas, los revisores y los autores suelen comunicarse a distancia a través del correo electrónico o de sistemas de envío de manuscritos. Las publicaciones científicas se basan principalmente en la confianza. Se está debatiendo si se deben adoptar medidas más estrictas, como exigir el uso de correos electrónicos institucionales o iniciar sesión con un sistema que utilice credenciales universitarias, e incluso solicitar documentos como pasaportes o permisos de conducir", señala el estudio.
Ante este panorama, la mayoría de editores han adoptado una serie de contramedidas para evitar esta clase de fraude:
- Uso de correos institucionales oficiales
- El cotejo de la lista de investigadores con universidades reconocidas
- Búsqueda de publicaciones anteriores por parte de los autores
- Confirmación de contribuciones al artículo de todas las personas señaladas como autores
Sin embargo, estas comprobaciones de identidad corren el riesgo de excluir a los académicos que no trabajan en una institución conocida, así como a los investigadores que están iniciando su carrera y a las personas de países de ingresos bajos y medios que no disponen de correo electrónico institucional.
Otro factor para señalar es que las identidades ficticias son solo un ejemplo de fraude de identidad. Las personas y las fábricas de artículos también pueden suplantar a científicos reales, haciéndose pasar por autores, revisores o editores invitados para colar trabajos de mala calidad o inventados en revistas.
También se han documentado casos de manipulación de citas, asignaciones de autoría dudosa o estándares inapropiados de autoría en revistas más amplias.
El tema de autores falsos o atribuciones engañosas en publicaciones científicas es complejo y preocupante para la integridad de la ciencia. Nature, parte del mismo conglomerado que publica las revistas afectadas, asume públicamente que su propio sistema de revisión por pares es vulnerable y ahora es necesario mejorar el proceso de revisión para que no se vulnere la integridad de la investigación. Por ello, un artículo de Springer Nature (editora de Nature) advierte que aunque se piense lo contrario, las revistas de alto impacto también pueden publicar fraude.
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