Cada año, el 29 de octubre se conmemora el Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo para visibilizar el papel esencial del trabajo de cuidado (pagado y no pagado) en la sociedad, promover la equidad de género y fortalecer sistemas de apoyo inclusivos.
En México, el Sistema Nacional de Cuidados es un conjunto de políticas, programas y acciones articulados para garantizar los derechos de todas y todos aquellos que necesitan y brindan cuidados. Este sistema está siendo impulsado por varias organizaciones de la sociedad civil, con el objetivo de visibilizar la brecha de género en esta clase de políticas públicas, según el Centro de Estudios Espinoza Yglesias.
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La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha documentado una crisis de los cuidados caracterizada por una demanda creciente de cuidados, potenciada por el envejecimiento de la población y exacerbada por los efectos del cambio climático, que supera ampliamente los servicios, infraestructura y personas para proveerlos.
Por ello, aquí en Sumédico te explicamos todas las aristas alrededor del tema de cuidados en América Latina.
Enfrentar los retos del envejecimiento exige avanzar hacia una sociedad del cuidado
Según datos de la propia CEPAL, para 2050 la proporción de personas mayores de 60 años en la región se duplicará, al pasar de los 98 millones actuales a 183 millones, representando el 25% de la población total. Aún más crítico es el crecimiento del grupo de personas de 80 años y más, que en 2050 llegarán a 37 millones, un 5% de la población total, triplicando su actual proporción.
El trabajo de cuidado es indispensable para el funcionamiento de las sociedades, desde el cuidado infantil, hasta la atención de personas mayores, enfermas o con discapacidad.
"Todas hemos cuidado y hemos sido cuidadas", explica la periodista Daniela Rea, en su libro Fruto.
Sin embargo, vale la pena resaltar que las mujeres realizan gran parte del trabajo de cuidado no remunerado a nivel mundial, puesto que se estima que el 76% del trabajo de cuidado no remunerado es realizado por mujeres, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es decir, hijas cuidando a sus padres, hermanos o abuelos.
"El trabajo de cuidados, tanto remunerado como no remunerado, es fundamental para el futuro del trabajo decente. El crecimiento demográfico, el envejecimiento de la población, los cambios en las familias, la situación de subordinación de la mujer en el mercado laboral y las deficiencias de las políticas sociales exigen una acción urgente por parte de gobiernos, empleadores, sindicatos y la ciudadanía para la organización del trabajo de cuidados", señala el organismo internacional.
Las condiciones de trabajo para quienes realizan cuidados remunerados a menudo son precarias: bajos salarios, falta de protección, informalidad y desigual en materia de género. En otras palabras, sin sistemas de cuidado robustos y equitativos, se dificultan el acceso al trabajo remunerado, la igualdad de género y el desarrollo de sociedades sostenibles.
Enfermedades como cáncer, Parkinson, Alzheimer, diabetes, entre otras, requieren de cuidados permanentes y especializados por parte de la familia y especialistas de salud.
Promover sistemas de apoyo, reconocimiento laboral y políticas públicas que incluyan servicios de cuidado de calidad es clave para avanzar hacia la equidad.
Frente a este panorama adverso, el organismo internacional propone avanzar hacia la sociedad del cuidado, un nuevo paradigma que prioriza la sostenibilidad de la vida y el cuidado de las personas y del planeta, y que reconoce los cuidados no solo como una necesidad a lo largo del ciclo de vida, sino también como un derecho humano, un bien público, un trabajo y un sector dinamizador del conjunto de la economía.
Esta nueva concepción tiene las siguientes características:
- Centros de cuidado infantil asequibles
- Centros de día para personas mayores
- Transporte seguro
- Hospitales y servicios de salud al alcance de toda la población
Por ello, los integrantes de la CEPAL firmaron el Compromiso Tlatelolco en agosto pasado, el cual una ruta de acción para 10 años en el futuro, con América Latina y el Caribe en el plano, con el propósito de acelerar el logro de la igualdad sustantiva de género y la sociedad del cuidado mediante transformaciones en los ámbitos político, económico, social, cultural y ambiental.
“El derecho humano al cuidado, que incluye el derecho de las personas a cuidar, a ser cuidadas y a ejercer el autocuidado, sobre la base de los principios de igualdad, universalidad y corresponsabilidad social y de género y, por lo tanto, como una obligación del Estado y una responsabilidad que debe ser compartida por las personas de todos los sectores de la sociedad, los hombres y las mujeres, las familias, las comunidades y el sector privado”, enfatiza el acuerdo.
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