Conforme pasan los años es normal que el cerebro se vaya deteriorando, por lo que es fundamental conocer las actividades que te ayudan a proteger este importante órgano, sobre todo después de los 60 años.
El envejecimiento cerebral no tiene que ser sinónimo de deterioro cognitivo. Neurocientíficos han descubierto que ciertas actividades pueden estimular la neuroplasticidad la capacidad del cerebro para formar nuevas conexiones incluso en la tercera edad.
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¿Cuáles son las actividades para proteger tu cerebro después de los 60 años?
Con el aumento de la esperanza de vida, mantener una mente ágil se ha convertido en prioridad para millones de personas. Estas son algunas actividades que ayudan a proteger tu cerebro después de los 60 años:
- Aprender habilidades completamente nuevas
El cerebro se fortalece cuando se enfrenta a desafíos desconocidos que requieren concentración sostenida. Estudios del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento demuestran que aprender idiomas, tocar un instrumento musical o dominar tecnología digital después de los 60 crea nuevas redes neuronales. Estas actividades estimulan simultáneamente múltiples áreas cerebrales: memoria (hipocampo), coordinación (cerebelo) y función ejecutiva (lóbulo frontal).
- Ejercicio físico regular con componente aeróbico
Caminar rápido, nadar o bailar no solo benefician al corazón; aumentan el flujo sanguíneo cerebral y promueven el crecimiento del hipocampo (área clave para la memoria). Investigaciones de la Universidad de Pittsburgh revelan que adultos mayores que hacen 150 minutos semanales de ejercicio moderado tienen un volumen cerebral mayor que sus pares sedentarios.
Actividades como el tai chi son especialmente valiosas por combinar movimiento, equilibrio y concentración. Importante: el efecto protector es acumulativo, por lo que la constancia supera a la intensidad. Incluso jardinería o subir escaleras cuentan si elevan tu ritmo cardíaco durante al menos 10 minutos continuos.
- Juegos estratégicos y rompecabezas variados
El ajedrez, crucigramas, sudokus y juegos de cartas estratégicos como el bridge ejercitan el pensamiento lógico y la memoria de trabajo. Sin embargo, neuropsicólogos de la Clínica Mayo advierten que la clave está en la variedad: alternar entre juegos numéricos, espaciales y lingüísticos activa diferentes redes cognitivas.
- Socialización activa y conversaciones profundas
Charlar superficialmente no basta; investigaciones de Harvard muestran que discusiones intelectuales, debates y hasta discrepancias cordiales generan mayor actividad cerebral que interacciones banales. Unirse a clubes de lectura, grupos de debate o voluntariados exige al cerebro procesar información compleja mientras maneja dinámicas sociales.
La soledad crónica, en cambio, eleva el riesgo de Alzheimer en un 40%. Actividades como enseñar habilidades a jóvenes o participar en coros comunitarios son especialmente beneficiosas, pues integran transmisión de conocimiento, coordinación y emociones positivas. El simple acto de recordar y compartir historias personales también fortalece la memoria episódica.
- Prácticas de meditación y mindfulness
La meditación regular puede aumentar el grosor cortical en áreas relacionadas con la atención y reducir la atrofia cerebral típica del envejecimiento. Un estudio publicado en NeuroImage demostró que adultos mayores con 8 semanas de entrenamiento en mindfulness mejoraron significativamente en pruebas de memoria y flexibilidad cognitiva.
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