Cada 12 de mayo, el Día Mundial de la Fibromialgia nos recuerda la dura realidad que enfrentan millones de personas: vivir con un dolor persistente, difuso, muchas veces incomprendido y, por años, sin un tratamiento claro. Hoy, gracias a los avances en neurociencias, sabemos que una parte crucial del tratamiento no está solamente en el cuerpo, sino en cómo el cerebro interpreta y amplifica ese dolor.
La fibromialgia es una condición caracterizada por dolor crónico generalizado, fatiga, problemas de sueño y niebla mental. Y aunque por mucho tiempo fue tratada como un misterio médico, hoy sabemos que el problema no radica en los músculos, sino en el sistema nervioso central: el cerebro se vuelve hipersensible, activando vías del dolor sin una lesión real que lo justifique.
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Aquí es donde entra un nuevo paradigma: la terapia de reprocesamiento del dolor (Pain Reprocessing Therapy o PRT), que nos muestra que la manera en que enfrentamos y entendemos el dolor puede modificar la forma en que el cerebro lo percibe.
Fibromialgia: el dolor también se aprende... y se puede desaprender
El dolor crónico no siempre es una señal de daño físico. A veces es el resultado de una alerta que quedó “encendida” en el cerebro. En la fibromialgia, esta alarma se mantiene activa incluso cuando no hay una causa física evidente. Pero la buena noticia es que el cerebro es plástico, es decir, puede reorganizarse y cambiar con base en nuevas experiencias.
La terapia de reprocesamiento del dolor trabaja justo en esa capacidad. Enseña al paciente a identificar cuándo el dolor proviene de una amenaza real y cuándo es una falsa alarma del sistema nervioso. En vez de luchar contra el dolor o temerle, se le observa con curiosidad y aceptación. Esta nueva actitud cambia el mensaje que recibe el cerebro: “ya no hay peligro”.
Y cuando el cerebro deja de interpretar esas señales como amenazas, las vías neuronales que generan dolor comienzan a desactivarse. La actitud con la que se enfrenta el dolor tiene un impacto neurobiológico real. Sentir seguridad, calma y comprensión modifica la respuesta cerebral y disminuye la intensidad del dolor.
Una herramienta indispensable en el manejo moderno del dolor crónico
Este enfoque se ha convertido en una pieza clave dentro de las terapias contemporáneas del dolor crónico. No se trata de decir que “todo está en la mente”, sino de reconocer que la mente tiene un papel poderoso en cómo se manifiesta el dolor en el cuerpo. Ignorarlo es dejar fuera una parte esencial del tratamiento.
La evidencia ya lo respalda: pacientes con dolor crónico tratados con PRT han logrado reducciones significativas en sus niveles de dolor, al grado de poder recuperar su funcionalidad, su movilidad y, sobre todo, su esperanza. Es una terapia segura, sin efectos secundarios y que empodera al paciente, devolviéndole el control sobre su cuerpo.
Reentrenar el cerebro, recuperar la vida
La fibromialgia sigue siendo un reto, pero ya no estamos sin opciones. Hoy contamos con herramientas como la terapia de reprocesamiento del dolor, que nos invitan a mirar más allá de lo físico, a entender el dolor como una experiencia compleja que puede cambiar desde adentro hacia afuera.
En el marco del Día Mundial de la Fibromialgia, invito a pacientes y profesionales a abrir la mirada. El dolor no es solo una señal que llega al cerebro; es también una historia que el cerebro cuenta. Y si cambiamos esa historia, podemos cambiar el final.
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