¿Tienes rutinas tóxicas? Tus hábitos podrían estar alimentando tu ansiedad. Muchos de tus hábitos no son “manías”, son respuestas a una mente que vive en alerta constante. La ansiedad no siempre se nota, pero se siente. Entonces, ¿los hábitos pueden crear ansiedad? Sí. Y esta es la explicación desde las neurociencias.
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¿Tienes rutinas tóxicas? Tus hábitos podrían estar alimentando tu ansiedad
Según el Instituto de Neurociencias Aplicadas (INA), la ansiedad es una condición compleja que puede tener múltiples factores, incluyendo la genética, el entorno, las experiencias traumáticas y los desequilibrios químicos en el cerebro.
Los hábitos también pueden tener un impacto en el cerebro y en la experiencia con la ansiedad, ¿por qué? Porque los hábitos son comportamientos repetitivos que se vuelven automáticos gracias a la formación de conexiones neuronales en el cerebro, las cuales se fortalecen con la repetición y se vuelven más eficientes con el tiempo.
Por ejemplo, si la mayor parte del tiempo nos estamos enfocando y concentrando demasiado en pensamientos negativos y preocupaciones, nuestra amígdala cerebral se puede activar y liberar hormonas del estrés, generando síntomas de ansiedad o ira que hacen que las emociones se apoderen de nosotros.
Además, existen otros hábitos, como el ingerir alimentos con mucho azúcar o tomar bebidas estimulantes como el café, que también pueden sobre activar el sistema nervioso y generar un mayor estado de alarma cerebral.
Otros ejemplos de hábitos que pudiste desarrollar por ansiedad y no te habías dado cuenta son: Buscar estar ocupada/o 24 horas/7 días a la semana para no dar cabida a pensamientos; leer la mente de los demás, asumir e interpretar; evitar el contacto visual; sentir que te juzgan o te observan; pensar siempre en negativo; imaginar las peores situaciones posibles; planificar todo a detalle, evitando la improvisación; tener todos los escenarios cubiertos con mil planes; y huir ante cualquier amenaza.
El INA señala que que si bien los hábitos pueden ser parte de los generadores de un cuadro ansioso, estos no son la única causa de la ansiedad, y si bien pueden influir en ella, al afectar la forma en que el cerebro procesa y responde a las situaciones, al establecer hábitos saludables y adoptar estrategias de afrontamiento eficaces pueden evitar estos cuadros de ansiedad.
Entonces, ¿cómo reducir la ansiedad?
Evitar pensamientos catastróficos e irracionales, romper con creencias controladores y futuristas, trabajar técnicas de respiración, realizar 20 minutos de ejercicio al día, consumir más alimentos ricos en triptófano que favorezcan al bienestar cerebral e incluso contar con la ayuda de un especialista en salud mental, pueden reducir la ansiedad y promover un mayor bienestar mental.