Las piedras en los riñones, conocidas médicamente como cálculos renales, son masas sólidas formadas por cristales que se separan de la orina y se acumulan en las vías urinarias. Este padecimiento, que afecta principalmente a personas entre 20 y 50 años, se ha incrementado notablemente en las últimas décadas debido a cambios en los hábitos alimenticios y al aumento en los índices de obesidad.
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Quienes han experimentado un cólico renal lo describen frecuentemente como uno de los dolores más intensos que puede sufrir un ser humano, comparable con el dolor del parto.
Todo lo que debes saber sobre las piedras en los riñones
La formación de estos cálculos es un proceso complejo que involucra múltiples factores, desde la predisposición genética hasta elecciones cotidianas en nuestro estilo de vida. Cuando la orina contiene más sustancias formadoras de cristales -como calcio, oxalato y ácido úrico- de las que el líquido puede diluir, comienza un proceso de nucleación donde estas partículas se unen para formar piedras de diferentes tamaños y composiciones. Comprender este mecanismo es fundamental para implementar estrategias preventivas efectivas.
¿Qué tipos de cálculos renales existen?
Existen cuatro variedades principales de piedras renales, cada una con causas y características diferentes. Los cálculos de calcio, que representan aproximadamente el 80% de todos los casos, se forman cuando el calcio se combina con oxalato o fosfato en la orina. Las piedras de ácido úrico aparecen cuando la orina es persistentemente ácida, condición común en personas con gota o que consumen dietas ricas en proteínas animales. Los cálculos de estruvita, más frecuentes en mujeres, se relacionan con infecciones urinarias recurrentes, mientras que los de cistina son hereditarios y menos comunes. Identificar el tipo de cálculo mediante análisis de laboratorio es crucial para diseñar un plan preventivo personalizado.
¿Cuáles son los síntomas principales?
El síntoma más característico de las piedras renales es el cólico nefrítico, un dolor intenso y fluctuante que comienza en la espalda o el costado y se irradia hacia la parte inferior del abdomen y la ingle. Este dolor suele acompañarse de náuseas, vómitos, sangre en la orina (hematuria) y una necesidad constante de orinar. Cuando las piedras obstruyen el flujo urinario parcial o completamente, pueden provocar infecciones graves, daño renal permanente e incluso sepsis si no se tratan oportunamente. La expulsión espontánea de cálculos pequeños suele ocurrir naturalmente, pero las piedras mayores de 5 milímetros generalmente requieren intervención médica.
- Factores de riesgo modificables y no modificables
Entre los factores no modificables destacan el sexo (los hombres tienen el doble de probabilidades de desarrollarlas), los antecedentes familiares y condiciones médicas como la enfermedad de Crohn o la cirugía de bypass gástrico. Sin embargo, los factores modificables representan la gran oportunidad para la prevención: la deshidratación crónica, las dietas altas en sodio, proteínas animales y azúcares refinados, la obesidad y el sedentarismo aumentan significativamente el riesgo. Ciertos suplementos como la vitamina C en dosis excesivas y algunos medicamentos para migrañas o depresión también pueden promover la formación de cálculos en personas susceptibles.
- Estrategias de prevención basadas en evidencia
La medida preventiva más importante es mantener una hidratación adecuada, consumiendo entre 2 y 3 litros de agua diariamente para producir orina diluida que dificulte la cristalización. Reducir el consumo de sal a menos de 2,300 mg por día disminuye la excreción urinaria de calcio, mientras que moderar las proteínas animales previene la acidificación de la orina. Para quienes han tenido cálculos de oxalato de calcio, se recomienda limitar alimentos ricos en oxalatos como espinacas, nueces y chocolate. El consumo moderado de calcio alimenticio (no suplementos) es protector, ya que se une a los oxalatos en el intestino impidiendo su absorción.
¿Cuándo buscar ayuda médica?
Es crucial consultar a un urólogo o nefrólogo cuando se experimenta dolor lumbar severo, fiebre con dolor lumbar, sangre visible en la orina o dificultad para orinar. El tratamiento depende del tamaño, ubicación y composición del cálculo: las piedras menores de 5 mm suelen expulsarse espontáneamente con analgesia e hidratación, mientras que las más grandes pueden requerir litotricia por ondas de choque, ureteroscopia o nefrolitotomía percutánea. Los análisis de la piedra expulsada y estudios de sangre y orina de 24 horas permiten identificar las causas específicas y establecer un plan personalizado para prevenir recurrencias, que ocurren en el 50% de los casos en 5 años sin tratamiento preventivo.
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